TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

viernes, 15 de diciembre de 2017

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 17 DE DICIEMBRE DE 2017, 3º DEL ADVIENTO - DOMINGO DE GAUDETE- (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)


«YO SOY LA VOZ QUE GRITA EN EL DESIERTO: “ALLANAD EL CAMINO DEL SEÑOR”»


Jn. 1.6-8. 19-28
     En aquel tiempo, surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.  No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. Y éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: « ¿Tú quién eres?». Él confesó y no negó; confesó: «Yo no soy el Mesías».
     Le preguntaron: « ¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?». Él dijo: «No lo soy». « ¿Eres tú el Profeta?». Respondió: «No». Y le dijeron: « ¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». 
     Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».
     Entre los enviados había fariseos  y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».  Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia». Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

Otras Lecturas: Isaías 61,1-2a.10-11; Salmo Lc 1,46..; Juan 1, 6-8.19-28

LECTIO:
     Hay un sobrenombre para este tercer domingo de Adviento: “gaudete”, el domingo del “alegraos”. Hace una semana recordábamos que el Adviento nos debe conducir a un cambio en nuestra vida cristiana, a un allanar los caminos abajando las altiveces, enderezando los entuertos, desmantelando las trampas, desarmando los conflictos... para que el Señor vuelva a entrar de lleno en nuestro quehacer cotidiano.
     la liturgia de este domingo nos viene a recordar que la alegría cristiana se llama también esperanza, porque la esperanza cristiana genera alegría. Isaías, entreviendo el día de la llegada del Mesías exclamaba: “desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios”. El profeta añadirá una hermosa comparación para comprender su dicha: “como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos”.
     Este es el anuncio de verdadera alegría: nuestra tierra no es maldita, nuestros jardines no son marchitos, porque algo va a suceder que llenará de luz, verdad e inocencia... lo que la terca realidad tantas veces se empeña en oscurecer y acorralar.
     Esa buena noticia era aquel que todos esperaban, y que el Bautista anunció como Luz. Vuelve a salir el tema del Adviento como preparación real para una venida real de Jesucristo a nuestras vidas. Porque sólo quien toma conciencia de sus oscuridades, puede de verdad esperar a alguien que le traiga la luz.
     La alegría de saber que un mundo nuevo empieza cada vez que hacemos hueco en nosotros y entre nosotros, al Reino de Dios que Jesús nos trajo. Esta es la buena noticia: vendar los corazones desgarrados, rehabilitar a los cautivos y libertar a los prisioneros (sean cuales sean los desgarrones, las cautividades y las prisiones).
Dios viene. El año de gracia es proclamado. Se nos invita a brindar sin chinchines de burbujas efímeras, sino con la alegría honda y duradera, la que nace de la esperanza del don de una Persona que es nuestra Buena Noticia. (Jesús Sanz Montes. Arzobispo de Oviedo)

MEDITATIO:
     Desde ya hace dos semanas el Tiempo de Adviento nos invita a la vigilancia espiritual para preparar el camino al Señor que viene. En este tercer domingo la liturgia nos propone otra actitud interior con la cual vivir esta espera del Señor, es decir, la alegría. (Papa Francisco)
     ¿…cuál es la alegría que el cristiano está llamado a vivir y testimoniar? La que viene de la cercanía de Dios, de su presencia en nuestra vida. Desde que Jesús entró en la historia, con su nacimiento en Belén, la humanidad recibió un brote del reino de Dios, como un terreno que recibe la semilla, promesa de la cosecha futura. ¡Ya no es necesario buscar en otro sitio! (Papa Francisco)
     Estamos llamados a acoger siempre de nuevo la presencia de Dios en medio de nosotros y ayudar a los demás a descubrirla, o a redescubrirla si la olvidaron. Se trata de una misión hermosa, semejante a la de Juan el Bautista: orientar a la gente a Cristo porque Él es la meta a quien tiende el corazón del hombre cuando busca la alegría y la felicidad. (Papa Francisco)
     San Pablo, en la liturgia de hoy, indica las condiciones para ser «misioneros de la alegría»: rezar con perseverancia, dar siempre gracias a Dios, cooperando con su Espíritu, buscar el bien y evitar el mal. Si éste es nuestro estilo de vida, entonces la Buena Noticia podrá entrar en muchas casas y ayudar a las personas y a las familias a redescubrir que en Jesús está la salvación. (Papa Francisco)

