TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 28 de noviembre de 2015

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 29 DE NOVIEMBRE, 1º DE ADVIENTO.(Comentario de +José Manuel Lorca Planes-Obispo de Cartagena)

«VELAD Y ORAD PARA QUE OS LIBRÉIS DE LO QUE HA DE VENIR…»

Lc. 21, 25-28, 34-36

     En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra la angustia se apoderará de los pueblos, asustados por el estruendo del mar y de sus olas. Los hombres se morirán de miedo, al ver esa conmoción del universo; pues las potencias del cielo quedarán violentamente sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con gran poder y majestad.
     Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra liberación. Procurad que vuestros corazones no se emboten por el exceso de comida, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, porque entonces ese día caerá de improviso sobre vosotros.
     Ese día será como una trampa en la que caerán atrapados todos los habitantes de la tierra. Velad, pues, y orad en todo tiempo, para que os libréis de todo lo que ha de venir y podáis presentaros sin temor ante el Hijo del hombre.

Otras Lecturas: Jeremías 33, 14-16; Salmo 24; 1Tesalonicénses 3, 12-4.2

LECTIO:
                ¿El Adviento no era tiempo de esperanza? ¿Cómo encontramos estas imágenes tan terribles en el Evangelio de este domingo?  Prestando atención al texto vemos cómo el final de los sucesos cósmicos no acaba con la destrucción total del mundo, sino con la llegada del Hijo del Hombre, es decir con la llegada de Jesucristo.
       Todas estas imágenes son poderosas para llamar la atención del hombre que vive la historia y su historia con atonía, aburrimiento y desesperanza. Para algunos la vida no es más que una sucesión de las páginas del calendario, sin mucho sentido.
       Para el cristiano cada día, cada mes, cada año, está cargado de sentido, porque la historia de los hombres no se ha detenido. Está encaminada hacia su realización definitiva. Ese día no será el del caos, será el día de nuestra liberación. Lo dice Jesús, nos lo ha prometido, ¿por qué vamos a dudar de ello?
       La segunda parte del evangelio es una llamada de atención directa de Jesús a nosotros: “Tened cuidado”. No podemos seguir viviendo como si todo diera igual. No es lo mismo mentir que decir la verdad. No es lo mismo vivir con esperanza que vivir esclavo de los agobios de la vida”.
       La espera y la esperanza en ese final definitivo de la Historia no debe despistarnos, no nos debe hacer olvidar que vivimos en el presente: nuestra responsabilidad es estar despiertos hoy, para obrar el bien y rechazar todo lo que nos aleje de Jesús.
       La expresión final de este evangelio nos habla de esperanza: pedid la fuerza para poder ...manteneros en pie ante el Hijo del Hombre”.
       Por eso,  este adviento es otra oportunidad nueva que Dios nos concede.
   
MEDITATIO:                 
            Con este primer domingo de Adviento comienza el nuevo año litúrgico de las celebraciones de la Iglesia. En este tiempo, la liturgia nos anima y nos ayuda a prepararnos a la celebración de la Navidad, el misterio de la presencia de Dios entre nosotros. Hoy debemos preguntarnos sinceramente cómo este texto está dirigido directamente a nosotros.
¿Verdaderamente quiero conocer a Jesús, lo que me dice y espera de mí? ¿Estoy preparado para afrontar el “diálogo” que Jesús hará sobre mi vida?
¿Son las preocupaciones de la vida cotidiana, las que me separan de Dios?
El Señor dice que debemos prestar atención a no dejarnos aturdir por “…juergas, borracheras…” ¿Cómo entiendo esto en mi vida? ¿Cómo puedo evitarlo?
     Dentro de unos días se inicia el “Año de la Misericordia”. Interioriza y vive este texto de la bula Misericordiae vultus: “¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Es el tiempo para dejarse tocar el corazón… Dios no se cansa de tender la mano, está dispuesto a escuchar, y yo…
 ¿también lo estoy?        
                                                           
ORATIO:
     Dame fuerza, Señor, para que cada acción de mi vida esté orientada al día que Tú regreses para preguntarme cómo he vivido.
     Gracias, Señor, porque me ofreces la liberación. Son tantas las cosas que me atan, los nudos que me aprietan…
    Señor, que no me deje aturdir por los problemas y preocupaciones cotidianas, que no me envuelva la rutina. Que cada día sea un nuevo encuentro contigo  y con tu Palabra.
     Que viva, Señor de acuerdo a tu Palabra y no de acuerdo a los criterios del mundo. Que sepa dar una palabra de esperanza, alegría, misericordia…

