TIEMPO LITÚRGICO

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viernes, 5 de marzo de 2021

GUÍA DEL ADORADOR…

... ID A  SAN JOSÉ



   En esta Guía del Adorador procuramos señalar aquellos aspectos que son esenciales en nuestra obra y nuestros Turnos, así como la vocación de los adoradores; sin ellos nuestra obra no sería lo que es...

     Lo primero que nos enseña San José es a escuchar en la noche los planes de Dios. He aquí un primer objetivo de nuestros Turnos, en este rato de silencio, que nunca debe faltar, a poder ser de media hora como mínimo; tenemos que abrir nuestro corazón para escuchar la voz de Dios, dejando a un lado nuestras preocupaciones personales; vaciarnos en el Señor para escucharle y ver los planes que tiene preparados para nosotros. He aquí la vocación contemplativa de nuestra obra.

   Una segunda lección del Patriarca: la inmediatez de la respuesta, “y levantándose hizo lo que el ángel le había dicho”. El adorador nocturno es, con San José, un hombre de acción en el sentido propio de la palabra: descubiertos los planes de amor de Dios, los pone en práctica, sin dilaciones, sin excusas, sin tardanza, con una entrega total y confiada a quién tanto nos ama. El adorador saca las fuerzas para su vida personal, familiar, social, su labor apostólica etc. de su encuentro personal con Cristo. Este apostolado se hará de muchas maneras; una de ellas será, evidentemente, en la propagación de nuestra obra. He aquí la vocación apostólica del adorador nocturno.

     Y una tercera e importante lección que nos da San José es la defensa de Cristo hombre verdadero. Todo lo que hace es para defender al hijo de Dios. Nosotros los adoradores tenemos que ser defensores de Cristo en la Eucaristía; tenemos que seguir a San José en la santa audacia de defender la humanidad de Dios realmente presente en la Eucaristía y, desgraciadamente, en nuestro mundo; hay numerosas ocasiones para ello. He aquí la vocación testimonial del adorador nocturno; por eso contemplamos con tanto gozo numerosos hermanos nuestros que han subido a los altares como mártires, y nos encomendamos a ellos para que nos transmitan la fuerza de su amor. No se puede ser adorador sin esta vocación al testimonio de Cristo.

     Pidamos a San José que nos haga ser contemplativos en la oración, fecundos en la acción apostólica que nos haya encomendado el Señor y testimonios vivos del amor de un Dios que se ha quedado con nosotros para siempre.

 


Consejo Diocesano Sigüenza- Guadalajara


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