ORATIO:
     Haz de mí, Señor, un cristiano alegre: alegre como Juan al ver la luz que ya llega, al sentirse voz al servicio de la Palabra; alegre como el profeta al saberse lleno de tu Espíritu de santidad; alegre como María al reconocer y cantar lo que has hecho por mí y en mí.

Señor, ayúdanos en esta Navidad,
que también nosotros
como Juan Bautista,
podamos dar testimonio de ti…


CONTEMPLATIO:
«El Espíritu del Señor, Dios, está sobre mí, porque el Señor me ha ungido».
«Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres... a proclamar un año de gracia del Señor». ¿Cómo resuenan en nuestro interior y se actualizan en nuestra vida estás palabras de Isaías?
     El cristiano como Juan tiene que dar a conocer a Jesús, pero para eso hay que conocerlo en verdad ¿Conocemos de verdad a Jesús? ¿Es Él el centro de nuestra vida?
«Yo soy la voz que grita en el desierto»
   Piensa que nos preguntan como a Juan «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»  ¿Qué podemos responder? ¿Qué nos gustaría responder?



  El evangelio es una «buena nueva», es un reino en el que no puede faltar la alegría. Un cristiano irremediablemente triste no es auténticamente cristiano. Hemos sido llamados a vivir y a dar testimonio de este clima de vida nueva, alimentado por un gozo trascendente, que el dolor y los sufrimientos de todo orden de nuestra presente existencia no pueden sofocar y sí provocar a una expresión simultánea y victoriosa (Pablo VI).

1 comentario:

  1. El protagonista principal del Adviento es el que viene en la noche para colmar todas nuestras esperanzas. Sin embargo hay también hombres y mujeres que preparan el camino del Señor y son claves los profetas, Juan Bautista, María que “le esperó con inefable amor de Madre” (Prefacio II de Adviento) .
    El Jordán, como el desierto, como Belén, son lugares teológicos de los acontecimientos del Adviento y de la Navidad. Aquí la llamada es a una vivencia del Bautismo, como un cambio de mentalidad, de vida, capaz de lanzarnos a un servicio humilde, el servicio de la evangelización de la Redención desde “signos pobres”.
    El fruto que siempre da la identificación con Cristo es la alegría, tan escasa en nuestro mundo, incluso en nuestra Iglesia y que expresa que en medio de no pocas dificultades, en las que vivimos envueltos, nuestra vida está anidada en el Amor de Dios. No estamos lejos de la alegría cuando nos alejamos del pecado y nos acercamos a su infinita Misericordia.
    Este domingo de la alegría es siempre una llamada a llegar hasta el último rincón de nuestro corazón, donde todavía pueden existir zonas que no están evangelizadas, “sótanos” a los cuales todavía no llega “la cobertura de Dios” y que deben ser impregnados de la alegría de la salvación. Juan es un buen testigo, él es capaz de ser dedo que indica, que señala el camino, “Amigo del Esposo” que nos ayuda a prepararnos intensamente a los acontecimientos de gozo y de alegría que nos conducen cuando convertimos el desierto de nuestro corazón en el jardín que ha florecido por la esperanza.
    Este domingo de Adviento el Evangelio nos recuerdan que estamos llegando a Belén, al portal donde nació la Vida. Caminemos “a pie descalzo” con los testigos que, como nosotros, han caminado al encuentro con ALEGRÍA.

    +Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

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