Carta de las Monjas
Mercedarias Descalzas de Santiago
Ante las
informaciones aparecidas en distintos medios de comunicación relativos a unos
hechos acontecidos en nuestro Monasterio, la Comunidad de Madres Mercedarias
Descalzas de Santiago quiere manifestar, para público
conocimiento y aclaración, lo siguiente:
El pasado
sábado 23 de enero de 2016, hemos sido informadas a través de un requerimiento
judicial de que cinco hermanas de nuestra Comunidad debían prestar declaración
en los Juzgados de Santiago por una denuncia de detención ilegal, sin que, en
ningún momento, previamente, nuestra Orden hubiera recibido información o
denuncia alguna acerca de presuntos comportamientos delictivos en sus 300 años
de existencia, ni por parte de organismo judicial ni de persona particular.
Lógicamente, ello ha producido gran perplejidad, dolor y
consternación en el seno de nuestra comunidad.
Somos una
Comunidad de monjas Mercedarias Descalzas, una Comunidad de mujeres consagradas
a Dios en el seno de la Iglesia Católica, dedicadas fundamentalmente a la
oración, a la escucha y meditación de la Palabra de Dios, a la adoración y
glorificación de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Actualmente,
tras los últimos acontecimientos, formamos la comunidad siete hermanas de tres
nacionalidades: España, India y México, o sea, que es una pequeña comunidad
universal, llena de alegría y variedad cultural.
La vida de
una Mercedaria descalza se describe con dos trazos muy sencillos: oración y
fraternidad. Las Hermanas compartimos la misma llamada de Dios que en cada una
se manifiesta de modo particular. Todo, aquí, gira en torno a la búsqueda de
Dios, a quien hemos dado primacía en nuestra vida. Este camino sólo se recorre
en la medida en que recorremos ese otro por el cual vamos aprendiendo a ser
hermanas, a compartir cuanto somos y tenemos. Y todo esto en el marco de una
vida sencilla; trabajamos para vivir y dedicamos tiempo a la lectura y el
estudio.
Desde la vocación contemplativa os
aseguramos que el sufrimiento del mundo, de cada hombre, los más cercanos y los
más lejanos no nos dejan indiferentes porque nuestra oración se extiende a toda
la humanidad. Desde nuestra pequeña comunidad intentamos dar respuesta al
sufrimiento del mundo con nuestra oración, acogida, y pequeños gestos
solidarios. Y así podríamos seguir dando razones por las que la vida
contemplativa tiene plena actualidad.
Hace más de
15 años quisimos facilitar el desarrollo de la vida contemplativa a distintas
jóvenes vocaciones extranjeras, algunas jóvenes de Kerala (India) y de México,
algunas de las cuáles ahora son monjas de votos solemnes y otras fueron
descubriendo con el paso del tiempo que el Señor las llamaba a otro tipo de
vocación en la Iglesia y en el mundo. Damos gracias a Dios, por cada una de estas
Hermanas tanto las que han perseverado como las que libre y voluntariamente
decidieron dejar la vida religiosa; todas han sido un don de Dios, por su
espíritu ferviente y misionero. La formación de estas jóvenes fue una tarea
entrañable y con la ayuda de Dios la Comunidad salió adelante. Hoy están muy
integradas, llevan el peso de esta comunidad. Incluso una de las que
recientemente ha decidido, después de un período de discernimiento, abandonar
la vida monástica, fue Vicaria (segundo oficio en importancia en la comunidad
por su responsabilidad) durante seis años, incluso Superiora de la Comunidad en
funciones durante un tiempo. Y posteriormente estuvo encargada del torno
conventual, donde se atienden las comunicaciones con el exterior y se entra en
relación con todas las personas que acuden al Monasterio. Todos los cargos y
tareas intracomunitarios son elegidos democráticamente para un período de tres
años, al término de los cuáles se procede a otra elección de las distintas
responsabilidades.
En estos
tiempos en los que nos cuesta aceptar los compromisos a largo plazo y en los
que la fidelidad parece cuestionada como valor, la perseverancia en la vocación
y la humilde presencia de un monasterio como el nuestro (dedicado a la oración
y a la contemplación) suponen sin duda, un testimonio muy hermoso para todos
los creyentes.
Es verdad que puede haber muchas personas
que no comprendan el sentido de este género de vida y sus tradiciones y
costumbres. Pero esto sería mirar muy superficialmente nuestra vida. No
obstante, pedimos, tanto a las instituciones como a las personas y medios de
comunicación, respeto hacia esta forma de vida consagrada en la Iglesia y
verdad ante unas informaciones que no han reflejado correctamente los hechos
acaecidos.
Queremos
manifestar nuestra gratitud a todas las personas que de un modo u otro nos han
hecho llegar su apoyo y nos han mostrado su cercanía… Más allá del dolor y la
consternación que esta situación nos produce, seguimos confiando en el Dios de
la Misericordia, que acoge y perdona; y queremos seguir expresando nuestro
deseo de servirle a Él y a los hermanos desde nuestro carisma mercedario en
esta ciudad del Apóstol, y hacemos llegar a todos un agradecido y fraternal
abrazo desde el corazón de María, nuestra Madre, de vuestras hermanas
Mercedarias Descalzas.
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