La puerta angosta
Lucas 13:22-30
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia
Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: «Señor,
¿serán pocos los que se
salven?». Jesús les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo
que muchos intentarán entrar y no podrán.
Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os
quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos";
y él os replicará: "No sé quiénes sois". Entonces comenzaréis a decir:
"Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras
plazas". Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí,
malvados". Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis
a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros
os veáis echados fuera.
Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se
sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros,
y primeros que serán últimos».
Otras Lecturas: Isaías 66:18-21; Salmo 116; Hebreos
12:5-7, 11-13
LECTIO:
Es mucho lo que exige del creyente vivir como cristiano. Jesús nos habla
este domingo de a quiénes se les permitirá (o no) la entrada en el Reino de
Dios. Aconseja a sus oyentes de entonces y a los de ahora que no se limiten a
escuchar su enseñanza.
Triste es decirlo: si no permites de manera eficaz que Jesús influya en
tu vida diaria, no estás viviendo en absoluto como un verdadero cristiano. La vida cristiana implica mucho más que asistir
a la iglesia: tiene que ver por completo con tu relación personal con Dios
por medio de Jesús.
Para algunas personas, escuchar la enseñanza de Jesús se convirtió en un
ejercicio intelectual. Trataban a Jesús como si no fuera más que un rabino, uno
de tantos, planteándole cuestiones retóricas como la que aparece en el
versículo 23, y dando por sentado que se salvarían. Jesús les advierte que
corren un serio peligro de perder la oportunidad de entrar en el Reino de Dios.
Lo compara con una casa con una puerta estrecha. Todos se esfuerzan por entrar,
pero el dueño ha cerrado la puerta y sólo deja entrar a algunos.
El significado de las palabras de Jesús es muy claro. Tiene que haber
una entrada personal en el ámbito de la fe en Dios, creyendo en Jesús. Y,
además, una aplicación práctica de la fe a cada sector de tu vida.
Jesús nos recuerda que no puede haber una actitud de espectador en
cuestiones de fe. Si le perteneces, su enseñanza causará un impacto en tu vida.
Puede que cometas errores, pero estarás luchando por vivir tu vida en
obediencia a él. Quien no se arrepienta y apueste por esta opción está
poniéndolo todo en peligro, ya que vendrá el día en que ‘el dueño de la casa’
no le reconozca y no le permita entrar.
MEDITATIO:
■La puerta estrecha se refiere al
momento en el que un individuo se arrepiente y acepta un compromiso de fe en
Dios por medio de Jesús. No se trata de algo que los demás puedan hacer por ti,
sino que exige una opción personal. ¿Puedes recordar el momento en que tomaste
la decisión de seguir a Jesús? Para algunas personas, puede tratarse de un
proceso gradual que tarde años. Para otros, hubo un día especial en que tomaron
la decisión. Si no estás seguro, ¿por qué no hablas de ello con tu párroco u
otro ministro?
ORATIO:
“Ocupaos de vuestra salvación con profunda reverencia, pues Dios es
quien hace nacer en vosotros los buenos deseos y quien os ayuda a llevarlos a
cabo, según su buena voluntad.’’ (Filipenses
2:12-13)
En estos versículos el apóstol Pablo exhorta a los creyentes de Filipos
a no dormirse en los laureles y proseguir con su vida de fe. Pídele al Espíritu
Santo que te haga capaz y estés dispuesto a obedecer los designios de Dios para
con tu vida.
CONTEMPLATIO:
Considera la manera en que Dios actúa en tu propia vida en estos
momentos. Tal vez te muestre medios que puedan sorprenderte.