DICIEMBRE
: COMO UN NIÑO
Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar
Reflexiones que nos animen y ayuden a encontrarnos con Jesús
sacramentado y descansar en su corazón
… de Niño, que pide cariño y amor, de
la mano de María y José.
RECIBIR EL REINO DE DIOS COMO UN NIÑO
Lucas 2, 12: “Encontraréis
un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”… Mateo 18, 3: “Si
no os hiciereis como niños no entraréis en el reino de los cielos”… Isaías
66 12-13: “Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las
rodillas las acariciarán; como un niño a quien su madre consuela, así os
consolaré yo.”
San Juan
Pablo II, 2 de julio de 1989, nos enseña a ponernos en
manos de María para ser niños:
“El Espíritu ha plasmado la
santa humanidad de Cristo: su cuerpo y su alma, con toda la inteligencia, la
voluntad, la capacidad de amar. En una palabra, ha plasmado su corazón. La
humanidad de Cristo es también obra de la Virgen. El Espíritu plasmó el Corazón
de Cristo en el seno de María, que colaboró activamente con Él
como madre y como educadora. Como
Madre, Ella se adhirió consciente y libremente al proyecto
salvífico de Dios Padre, siguiendo en un silencio lleno de
adoración, el misterio de la vida que en Ella había brotado y se desarrollaba. Como
educadora, Ella plasmó el Corazón de su propio Hijo, introduciéndolo,
junto con San José, en las tradiciones del pueblo elegido, inspirándole el amor
a la ley del Señor, comunicándole la espiritualidad de los
“pobres del Señor”. Ella lo ayudó a desarrollar su inteligencia y seguramente
ejerció influjo en la formación de su temperamento.”
Santa
Teresa del Niño Jesús nos muestra el caminito, en
carta a su Hna. María del Sagrado Corazón, 17 de septiembre de 1896.
“Lo que agrada a Dios
es verme amar mi pequeñez y mi pobreza, es la esperanza ciega que tengo en su
misericordia. He aquí mi único tesoro. Para amar a Jesús, para ser
su víctima de amor, cuanto más débil se es, sin deseos ni virtudes, tanto más
cerca se está de las operaciones de este amor consumidor y
transformante. El solo deseo de ser víctima basta, pero
es necesario consentir en permanecer siempre pobres y sin fuerzas, y
he ahí lo difícil, porque ¿dónde encontrar al verdadero pobre de espíritu? “Hay
que buscarle muy lejos”, dijo el salmista. No dijo que hay que buscarle entre
las grandes almas, sino “muy lejos”, es decir en la bajeza, en la nada. ¡Ah,
permanezcamos, pues, muy lejos de todo lo que brilla, amemos nuestra pequeñez,
deseemos no sentir nada; entonces seremos pobres de espíritu, y
Jesús irá a buscarnos, por lejos que estemos, ¡y nos transformará en llamas de
amor! La confianza, y nada más que la confianza, es la que
debe conducirnos al amor”.
Insiste en el mismo camino a su
hermana Leonia, 12 de julio de 1896:
“Te
aseguro que Dios es mucho mejor de lo que tú crees. Se contenta con una mirada,
con un suspiro de amor. En cuanto a mí, la perfección me parece muy fácil de
practicar, porque he comprendido que no hay que hacer más que ganar a Jesús por
el corazón. Dios se hace mendigo de nuestro amor. Nos
manifiesta que las más pequeñas acciones, hechas por amor, son las que cautivan
su corazón. ¡Ah, si hubiese que hacer grandes cosas, cuánto se nos debería
compadecer! ¡Pero qué felices somos, puesto que Jesús se
deja encadenar por las más pequeñas! ¡Es
tan dulce ayudar a Jesús con nuestros ligeros sacrificios, ayudarle a salvar
las almas que él redimió al precio de su sangre y que sólo esperan nuestro
socorro para no caer en el abismo!”
San Manuel
González nos enseña a acudir al Sagrario para ser
niños. Obras completas 1127-1128:
“Corazón de Jesús
Sacramentado, en oración perpetua ante el Padre celestial,
enséñanos a “hacer todo orando”, esto es, hablando contigo, dándote gusto,
contando con tu misericordia o echándola de menos. Si
heridos y maltrechos de los combates de la tentación, del dolor y del pecado,
nos fuéramos al primer Sagrario que encontráramos y repitiéramos con fe y con
ahínco de humilde confianza al Jesús bueno que allí mora, es decir, si orásemos
en el Sagrario como se oraba en el Evangelio, estemos ciertos de que las
maravillas de curaciones y resurrecciones del Evangelio se repetirían en cada
Sagrario”.
Dejémonos cuidar de San José
como niños, Papa
Francisco, “Patris Corde”: 2 Padre en la
ternura: José vio a Jesús progresar día tras día «en sabiduría, en
estatura y en gracia ante Dios y los hombres» (Lc 2,52). Como hizo el Señor con
Israel, así él “le enseñó a caminar, y lo tomaba en sus brazos: era para él
como el padre que alza a un niño hasta sus mejillas, y se inclina hacia él para
darle de comer” (cf. Os 11,3-4).
Jesús vio la ternura de Dios en José”.
Promesas
del Corazón de Jesús a Santa Margarita M.ª de
Alacoque: “Todos los divinos tesoros
estarán abiertos para ellos”.
Preguntas para
el diálogo y la meditación.
■
En
la vigilia, ¿descanso como un niño en el Corazón de Jesús Sacramentado?
■ ¿Medito la unidad de la
infancia espiritual con la pequeñez de Jesús escondido en el Sagrario?
■ ¿Vivo la intimidad con san
José para crecer en la amistad con Jesús, María y los hermanos?
Oración de abandono del Beato Carlos de Foucauld
Padre
mío, me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo
agradezco,
estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en Tus
manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.
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