TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

domingo, 16 de diciembre de 2018

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 16 DE DICIEMBRE DEL 2018, 3º DEL ADVIENTO -DOMINGO DE GAUDETE- (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)

«MAESTRO, ¿QUÉ DEBEMOS HACER NOSOTROS?»


Lc. 3,10-18

     En aquel tiempo, la gente le preguntaba a Jesús: «Entonces, ¿qué debemos hacer?». Él contestaba: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
  Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: «Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?». Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido». Unos soldados igualmente le preguntaban: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?». Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga».
     Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
     Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.

Otras Lecturas: Sabiduría 3, 14-18a; Salmo 12; Filipenses 4, 4-7

LECTIO:
     La alegría profetizada por Isaías encontrará su plenitud en Jesús. Cada uno tendrá que reconocer cuáles son sus desiertos, sus yermos, sus páramos; y poner biográficamente nombre a la ceguera, la sordera, la cojera o la mudez que nos embargan. Pero es en toda esa situación donde hemos de esperar a quien viene para rescatarnos de la muerte, de la tristeza, del fatalismo.
     Somos llamados a testimoniar ante el mundo esa alegría que nos ha acontecido, que se ha hecho también para nosotros el Rostro, la Carne y la Historia de Jesucristo: id y anunciad no las fantasías que se os ocurran, sino lo que estáis viendo y oyendo. Así hicieron los primeros cristianos, y así transformaron ya una vez el mundo.   Entonces la alegría deja de ser un lujo conquistado o un pose fingido, y se convierte en una urgencia, en una evangelización, en un catecismo. Esta es la alegría que esperamos y que se nos dará por quien está viniendo. Una alegría que no nos podrán arrebatar, como ya profetizó Cristo  (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm-Arzobispo de Oviedo)

MEDITATIO:
     La liturgia de este tercer domingo de Adviento nos ayuda a descubrir nuevamente una dimensión particular de la conversión: la alegría. Quien se convierte y se acerca al Señor experimenta la alegría... El apóstol Pablo exhorta así a los cristianos filipenses: «Alegraos siempre en el Señor». (Papa Francisco)
     Hoy se necesita valentía para hablar de alegría, ¡se necesita sobre todo fe! El mundo se ve acosado por muchos problemas, el futuro gravado por incógnitas y temores. Y sin embargo el cristiano es una persona alegre, y su alegría no es algo superficial y efímero, sino profunda y estable, porque es un don del Señor que llena la vida. Nuestra alegría deriva de la certeza que «el Señor está cerca». Está cerca con su ternura, su misericordia, su perdón y su amor. (Papa Francisco)

ORATIO:
     Señor Jesús,que bautizas en el Espíritu Santo: tú nos sumerges en la vida misma de Dios, nos comunicas el Espíritu que habita en ti, el Espíritu cuyo fruto es la caridad, el gozo, la paz, la paciencia, la benevolencia, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre, el dominio de sí.

Abre Señor mi corazón.
Ayúdame , a compartir mi vida, mi tiempo
y las cosas y valores que me concedes.

CONTEMPLATIO:
«Maestro, ¿qué debemos hacer nosotros?»
     La conversión implica para Juan un cambio de vida por eso la pregunta concreta es válida para todos hoy ¿Qué bebemos hacer? El cambio se debe notar concretamente en la fraternidad y la justicia: el que tenga bienes que los comparta con el que no tiene; el que tenga alimentos que los comparta con el que no tiene. No se trata sólo de dar cosas sino de dar lo que ayude para tener vida y conservar la vida.
     Hoy se necesitan creyentes con ilusión, que vivan su fe, sean solidarios, ayuden, comprendan acepten la realidad con la alegría y la seguridad de que Dios está con ellos. A cuantos se ocupan de Dios y de su reino, nada debe preocuparles. La alegría de que Dios está por llegar hará llevadera la espera hoy y feliz el día del encuentro.
Dispongamos nuestras vidas para aceptar, para vivir y gozar de ese extraordinario don que Dios nos hace: renacer a la alegría, al gozo de compartir, a la BUENA NOTICIA. Viene encarnando en ti y en mí una nueva vida.


   No hay mejor manera de manifestar nuestra gratitud a Dios y a los hombres que aceptar todo con alegría. Un corazón ardiente de amor es necesariamente un corazón alegre. No dejéis nunca que la tristeza se apodere de vosotros hasta el punto de olvidar la alegría de Cristo resucitado. Continuad dando Jesús a los demás, no con palabras sino con el ejemplo, por el amor que os une a él, irradiando su santidad y difundiendo su amor profundo, id por todas partes. Que vuestra fuerza no sea otra que la alegría de Jesús. Vivid felices y en paz. Aceptad todo lo que él da y dad todo lo que él toma con una gran sonrisa (Madre Teresa).

1 comentario:

  1. Juan Bautista que proclama a Jesús ya próximo entre los hombres y prepara el camino del Señor, acoge todas las preguntas que le hacen en ese momento. Preguntas que quizás algunos no esperen que les dé la respuesta.
    Primero pregunta el pueblo pobre, humilde y sencillo. Los que no tienen casi nada que ganar ni perder. ENTONCES ¿QUÉ HACER?
    Que vivamos el momento presente. Es lo que más nos preocupa en el día a día, la comida y el sustento para poder vivir dignamente.
    También se preguntan los hombres y mujeres de su tiempo, buscadores incansables desde su realidad de pecadores, de pobres de solemnidad, despreciados por los demás y que se han ido a bautizar al Jordán.
    Maestro, qué hacemos nosotros. Le llaman maestro, y sobre todo contesta Juan, como un auténtico maestro desde la humildad y sencillez de la vida. No seáis demasiado exigentes ni rigoristas. Sed buenos de corazón. Sembrad de esperanza los caminos de la tierra, el orden establecido, luchar por la justicia...
    También están los militares, ellos también buscan el Rostro de Cristo. También preguntan y se preguntan ¿Qué hacemos nosotros?
    Juan va al grano: No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino contentaos con la paga. Sed de corazón bueno y aceptad lo que tenéis, no se os meta en el corazón la tentación de tener más, de poseer más, de buscar el éxito. Contentaos con lo que ahora tenéis porque el Señor está cerca.
    La expectación del pueblo es grande. El asombro se apodera de nosotros ante lo que viene en ese momento de la historia y que no saben lo que le deparará.
    Todas nuestras preguntas tienen una búsqueda del corazón y un nombre: JESÚS. “Yo os bautizo con agua” pero este bautismo es una figura del Bautismo de Jesús en el Espíritu Santo que provoca en nosotros la verdadera conversión del corazón. Ser de Jesús, para ser entrega a los empobrecidos
    Ante Él, ante Jesús, el Mesías “no soy digno de desatarle la sandalia” Se habla aquí del Bautismo en el Espíritu Santo con su fuego que nos recuerda aquel grito de Jesús; “He venido a traer fuego a la tierra y ojalá estuviera ya ardiendo. El Espíritu Santo es el fuego del Amor de Dios en nosotros, que viene a que arda una humanidad que muere de frío y soledad.

    +Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

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