Queridos
hermanos y hermanas en el Señor:
La
celebración del DOMUND nos recuerda cada año que la Iglesia es misionera por su
misma naturaleza. Existe para anunciar el amor de Dios que se ha revelado a
los hombres en Cristo. Para la Iglesia, y para cada uno de los bautizados,
evangelizar es un don y una tarea inexcusable. El Evangelio es una noticia imposible
de callar cuando se lleva en el corazón. Un corazón tocado por el Evangelio lo
grita a todos, para que todos puedan experimentar el mismo gozo de creer.
"La misión –nos recuerda el Papa en su mensaje para este año- no es
proselitismo o mera estrategia; la misión es parte de la "gramática"
de la fe, es algo imprescindible para aquellos que escuchan la voz del Espíritu
que susurra "ven" y "ve". Quién sigue a Cristo se convierte necesariamente en misionero, y
sabe que Jesús «camina con él, habla con él, respira con él. Percibe a Jesús
vivo con él en medio de la tarea misionera» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 266).
Hace cincuenta años, el concilio Vaticano
II trató sobre las misiones y nos regaló su doctrina sobre la actividad
misionera de la Iglesia en el Decreto "Ad Gentes". Es un documento
que no ha perdido nada de su actualidad y sigue marcando la reflexión sobre el
ser misionero de la Iglesia. Sería un buen momento para leerlo o releerlo en un
clima de meditación y de compromiso
Este año el DOMUND se celebra también en el contexto del Año dedicado a la Vida
Consagrada. Si evangelizar es tarea de todos, hemos de reconocer que los consagrados, a lo largo de la historia, han
sido vanguardia en la evangelización, también como portadores del Evangelio
a hombres y países donde no se conocía a Jesús. Pero no es justo utilizar
verbos en pasado para hablar de la tarea evangelizadora de la Iglesia y, más
concretamente, de la de los consagrados. Hoy son miles los consagrados que
siguen en países de misión haciendo presente la obra de la gracia de Dios. Los
misioneros siguen siendo la avanzadilla
de la Iglesia; no hacen ruido, y, desgraciadamente, los recordamos y
agradecemos su labor cuando surgen graves problemas humanitarios; entonces nos
damos cuenta que ellos estaban en la primera línea.
El
lema de esta campaña, "Misioneros de la misericordia" nos invita
también a mirar al próximo Año Santo dedicado a la misericordia que
comenzará en Roma el próximo día 8 de diciembre, y en nuestra diócesis el día
13 del mismo mes. Los misioneros son hombres y mujeres, cristianos, que llevan
a todos la misericordia de Dios. El Evangelio que anuncian es una invitación a la conversión del corazón, a
creer en la fuerza del amor que se expresa con claridad en el perdón. El
amor todo lo hace nuevo, por eso el Evangelio es una fuerza que abre los
caminos del progreso humano y social. Los misioneros al llevar el Evangelio a
los demás están sembrando la semilla de una nueva civilización del amor.
Predicar el Evangelio no es incompatible con la atención a las necesidades
humanas de los hombres, ni con la denuncia de las desigualdades y de la injusta
e injustificable pobreza, todo lo contrario. La acción humanitaria de los
misioneros es una exigencia de la fe, un fruto del ser mismo de Dios que es
misericordia. La misericordia no es un estilo o una forma de comportamiento es
la esencia misma del Evangelio, es el corazón de Dios…
El afecto a
nuestros misioneros, y a las misiones en general, hemos de expresarlo también
mediante la ayuda material para sus necesidades, compartiendo nuestros bienes en favor de la obra que
realizan. Os invito a ser generosos en nuestra aportación a las misiones con
motivo del Domund. En este sentido, quiero agradecer su generosidad a tantas
personas, junto a las organizaciones que en nuestra diócesis dedican su tiempo
y su ayuda a mantener y apoyar proyectos en el Tercer Mundo. Que Dios os lo
pague. Os animo a no desfallecer en esta hermosa tarea.
Encomendemos toda la acción misionera de
la Iglesia a la Virgen Madre y modelo de todo misionero, para que ella con su
maternal ternura acompañe el camino de la Iglesia llamada a ser portadora de la
misericordia de Dios a todos los hombres.
Con mi
afecto y bendición.
+ Ginés García Beltrán-Obispo de Guadix
No hay comentarios:
Publicar un comentario