TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 20 de agosto de 2016

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 21 DE AGOSTO, 21º DEL TIEMPO ORDINARIO

LA PUERTA ANGOSTA

Lucas 13:22-30     
     En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?». Jesús les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán.
     Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois". Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas". Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados". Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera.
     Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».

Otras Lecturas: Isaías 66:18-21; Salmo 116; Hebreos 12:5-7, 11-13

LECTIO:
     Es mucho lo que exige del creyente vivir como cristiano. Jesús nos habla este domingo de a quiénes se les permitirá (o no) la entrada en el Reino de Dios. Aconseja a sus oyentes de entonces y a los de ahora que no se limiten a escuchar su enseñanza.
     Triste es decirlo: si no permites de manera eficaz que Jesús influya en tu vida diaria, no estás viviendo en absoluto como un verdadero cristiano. La vida cristiana implica mucho más que asistir a la iglesia: tiene que ver por completo con tu relación personal con Dios por medio de Jesús.
     Para algunas personas, escuchar la enseñanza de Jesús se convirtió en un ejercicio intelectual. Trataban a Jesús como si no fuera más que un rabino, uno de tantos, planteándole cuestiones retóricas como la que aparece en el versículo 23, y dando por sentado que se salvarían. Jesús les advierte que corren un serio peligro de perder la oportunidad de entrar en el Reino de Dios. Lo compara con una casa con una puerta estrecha. Todos se esfuerzan por entrar, pero el dueño ha cerrado la puerta y sólo deja entrar a algunos.
     El significado de las palabras de Jesús es muy claro. Tiene que haber una entrada personal en el ámbito de la fe en Dios, creyendo en Jesús. Y, además, una aplicación práctica de la fe a cada sector de tu vida.
     Jesús nos recuerda que no puede haber una actitud de espectador en cuestiones de fe. Si le perteneces, su enseñanza causará un impacto en tu vida. Puede que cometas errores, pero estarás luchando por vivir tu vida en obediencia a él. Quien no se arrepienta y apueste por esta opción está poniéndolo todo en peligro, ya que vendrá el día en que ‘el dueño de la casa’ no le reconozca y no le permita entrar.

MEDITATIO:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha»
     La puerta estrecha se refiere al momento en el que un individuo se arrepiente y acepta un compromiso de fe en Dios por medio de Jesús. No se trata de algo que los demás puedan hacer por ti, sino que exige una opción personal. ¿Puedes recordar el momento en que tomaste la decisión de seguir a Jesús? Para algunas personas, puede tratarse de un proceso gradual que tarde años. Para otros, hubo un día especial en que tomaron la decisión. Si no estás seguro, ¿por qué no hablas de ello con tu párroco u otro ministro?

ORATIO:
     “Ocupaos de vuestra salvación con profunda reverencia, pues Dios es quien hace nacer en vosotros los buenos deseos y quien os ayuda a llevarlos a cabo, según su buena voluntad’’. (Filipenses 2:12-13) En estos versículos el apóstol Pablo exhorta a los creyentes de Filipos a no dormirse en los laureles y proseguir con su vida de fe.
     Haznos comprender, oh Señor, la grandeza de este amor tuyo, capaz de abrazar no sólo a tus fieles, sino a todos los habitantes de la tierra.
     Haznos intuir, oh Señor, la profundidad de este amor tuyo, que esconde misterios abismales y también nos revela verdades consoladoras.
     Haznos ver, oh Señor, los signos de este amor tuyo, con los que quieres iluminar nuestras mentes, revigorizar nuestra voluntad y orientar nuestros pasos.
     Haznos experimentar, oh Señor, la dulzura de este amor tuyo, un amor capaz de disipar las excesivas amarguras de nuestra vida y de hacernos saborear esa alegría que no acabará nunca.

CONTEMPLATIO:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha»
     Considera la manera en que Dios actúa en tu propia vida en estos momentos. Tal vez te muestre medios que puedan sorprenderte.
«mirad: hay últimos que serán primeros…».

El que conoce un poco la Biblia se da cuenta de que en cada página vibra la presencia de un «tú» que continuamente nos sorprende, nos impulsa, estimula la vida cotidiana y la abre a la novedad. Y el que cree, cuando lee las palabras bíblicas, siente de una manera eficaz su verdad para su vida; vive, por así decirlo, su confirmación (C. M. Martini).

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