TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

domingo, 22 de julio de 2012

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 22 DE JULIO, 16º DEL TIEMPO ORDINARIO

Compadecido de ellos
Marcos 6.30-34   En aquel tiempo, los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Jesús les dijo:
Venid, vosotros solos, a descansar un poco a un lugar apartado.
Porque iba y venía tanta gente que ellos ni siquiera tenían tiempo para comer. Así que Jesús y sus apóstoles se fueron en una barca a un lugar apartado. Pero muchos los vieron ir y los reconocieron; entonces, de todos los pueblos, corrieron allá y se les adelantaron. Al bajar Jesús de la barca vio la multitud, y sintió compasión de ellos porque estaban como ovejas que no tienen pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.
Otras lecturas: Jeremías 23.1-6; Salmo 23; Efesios 2.13-18
LECTIO:
   Marcos no se entretiene en relatar lo emocionante que había sido aquella misión primera. Pero los discípulos no debían de caber dentro de sí, entusiasmados de que Dios se hubiera servido de ellos para realizar cosas en su nombre. También debían de estar muy cansados.
Marcos pasa inmediatamente a referirnos el ministerio de Jesús en el norte de Palestina, concretamente en la región llamada Galilea. El ministerio de Jesús tenía pujanza y era bien conocido. Pero pasaba su factura a la vida espiritual de los discípulos, que carecían de tiempo para recuperarse.
   Como maestro sensato, Jesús se da cuenta de que esto podía conducir al grupo entero a un agotamiento físico y espiritual. Por eso se propone que se marchen todos a otro lugar para descansar y recobrar fuerzas, lejos del agobio que les causan los demás.
   Se embarcan para atravesar el lago de Galilea, en busca de un lugar retirado. El lago es extenso y se estrecha hacia el extremo norte.
   Sin embargo, las gentes del lugar intuyen los planes de Jesús y se apresuran para llegar a pie al sitio antes que él. Cuando la barca toca tierra, Jesús mira a la multitud que le espera y no puede por menos que atenderla y hacerse cargo de sus necesidades.
   Cuando vio lo deseosos que estaban de escucharle, sintió compasión de ellos’ (versículo 34).
   Jesús se entrega a las gentes, porque ‘estaban como ovejas que no tienen pastor’. El reposo de Jesús y sus discípulos, a pesar de estar bien merecido, tendrá que esperar para otro día.
MEDITATIO:
¿Cómo equilibras las exigencias de trabajar y servir a Dios con tu necesidad de descanso? ¿Te proporciona el descanso más o menos tiempo para pasarlo con Dios en oración o leyendo la Biblia?
¿Cómo puedes distinguir si la gente tiene una verdadera necesidad de ayuda que requiere tu atención inmediata?
¿Cómo percibes que las necesidades de otros significan que tienes que cambiar tus planes? ¿Qué podemos aprender de la reacción de Jesús?
ORATIO:
   El Salmo 23 es uno de los pasajes más apreciados de la Biblia. Nos recuerda que ya no estamos ‘como ovejas que no tienen pastor’. Jesús en persona es ahora nuestro pastor. Lee con calma y en voz alta estas hermosas verdades. Paladea las palabras y deja que Dios hable en tu vida y en tus circunstancias.
CONTEMPLATIO:
   Las lecturas complementarias de este día profundizan en el significado y en las responsabilidades de quien tiene el mando. Dios se las toma muy en serio. Jeremías 23.1-6 pone de manifiesto lo Dios les hace a quienes desdeñan sus responsabilidades.
  Los versos 5-6 son una profecía que se refiere a Jesús: él restaurará el reinado de Dios y le darán el nombre ‘El Señor es nuestra victoria’.
Efesios 2.13-18 explica lo que significa esta victoria. Por su muerte en la cruz, Jesús ha roto la barrera que nos separaba de Dios. Ha hecho posible la paz entre Dios y nosotros, entre los judíos y los gentiles.

1 comentario:

  1. De vacaciones con Jesús
    En esta época estival, se propicia un tiempo de descanso vacacional, si la circunstancia nos lo permite. Es la escena que este domingo se nos permite contemplar. Los discípulos debieron volver tan cansados como pletóricos de alegría tras aquella primera correría apostólica. Eran muchas las cosas que habían dicho y hecho “en Nombre de Jesús”, sabiéndose enviados por él. Pero estaban cansados. Jesús los tomó aparte y dirá a aquellos que le seguían más de cerca: “venid un poco aparte, a un lugar solitario, y descansad un poco”.
    No es sólo un momento de relax el que les propone Jesús, sino un descanso con Él. Por eso se los lleva un poco aparte, aún a costa de no atender en el entretanto a toda la muchedumbre que andaba de acá para allá. Ellos tendrían necesidad de contarle al Maestro tantas cosas, y éste, a su vez, querría conocer qué tipo de resonancia o reacción había producido en ellos esta primera salida misionera. Para poder luego seguir subiendo hacia Jerusalén, era imprescindible pararse con el Señor a solas, gustando lo único que es necesario, como el mismo Jesús explicará a Marta en el célebre diálogo en su casa de Betania.
    Porque si el discípulo habla sin haber escuchado antes la Palabra necesaria, y si actúa sin haber contemplado previamente la Presencia imprescindible, corre el riesgo de convertirse en jaleador de sus inventos, en vendedor de sus ideas, en urgidor de sus prisas, en imponedor de sus visiones, sea cual sea la clave ideológica desde la que lo haga; si la misión del evangelizador cristiano no nace de otra Palabra escuchada y de otra Presencia acogida, se arriesga a no ser una misión cristiana.
    Y en este Evangelio, como siempre en la historia cristiana, cuando de verdad se ha descansado con Jesús bebiendo en las fuentes de su Palabra y su Presencia, entonces Él no retiene ni se queda privadamente con los que más de cerca le seguían. No ha actuado así el Señor jamás, sino todo lo contrario: “cuando llegaron a la otra orilla, se conmovió por la gente que andando había ido a esperarlos, porque eran como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarlos”.
    Este es el gesto de Jesús y el gesto de sus discípulos: Pedro, ¿me amas? Pues apacienta mis ovejas (Jn 21). Siempre así. Apacentar las ovejas de Cristo, curar sus heridas, vendar sus quebrantos, consolar sus pesares e infundir la esperanza, pero no antes de haber amado al mismo Cristo. No son rivales Dios y los hombres. Son dos amores fundidos aunque no confundidos, diversos pero inseparables. Toda una lección y todo un programa para quienes por compromiso con nuestro bautismo hemos de evangelizar, descansando junto a Jesús y conmoviéndonos por los hermanos. Es el verdadero descanso, que curiosamente nos da paz y alegría aunque estemos sin parar.

     Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
    Arzobispo de Oviedo

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