10 gracias que fluyen de la SANTA MISA: su ignorancia,
causa relevante en la sangría de la Iglesia
La falta de amor a la Eucaristía provocado por el desconocimiento de sus
gracias es un factor relevante en la secularización actual / Rita Laura - Cathopic
La Iglesia Católica está sufriendo desde hace años una constante
y enorme pérdida de católicos. Muchos han abandonado completamente la
fe y otros tantos la práctica religiosa. Son personas que fueron bautizadas,
asistieron a catequesis, recibieron el resto de sacramentos de iniciación y
hasta tuvieron una boda religiosa. Sin embargo, no viven su fe ni la han
transmitido a sus hijos.
¿Qué ha pasado para que se haya producido esta sangría tan profunda? Hay varias razones que explican esta rápida secularización. Una de
las principales es la falta de comprensión y de fe en la Eucaristía y su sentido más
profundo.
Muchos católicos han olvidado lo qué es la Misa y no creen en la
presencia real. Es más, el padre Ed Broom –oblato de María Inmaculada y
prolífico autor de temas de espiritualidad- cree que son demasiados los
que nunca han creído en esta presencia real debido a una catequesis
débil, diluida y errónea, especialmente con todo lo relacionado con la
Eucaristía.
Fortalecer entre los católicos la fe en la Eucaristía es un paso primero y fundamental para frenar este proceso de
secularización. A partir de ahí, y con ellos como apóstoles de la importancia
de la Misa, es fundamental invitar y mostrar esta belleza a los católicos que
se han alejado, para después seguir con aquellos que nunca han conocido a
Cristo.
“Si realmente comprendiéramos, aunque sea de forma limitada, lo que está sucediendo en la Santa Misa, la colocaríamos en el centro mismo de nuestras vidas, sería el corazón de nuestro día, nuestra razón de ser, es decir, el motivo de nuestra existencia”, afirma el padre Broom. Para fortalecer esta fe en la Eucaristía y mostrar su verdadera dimensión este sacerdote explica brevemente en Catholic Exchange 10 gracias extraordinarias que se derivan de la celebración de la Santa Misa:
1. Salvación de las almas
Jesús expresó en términos claros e inequívocos, tal y como recogen los
Evangelios, que la salvación depende de la Eucaristía, el Pan de Vida. Las
palabras de Jesús son indiscutibles son claras. “Yo soy el Pan de Vida”, aparece en Juan 6,34. Mientras que unos
versículos más adelante, en el 54 añade: “el que come mi Carne y bebe mi Sangre
tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día”.
2. Las almas del purgatorio se purifican
Según explica el padre Broom, el medio más eficaz por el cual las almas del Purgatorio pueden purificarse de los efectos residuales de sus pecados veniales y mortales que no han sido expiados suficientemente es a través
del Santo Sacrificio de la Misa.
3. Almas del Purgatorio totalmente liberadas:
acceso al cielo
Como continuación del punto anterior, la Misa y la comunión, ofrecidas específicamente para el alma o las almas en el Purgatorio pueden catapultarlas al cielo para estar con
Dios la eternidad. Este sacerdote se lamenta, sin embargo, de que muchos
católicos tan sólo recen u ofrezcan oraciones y sacrificios por las almas del
purgatorio el mes de noviembre.
4. El Calvario se renueva
El padre Broom considera qué difícil es comprender la relación entre el
Santo Sacrificio de la Misa y el Sacrificio en el Calvario de aquel primer Viernes
Santo. “Sin embargo, ¡es una realidad! ¡En cada Misa, el Señor
Jesús crucificado se ofrece a Dios Padre como la Víctima sin mancha por la
salvación del mundo!”.
5. Los pecados veniales pueden purificarse en
el contexto de la Santa Misa
Es un grave error muchas veces cometido por muchos, privarse de la
recepción de la Sagrada Comunión porque es consciente de haber cometido pecados
veniales, y sólo pecados veniales. Muy al contrario, en el Rito Penitencial al comienzo de la Misa, se pide perdón por los pecados veniales y los pecados son perdonados por la
recitación orante y contrita del Confiteor (Yo confieso). Al final del acto penitencial el
sacerdote imparte la absolución de los pecados veniales. (Nota: los
pecados mortales deben confesarse a un sacerdote antes de recibir la Sagrada
Comunión)
6. Un fuego potente
En el momento de recibir la Sagrada Comunión, la mera recepción de la
Sagrada Comunión se puede comparar con el fuego que quema basura, maleza o
paja. El amor que arde en el Sacratísimo Corazón de Jesús
quema la paja de nuestros pecados veniales. El Catecismo del Concilio de Trento lo expresa con este concepto. La Comunión frecuente es el antídoto para nuestras enfermedades diarias.
7. La Santísima Trinidad es alabada de la
manera más sublime
San Ignacio de Loyola en “Principio y Fundamento” especifica el propósito principal de nuestra existencia, el porqué de
nuestro propósito en la vida. El santo usa las siguientes
palabras: “Fuimos creados para alabar a Dios…” (Ejercicios espirituales n. ° 23) Posiblemente el propósito principal del Santo Sacrificio de la Misa es alabar a Dios
Padre, mediante la ofrenda de Dios Hijo, a través del Poder del Espíritu Santo.
Esto se expresa más claramente en la Doxología: “Por Cristo, con Él y en Él, a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos”.
8. Los pecados personales pueden expiarse
Aunque un sacerdote-confesor no pueda imponer esto como
una penitencia en el sacramento de la confesión,
habiendo hecho una buena confesión por los pecados mortales en particular, un penitente que asista a Misa y reciba la Sagrada Comunión en reparación o expiación por sus pecados personales podría tener así
la penitencia más eficaz posible. Para reparar los pecados pasados, no hay
nada más poderoso, agradable y propicio para Dios que asistir a Misa y recibir
la Sagrada Comunión.
9. Pecado familiar / Pecados sociales expiados
En un plano más amplio, los pecados de toda la
humanidad tienen su remedio, reparación y expiación más poderosa a través del
Santo Sacrificio de la Misa. La oración de la Coronilla de la Divina
Misericordia se puede rezar junto con el Santo Sacrificio de la Misa…:
"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de
tu amado Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, en expiación por nuestros
pecados y los del mundo entero".
10. La intervención angélica y los santos
También participan en el Santo Sacrificio de la Misa los ángeles. En
el Sanctus, unimos nuestras oraciones con los coros de los ángeles mientras decimos: “Santo, Santo, Santo…” El Padre de la Iglesia San Juan Crisóstomo afirma que numerosos ángeles rodean el Sagrario en
vigilia ante su Señor Eucarístico y Rey. Por cierto, los ángeles pueden ayudar
inmensamente a prestar más atención y participar más plenamente en el Santo
Sacrificio de la Misa si se les pide su ayuda.
Los mayores amantes del Santo Sacrificio de la Misa son los santos. Las extraordinarias gracias que recibieron vinieron a través de Jesús en Su Cuerpo Místico, la Iglesia. Sin embargo, fue a través del Santo Sacrificio de la Misa que la infinita reserva de gracias inundó sus almas, sus vidas, sus sufrimientos y sus extraordinarias empresas y éxitos apostólicos.
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