TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 27 de marzo de 2021

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 28 DE MARZO DEL 2021, DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)

« ¡BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR! »

 

Mc. 11,1-10

 

     Cuando Jesús y los suyos iban de camino a Jerusalén, al llegar a Betfagé y Betania, cerca del monte de los Olivos, les dijo a dos de sus discípulos: “Id al pueblo que ven allí enfrente; al entrar, encontrareis amarrado un burro que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo.  Si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: ‘El Señor lo necesita y lo devolverá pronto’ ”. Fueron y encontraron al burro en la calle, atado junto a una puerta, y lo desamarraron.  Algunos de los que allí estaban les preguntaron: “¿Por qué sueltan al burro?”. Ellos contestaron lo que había dicho Jesús y ya nadie los molestó.

     Llevaron el burro, le echaron encima los mantos y Jesús montó en él. Muchos extendían su manto en el camino, y otros lo tapizaban con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante de Jesús y los que lo seguían, iban gritando vivas: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en el cielo!”.

 

Otras Lecturas: Mc. 14. 1-15,47; Isaías 50,4-7; Salmo 21; Filipenses 2,6-11

 LECTIO:

   Celebramos la entrada de Jesús en Jerusalén, montado en un borrico. Con este acto de humildad, nos muestra así el camino de abajamiento que le llevará hasta la muerte y una muerte de cruz  Nuestro Señor es aclamado a la entrada de Jerusalén; la gente seguía con la admiración hacia Él, creo que lo aclamaban de corazón, reconociendo su grandeza: «¡Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea!». Jesucristo entró en Jerusalén entre los gritos de alabanza de unos, la indiferencia e ignorancia de otros, y la confesión de fe de los creyentes

   Me pregunto: ¿Qué ha pasado para que estos que gritan sus alabanzas, a los pocos días pidan que lo crucifiquen?, ¿a qué se debe este cambio de opinión? La respuesta puede encontrarse en algo sencillo, que aquellos cánticos estaban muy influenciados por sus sentimientos de admiración y el juicio les venía de comprobar las obras que hacía Jesús, de la fama que le acompañaba, pero eso es fugaz, ya que cuando vienen los problemas la gente se olvida. Y aquí viene la catequesis que quiere el Señor que aprendan, Jesús les enseñará a hacer la voluntad del Padre, puesto que hacer la voluntad del Padre es su alimento. En la Sagrada Escritura podemos ver su conciencia clara y decidida a hacer la voluntad del Padre, recordad lo que dijo en otro momento de conflicto con los judíos: «Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, entonces conoceréis que “Yo soy”, y no hago nada por mí mismo, sino que, según me enseñó el Padre, hablo. El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que es de su agrado» (Jn 8, 28-29).  (+ José Manuel Lorca Planes - Obispo de Cartagena)

 MEDITATIO:

   Jesús entra en Jerusalén. La liturgia nos invita a hacernos partícipes y tomar parte de la alegría y fiesta del pueblo que es capaz de gritar y alabar a su Señor; alegría que se empaña y deja un sabor amargo y doloroso al terminar de escuchar el relato de la Pasión. Pareciera que en esta celebración se entrecruzan historias de alegría y sufrimiento, de errores y aciertos que forman parte de nuestro vivir cotidiano como discípulos, ya que logra desnudar los sentimientos contradictorios que también hoy, hombres y mujeres de este tiempo, solemos tener. (Papa Francisco)

   Y así se termina silenciando la fiesta del pueblo, derribando la esperanza, matando los sueños, suprimiendo la alegría; así se termina blindando el corazón, enfriando la caridad. Es el grito del «sálvate a ti mismo» que quiere adormecer la solidaridad, apagar los ideales, insensibilizar la mirada… el grito que quiere borrar la compasión, ese «padecer con», la compasión, que es la debilidad de Dios. (Papa Francisco)

