Adorar mientras el
mundo duerme
El adorador nocturno de Jesús
Sacramentado es un bautizado que hace lo posible por imitar a su divino modelo:
Jesús. En el silencio de
la noche hace compañía al Redentor, presente en el Santísimo Sacramento.
En la soledad nocturna el adorador se
descubre indigno, se
postra ante su Señor. Ora
por los pecados y faltas de amor de todos los hombres.
En esa hora de adoración recuerda a Jesús, que en el huerto de los olivos pide
por todos sin excepción, y Él, siguiendo la enseñanza divina, encuentra la
forma de amar, con el mismo amor de Jesús a favor de todos los hombres.
Pedir por los pecados propios y del mundo.
Con esa Sangre que el adorador nocturno recoge del rostro adorable de Jesús, repara
tantas ofensas, tantas injurias, tantos pecados con que se ofende a Dios todos
los días, repara los pecados de nuestra patria y los pecados del mundo entero. A través de su vigilia, el adorador nocturno no permite que
ningún hermano en el mundo entero esté solo, ya que siempre será
puesto en la presencia real de Jesús para su conversión, su salvación, su
santificación; para mayor gloria de Dios y bien de nuestras almas.
El adorador nocturno abandona las comodidades de su hogar
con la finalidad de pasar una noche en el templo,
en medio de muchas incomodidades, sufrimiento en algunas veces las inclemencias
estacionales; se
sacrifica por sus hermanos, por seres desconocidos,
entregados quizás a la disipación, al pecado y hasta al crimen.
Por todos va a pedir. También por el enfermo
que sufre en el lecho, quejándose tal vez de su soledad; no
está solo, el adorador nocturno desde la iglesia le acompaña y pide al Dios de
las misericordias consuelo y perdón por sus pecados, para que alcance una
muerte dichosa en los brazos de CRISTO REDENTOR
+Monseñor Luis Martínez Flores
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