TIEMPO LITÚRGICO

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viernes, 12 de agosto de 2016

LECTIO DIVINA PARA EL LUNES 15 DE AGOSTO, 20º DEL TIEMPO ORDINARIO SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

ASÍ LO HABÍA PROMETIDO

Lucas 1:39-56
     En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. »
     María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
     Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
     Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
     María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Otras Lecturas: Apocalipsis 11:19,12:1-6,10; Salmo 44; 1 Corintios 15:20-27

LECTIO:
   En este día la Iglesia ha elegido este maravilloso cántico de alabanza para honrar a María, la madre de Jesús.
   En los versículos anteriores (Lucas 1:26-38), el ángel Gabriel le ha comunicado a María dos mensajes extraordinarios. Primero, que ella misma, a pesar de ser virgen, dará a luz al Hijo de Dios por la fuerza del Espíritu Santo. Además, que su parienta Isabel, que no ha podido tener hijos y es ya muy anciana, está embarazada de seis meses.
   Comenzamos con el encuentro de las dos mujeres gestantes. María sabe que Isabel está embarazada, y aquel hecho debía de saltar a la vista, pero no se nos dice nada de que a Isabel le hayan contado las noticias referentes a María. En el relato de Lucas, Isabel confirma la promesa de Gabriel a María, dirigiéndose a ella como ‘la madre de mi Señor’ bajo el inspiración del Espíritu Santo. Las dos mujeres aceptan la encarnación como un hecho que se da por sentado.
   La fe sencilla y la disposición de María e Isabel para creer y aceptar el insólito plan de Dios para con ellas y su hijos brilla con toda claridad en todo el pasaje. Ambas son conscientes de que Dios está comprometido en sus embarazos y dan muestras de una fe extraordinaria.
     María responde con uno de los grandes cánticos de alabanza de la Biblia. Comienza dando sus gracias particulares ‘porque el Todopoderoso ha hecho en ella grandes cosas’ (verso 49). Y a continuación exalta la fidelidad y la misericordia de Dios, que ha cumplido las promesas de su alianza con Abrahán. Resuenan aquí las palabras de la oración de Ana (en 1 Samuel 2:1-10), así como las sentidas voces de las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento. Esperanzas de siglos se verán pronto cumplidas por medio del Salvador nacido de la “humilde esclava” del Señor.

MEDITATIO:
¿Qué podemos aprender de las respuestas de María e Isabel a los planes de Dios? ¿Qué lecciones podemos aplicar a nuestras propias vidas?
¿Qué podemos aprender de este pasaje respecto a la fe y a la humildad?
¿Qué nos revela este pasaje sobre la naturaleza y el carácter de Dios?
¿De qué manera puedo servir a Jesús?

ORATIO:
     Te doy gracias, oh Padre, porque has elegido a María, mujer humilde y pobre, para dar cumplimiento a tus promesas… Ayúdanos a darnos cuenta de que también estamos llamados a este amor y a confiarnos a este anuncio sin miedos.
     Te doy gracias, Verbo eterno, porque en María, con tu encarnación, has tocado nuestro cuerpo mortal y, en ti, lo has hecho capaz de acoger la santidad de Dios… Ayúdanos a creer en ti,
     Te doy gracias, Espíritu del Padre y del Hijo, porque tu acción misteriosa ha cambiado el sentido de la historia. Tu poder tocó el seno de María y la preparó para la venida del Verbo de Dios… Que tu poder nos ayude también a nosotros a confiar para que consigamos realizar también en nuestra vida el acto de fe total que fue el de María.
    
CONTEMPLATIO:
«El Señor ha mirado la humildad de su sierva»
     Considera las “grandes cosas” que ha hecho Dios por ti. Haz del cántico de alabanza de María tu propio cántico para toda esta semana. Deja que el Espíritu Santo te hable por medio de él, y responde a Dios con la oración.
     Reflexiona en torno a Jesús tu Salvador. ¿De qué te ha salvado? ¿Para qué te ha salvado?

Nuestra celebración consiste, en realidad, más en la indicación del misterio que en su explicación. [...]  Y os lo muestra claramente con el hecho de que hoy traslada a su Madre siempre virgen, de cuyo seno, y aun siendo Dios, tomó arcanamente nuestra forma, de los lugares terrenos como reina de nuestra naturaleza, dejando el poder del misterio sin anuncio, aunque no del todo incomunicable.

     En efecto, ella vino en el nacimiento y, sin embargo, tuvo una condición extraordinaria. Aquella que procuró la vida, sube para un viaje de nueva vida y se traslada al lugar incorruptible, principio de vida (Andrés de Creta). 

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