   Frente a todos estos titulares, el mejor antídoto es mirar la cruz de Cristo y dejarnos interpelar por su último grito. Cristo murió gritando su amor por cada uno de nosotros […] ¿Qué mira nuestro corazón? ¿Jesucristo sigue siendo motivo de alegría y alabanza en nuestro corazón o nos avergüenzan sus prioridades hacia los pecadores, los últimos, los olvidados? (Papa Francisco)

 ORATIO:

  Enséñanos, Señor, a hacer silencio en estos días, para escuchar tu palabra y meditar en tu Misterio de Amor… a orar para conocer lo que Dios quiere, lo que nos pide… a tomar tu cruz cada día, para morir a nuestros egoísmos y bajezas.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muéveme tus afrentas y tu muerte.

 CONTEMPLATIO:

«¡Bendito el reino que llega,… ¡Hosanna en el cielo! »

     Jesús entra en Jerusalén y los cristianos en la Semana Santa, que es la gran semana en la que se concentra el supremo testimonio del drama de Jesús.

     Su vida pública comenzó con la escena del Bautismo en el Jordán. Allí el Padre “presentó” a su Hijo a los hombres como el bienamado predilectamente (Lc 3,22). Al final del camino de esa larga subida de Jesús a Jerusalén, otra vez esos tres protagonistas se reúnen: el Padre bienamante, el Hijo bienamado y la humanidad tan grande y tan mísera, tan favorecida y tan desagradecida a la vez […]

     Y el pueblo es como es, somos como somos. Ahí estamos nosotros. Unas veces gritando “hosannas” al Señor, y otras crucificándole de mil maneras, como hizo la muchedumbre judía hace dos mil años; unas veces cortaremos hasta la oreja del que ose tocar a nuestro Señor, y otras le ignoraremos hasta el perjuro en la fuga más cobarde, como hizo Pedro, el discípulo fogoso; unas veces le traicionaremos con un beso envenenado como hizo Judas, o con un aséptica tolerancia que necesita lavar la imborrable culpabilidad de sus manos cómplices de la tragedia, como hizo Pilato; unas veces seremos fieles rabiosamente, tristemente, haciéndonos solidarios de una causa perdida, como María Magdalena, otras lo seremos con la serenidad de una fe que cree y espera una palabra más allá de la muerte, como María la Madre… (+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm-Arzobispo de Oviedo)

 

 

   Ea, pues, corramos a una con quien se apresura a su pasión, e imitemos a quienes salieron a su encuentro. Y no para extender por el suelo, a su paso, ramos de olivo, vestiduras o palmas, sino para prosternarnos nosotros mismos, con la disposición más humillada de que seamos capaces y con el más limpio propósito, de manera que acojamos al Verbo que viene, y así logremos captar a aquel Dios que nunca puede ser totalmente captado por nosotros. (San Andrés de Creta)

 

1 comentario:

  1. La liturgia de la Iglesia proclama toda la pasión de Cristo completa dos veces, el domingo de ramos la pasión según el ciclo litúrgico y el viernes santo que siempre se proclama según San Juan.

    Marcos en su breve exposición de la Pasión de Cristo nos habla de que la pasión es camino obligatorio hacia la Pascua. Todo el evangelio de Marcos está en la clave de su muerte y resurrección explicado a los que quieren seguir a Cristo y piden el Bautismo.
    El resumen de la Pasión de Marcos es, me amó y se entregó a la muerte por mí. Es la locura del amor de Dios para decir a cada uno que nos ama.
    Marcos refleja en su pasión la dimensión personal a cada uno de la locura del amor de Cristo que nos ha amado hasta el extremo.
    Cercano ya el triduo pascual Juan nos presenta que va creciendo momento a momento la tensión contra Jesús. El texto de la resurrección de su amigo Lázaro en Betania es el trampolín hacia la crucifixión. Los enemigos ni aguantan su humana bondad, ni su divinidad de hacer vivir a los muertos.

    + Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo
    Primado de España

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