CONTEMPLATIO:
     Lentamente en medio de luces y tinieblas vamos caminando hacia el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos “Dios”. Solo entonces conoceremos de verdad como ama Dios al mundo.
“Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación”.
     Hemos de reavivar nuestra confianza, levantar el ánimo y despertar la esperanza. Un día los poderes financieros se hundirán, la insensatez de los poderosos se acabará, las víctimas de tantas guerras, injusticias y sufrimientos conocerán la vida. Nuestros esfuerzos por un mundo más humano no se perderán para siempre.
“Velad, pues, y orad en todo tiempo, para que os libréis…”
     ¿Cómo estamos viviendo estos tiempos difíciles para casi todos, angustiosos para muchos y crueles para quienes se hunden en la impotencia?

Pido para vosotros, hermanos, que el Señor, antes de aparecer para todo el mundo, venga a visitar vuestro interior. Esta venida del Señor es oculta pero admirable y pone al alma que contempla en la admiración dulcísima de la adoración… (Guerrico de Igny).

1 comentario:

  1. Esta semana comienza para los cristianos el tiempo de Adviento, una etapa nueva en el año litúrgico, cuyo objetivo es la preparación para la fiesta de la Navidad, por esta razón todo está enfocado a sensibilizarnos en la fe, para que descubramos al Señor en medio de nosotros. Es un tiempo de alegre esperanza, una llamada a renacer de la huella de las cenizas que nos han dejado nuestros pecados, para volver el rostro al Señor de la Vida, por ello es también un tiempo de conversión. El tono de las oraciones y de las lecturas que se nos proponen es muy positivo, centrado en la confianza y en una sinfonía de dones que nos promete Dios. Escuchad atentamente las lecturas, que comienzan con una palabra profética, la del profeta Jeremías, que insiste en la intención de Dios, en su propuesta firme de abrir caminos: "Suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra". No aparecen para nada los temores ni castigos, sino proponer y crear motivos para la esperanza, para la justicia y la paz. Esta es la voluntad de Dios.
    En el Evangelio se utiliza un lenguaje duro, que puede parecer amenazante, un tanto extraño, pero lo que pretende es dar respuestas a nuestros problemas y lo hace después, reforzando nuestra seguridad con una invitación a estar vigilantes y preparados, a no tener miedo. La lectura del Evangelio necesita reposo, hacer un silencio meditativo de la misma para repasar lo sucedido en nuestro mundo y ver como no tiene nada de fácil, ya que vemos temblar muchos valores humanos, que nos sobrecoge la violencia amenazante del terrorismo y causa pánico; cómo peligra el regalo de la vida, la familia, el derecho a la educación de la prole; ¿no es amenazante el secularismo que pretende alejarnos de Dios, asegurando que es el causante de todos los males? También están las consecuencias de las crisis económicas... Estas cosas son los signos del ocultamiento del sol y las estrellas, lo que causa angustia a mucha gente, lo que lleva al desaliento y la ansiedad a nuestros vecinos... Pero reconozcamos como, en medio de estas tormentas, la Palabra está alimentando la esperanza, porque dice que no nos derrumbemos, que alcemos la cabeza, que viene nuestra liberación... que no nos dejemos embotar la mente con los agobios de la vida, que abandonemos el pecado... y ved cómo Dios regala la fortaleza y la serenidad.
    Adviento va a ser un tiempo de ver, contemplar y escuchar a Cristo, porque ha sido enviado a nosotros, por amor, sólo por amor y para nuestra salvación: "Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna" (Jn 3, 16). Adviento va a ser este año un tiempo especial, porque comenzaremos el Jubileo de la Misericordia, que nos acercará aún más a Nuestro Señor, Camino, Verdad y Vida: "La primera verdad de la Iglesia es el amor de Cristo", dice el Papa en la Bula del Jubileo de la Misericordia. Os ruego que abráis los oídos para escuchar la voz de Dios.
    + José Manuel Lorca Planes-Obispo de Cartagena

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