TIEMPO LITÚRGICO

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martes, 2 de agosto de 2011

En tus vacaciones, ¡no dejes a Dios en la maleta!

   Lleva a Dios en tu mente y en tu maleta en estas vacaciones. Pero no olvides dejar tu ayuda a los que se quedan.
   ¡Benditas vacaciones! acostumbramos decir cuando se acerca el tiempo de descanso. Y efectivamente, son una bendición de Dios, un don que se menciona varias veces en la Biblia, con la palabra “descanso” (Ex 16:23, 31:15; Lv 25:4; Mt 11:28-30).
   Para todos los que tienen la oportunidad de pasear, cerca o lejos, los invitamos a que no dejen a Dios en sus maletas, ¡-llévenlo en su mente y en sus corazones-! Cada buen momento que pasen con su familia, amigos, parientes, en el mar o en la montaña, en la ciudad o en la playa, agradézcanselo a Dios, Nuestro Padre infinitamente bueno y llenen su alma de gozo y de alegría, para luego regresar con mejor disposición para todos los que les rodean y ser multiplicadores de cosas buenas.
   El gozo es un atributo de Dios y uno de los frutos del Espíritu Santo; es una emoción provocada por la esperanza, por obtener o hacer algo bueno, por darse a los demás y por tener a Dios en el corazón. Para tener gozo en estas vacaciones, no debemos vivirlas como si en ese período Dios no existiera, como si Él también se fuera de vacaciones y por lo tanto, estuviera ausente de nuestras vidas. No podemos darle vacaciones a nuestras oraciones, a nuestro encuentro con Cristo, a nuestra vida espiritual. Cada momento puede ser ocasión de oración y estemos donde estemos, agradecer a Nuestro Creador por sus dones.
   Llevemos a Dios en el corazón y en la mente. Y para disfrutar todavía más, antes de irnos asegurémonos de dejarle algo bueno a otros menos favorecidos, menos afortunados, a los que se quedan, a los que sufren, a los desesperanzados que se alejan de Cristo, a los que buscan palabras de aliento.

Benedicto XVI

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