«ESTA VIUDA POBRE HA ECHADO EN LAS OFRENDAS MÁS QUE NADIE…»
Mc. 12. 38-44
En aquel tiempo, Jesús decía a sus
discípulos instruyéndolos: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con
amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de
honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los
bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una
condenación más rigurosa».
Estando Jesús sentado enfrente del tesoro
del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban
mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante.
Llamando a sus discípulos, les dijo: «En verdad os digo que esta viuda pobre ha
echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque
los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
Otras Lecturas: 1Reyes 17.10-16; Salmo 145; Hebreos
9,24-28
LECTIO:
…Jesús
la vio, y la ensalzó hasta el punto de colocarla como ejemplo. Exactamente
igual que vio a los letrados y los puso de contraejemplo. Nada escapa a la
mirada de Dios.
¿Qué
es lo que Jesús vio en esta viuda? Que lo había dado todo.
Por poco que fuera, eso era cuanto tenía. El premio de esta mujer estaba en la
paz y en la falta total de agobio asfixiante, de zozobra angustiosa, porque
vivía en la libertad de quien nada tiene que defender porque todo lo ha
entregado ya.
Curiosamente, los que viven así tienen esa
felicidad que imposiblemente pretenden alcanzar aquellos que se resisten a
darlo todo. Y aquí resalta la paradoja evangélica: quien entrega, tiene, quien
retiene se quedará sin nada.
…Darlo
todo, gratuitamente, como gratis lo hemos recibido, y también nosotros
experimentaremos que las promesas de Jesús no son vacías.
Somos lo que somos ante Dios y nada más. (+
Fr. Jesús Sanz Montes, ofm).
MEDITATIO:
El episodio del Evangelio de este domingo
se compone de dos
partes: en una se describe cómo no deben ser
los seguidores de Cristo; en la otra, se propone un ideal ejemplar de cristiano.
Jesús, hoy, nos dice también a nosotros
que el metro para juzgar no es la cantidad, sino la plenitud. Hay una
diferencia entre cantidad y plenitud. Tú puedes tener tanto dinero, pero ser
una persona vacía. No hay plenitud en tu corazón. Pensad esta semana en la
diferencia que hay entre cantidad y plenitud. No es cosa de billetera, sino de
corazón… Amar a Dios «con todo el
corazón» significa confiar en Él, en su providencia, y servirlo en los hermanos
más pobres, sin esperar nada a cambio. (Papa
Francisco)
Ante las necesidades del prójimo, estamos
llamados a privarnos de algo
indispensable, no sólo de lo superfluo; estamos llamados a dar el tiempo
necesario, no sólo el que nos sobra; estamos llamados a dar enseguida sin
reservas algún talento nuestro, no después de haberlo utilizado para nuestros
objetivos personales o de grupo. (Papa
Francisco)
ORATIO:
Señor Jesús, enséñanos la generosidad y el
abandono confiado de los pobres en el espíritu.
Ayúdanos
a comprender y valorar
la actitud de esa viuda que dio
más que todos los demás,
porque dio todo lo que tenía.
la actitud de esa viuda que dio
más que todos los demás,
porque dio todo lo que tenía.
CONTEMPLATIO:
Contempla
como Jesús:
…observa a los escribas que viven para el
público y a la viuda pobre que pone amor en lo que da. También nos mira, en nuestro interior, en el
modo de hacer y pensar… ¿Qué espera de mi? Compartamos con el Señor los
sentimientos, los deseos, las dificultades que queremos mejorar... Contémosle nuestras cosas. Confiemos y esperemos.
Céntrate
en Jesús:
Miremos qué dice, qué
hace, qué dicen de Él… y mirémonos nosotros
mismos. ¿También dedicamos a la oración el tiempo que nos sobra?
¿También entregamos en la Iglesia, en la comunidad el tiempo y el dinero cuando
nos sobra? ¿Qué significa para nosotros eso de “ha echado todo lo que tenía
para vivir?
■… Es grande el que toma de lo
poco de que dispone, puesto que en la balanza de la justicia divina no se pesa
la cantidad de los dones, sino el peso de los corazones […]Ningún gesto de
bondad queda privado de sentido ante Dios, ninguna misericordia queda sin
fruto. Son diversas, a buen seguro, las posibilidades que él ha dado a los
hombres, pero no son diferentes los sentimientos que reclama de ellos. Valore
cada uno con diligencia la entidad de sus propios recursos, y que los que más
han recibido den más (S. León
Magno).
Marcos nos sigue hablando de las condiciones interiores del seguimiento de Jesús. No nos podemos quedar en la religión de la exterioridad, de los ropajes vistosos, de hacer las cosas para que nos vean, de la pura y dura vanidad, de los que viven sólo en la epidermis de la religión con Dios y con los hermanos, sin llegar a lo profundo del corazón; sin embargo aquella pobre viuda observada, no le importa ponerse a la cola y quizás dar una pobre moneda que casi hace el ridículo de los que compiten por ser importantes y por ser más que los demás en todo. Ella no se compara, entrega lo que tiene. No busca brillar sino entregar la vida. No sabe de vanidad sino de necesidad. Sabe que Dios sólo nos pide que entreguemos lo que somos y lo que tenemos. No nos pide milagros. La eficacia de una vida está en dar y darse desde la pobreza y la profunda humildad del corazón, que es lo único que conquista maravillosamente el Corazón de Cristo. No existe otra verdad más humana que son los pobres los que nos enseñan la verdadera relación con Dios y a entregar la vida desde “signos pobres” que siempre conmueven el Corazón de Dios.
ResponderEliminarLa viuda lo dio todo, no se ahorró nada para sí. Sabe que la generosidad no es dar, sino darse. Puede haber gente que dé mucho, pero siempre de lo que le sobra de dinero, de tiempo, de dedicación… Hay otras personas, como decía la Madre Teresa de Calcuta, que dan hasta que les duele. Es un amor generoso y sacrificado. Es un amor que observan los ojos limpios de Jesús que sabe apreciar los sentimientos y las motivaciones del corazón humano.
+Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres