TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 24 de julio de 2021

LA ADORACIÓN NOCTURNA, DE LA ACCIÓN A LA ORACIÓN


   «¡Qué menos que una noche al mes acompañemos a Jesús!» Lo dice Álvaro Ridruejo, un joven arquitecto de 30 años, casado y padre de familia, que pertenece a la Adoración nocturna en la diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño.

La Adoración nocturna, un tiempo para intimar con Jesús

   Álvaro siente que Dios, como padre, quiere a cada hijo en su sitio y reconoce que a él le ha «encajado» en esta realidad de la Iglesia que en lugar de la acción se dedica a la oración. Se trata, explica, de «un conjunto de personas que nos reunimos a rezar». Y luego matiza, se «procura hacer grupos pequeños para que el Señor durante la noche pase muchas horas velado».

  En definitiva, la Adoración nocturna «tiene un componente de mucha intimidad con Jesús». Se trata de revivir aquellos momentos en los que Cristo estaba solo en el Huerto de los Olivos. Él nos interpela como hizo con sus discípulos: «¿no podéis velar una hora conmigo?».

  Entre los recuerdos de Álvaro, «la adoración maravillosa» en el aeródromo de Cuatro Vientos, hace ahora 10 años, en la JMJ Madrid 2011. Allí estábamos -señala- más de un millón de jóvenes y fue un momento de comunión pero a la vez de intimidad de Cristo con cada uno.

  «Uno cuando descubre a Cristo, cuando se encuentra con Cristo, descubre lo que es la vida. No hay vida fuera de Dios».

  «Es cierto que para encontrarse con Cristo hay que dar un pequeño paso, tirarse a la piscina, que no siempre es fácil, pero por cada paso que tú das, Él da cien».

   En datos

  Álvaro ha sentido como los laicos también son llamados personalmente por Dios. De Él reciben una misión en favor de la Iglesia y del mundo. El laicado es la primera vocación en la Iglesia.  Todos los bautizados reciben esa vocación en su bautismo, una llamada al compromiso cristiano en medio de las circunstancias ordinarias de la vida: en el trabajo, en la familia, en las relaciones humanas, en los problemas y dificultades, en el servicio a los demás.

  Los laicos tiene su lugar en el mundo profesional, social, económico, cultural y político. Pero a la vez son corresponsables, junto con los ministros ordenados y con los religiosos y las religiosas, de la misión de la Iglesia.

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