... ID A SAN JOSÉ
En esta Guía del Adorador procuramos
señalar aquellos aspectos que son esenciales en nuestra obra y nuestros Turnos,
así como la vocación de los adoradores; sin ellos nuestra obra no sería lo que
es...
Lo
primero que nos enseña San José es a escuchar en la noche los
planes de Dios. He aquí un primer objetivo
de nuestros Turnos, en este rato de silencio, que nunca debe faltar, a poder
ser de media hora como mínimo; tenemos que abrir nuestro corazón para escuchar
la voz de Dios, dejando a un lado nuestras preocupaciones personales; vaciarnos
en el Señor para escucharle y ver los planes que tiene preparados para
nosotros. He aquí la vocación contemplativa de nuestra obra.
Una segunda lección del
Patriarca: la inmediatez de la respuesta, “y
levantándose hizo lo que el ángel le había dicho”. El adorador nocturno es, con
San José, un hombre de acción en el sentido propio de la palabra: descubiertos
los planes de amor de Dios, los pone en práctica, sin dilaciones, sin excusas,
sin tardanza, con una entrega total y confiada a quién tanto nos ama. El
adorador saca las fuerzas para su vida personal, familiar,
social, su labor apostólica etc. de su encuentro personal con
Cristo. Este apostolado se hará de muchas
maneras; una de ellas será, evidentemente, en la propagación de
nuestra obra. He aquí la vocación apostólica del adorador
nocturno.
Y una tercera e importante
lección que nos da San José es la defensa de Cristo
hombre verdadero. Todo lo que hace es para
defender al hijo de Dios. Nosotros los adoradores tenemos que ser defensores de
Cristo en la Eucaristía; tenemos que seguir a San José en la santa audacia de
defender la humanidad de Dios realmente presente en la Eucaristía y, desgraciadamente,
en nuestro mundo; hay numerosas ocasiones para ello. He
aquí la vocación testimonial del adorador nocturno; por
eso contemplamos con tanto gozo numerosos hermanos nuestros que han subido a
los altares como mártires, y nos encomendamos a ellos para que nos transmitan
la fuerza de su amor. No se puede ser adorador sin esta vocación al
testimonio de Cristo.
Pidamos a San José que nos haga ser
contemplativos en la oración, fecundos en la acción apostólica que nos haya
encomendado el Señor y testimonios vivos del amor de un Dios que se ha quedado
con nosotros para siempre.
Consejo
Diocesano Sigüenza- Guadalajara
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