“Sin la resurrección, vana sería la vida del hombre y
de la humanidad”
¡Feliz Pascua!, queridos amigos, ¡Cristo
ha resucitado!
Cada día de esta
Octava Pascual que culmina con el Domingo de la Divina Misericordia forma parte
del Día grande, la Pascua, y es razón de felicitarnos con todo el gozo de
sabernos tan amados por Dios.
Deseo para todos
vosotros que la alegría de la Pascua y la exuberante acción de gracias que
provoca en nosotros llene vuestros corazones de esperanza para vivir la vida
con el gozo de Dios que estimula la entrega más noble y generosa.
La gran noticia
para el mundo es que Jesucristo,
verdadero hombre y verdadero Dios, ha resucitado. Este
acontecimiento único marca la historia de la humanidad, puesto que la renueva por dentro. Desde ahora
es una nueva creación. También hoy sigue siendo la mejor noticia. Sin la
resurrección vana sería la vida del hombre de la humanidad. En el siglo XXI los
cristianos, testigos de este hecho, lo proclamamos al mundo.
El Señor Jesús
está vivo y reina glorioso para siempre por su victoria sobre el pecado y sobre
la muerte. ¡Alegrémonos porque Cristo ha resucitado!
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