TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 4 de abril de 2020

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 4 DE ABRIL DEL 2020, DOMINGO DE RAMOS EN LA PASIÓN DEL SEÑOR (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Arzobispo de Toledo. Primado de España)

« ¡BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR! »


 Mt. 21. 1-11

       El domingo de Ramos en la pasión del Señor, para la procesión, se escogen los textos que se refieren a la solemne entrada del Señor en Jerusalén,[…] cuando nuestro Señor Jesucristo como indica la profecía de Zacarias, entró en Jerusalén sentado sobre un pollino de borrica, y a su encuentro salió una multitud con ramos e olivo,[…] en la Misa se lee el relato de la Pasión del Señor.

     Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, en el monte de los Olivos, envió a dos discípulos diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, los desatáis y me los traéis. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto». Esto ocurrió para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta: «Decid a la hija de Sión: “Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica, en un pollino, hijo de acémila”».
     Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud alfombró el camino con sus mantos; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada.
     Y la gente que iba delante y detrás gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!». Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad se sobresaltó preguntando: «¿Quién es este?». La multitud contestaba: «Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea».

Otras Lecturas: Isaías 50, 4-7; Salmo 21; Filipenses 2, 6-11; Mt.27, 11-54

LECTIO:
     Hemos llegado al umbral de la Santa Semana. Tramo a tramo, nos hemos ido aproximando al escenario en donde Otro pagó nuestra cuenta debitada… En Jerusalén había la costumbre de dar la bienvenida a los peregrinos que llegaban para celebrar la Pascua con las palabras del salmo 118: “¡bendito el que viene en el nombre de Yahvéh!”. Jesús no fue la excepción. Él envió previamente a dos discípulos para que trajeran un borrico, y a quien extrañado preguntase por qué, debían responder: el Señor lo necesita. 
     El Señor necesitaba ¡un borrico! Detalle cargado de humanidad y sencillez, contrapuesto a la cabalgadura del poderío. Son las “necesidades” de un Dios que elige siempre lo débil y lo que no cuenta para confundir a los prepotentes, y así se reconocerá en la imagen del Siervo tomando la condición de esclavo, sin hacer alarde de su categoría de Dios, para poder dar una palabra de aliento a cualquiera que sufra abatimiento.
     Es el estremecedor relato de lo que ha costado nuestra redención. En ese drama está la respuesta de amor extremo de parte de Dios. Nuestra felicidad, el acceso a la gracia, ha tenido un precio: Él ha pagado por nosotros[…] (+Fr. Jesús Sanz Montes, ofm, arzobispo de Oviedo)

 MEDITATIO:
     Esta celebración tiene como un doble sabor, dulce y amargo, es alegre y dolorosa, porque en ella celebramos la entrada del Señor en Jerusalén, aclamado por sus discípulos como rey, al mismo tiempo que se proclama el relato del evangelio sobre su pasión. Por eso nuestro corazón siente ese doloroso contraste y experimenta en cierta medida lo que Jesús sintió en su corazón en ese día, el día en que se regocijó con sus amigos y lloró sobre Jerusalén. (Papa Francisco)
     Al mismo tiempo que también nosotros festejamos a nuestro Rey, pensamos en el sufrimiento que él tendrá que sufrir en esta Semana. Pensamos en las calumnias, los ultrajes, los engaños, las traiciones, el abandono, el juicio inicuo, los golpes, los azotes, la corona de espinas... y en definitiva al vía crucis , hasta la crucifixión. (Papa Francisco)
     No es otro Jesús: es el mismo que entró en Jerusalén en medio de un ondear de ramos de palmas y de olivos. Es el mismo que fue clavado en la cruz y murió entre dos malhechores. No tenemos otro Señor fuera de él: Jesús, humilde Rey de justicia, de misericordia y de paz. (Papa Francisco)

ORATIO:
     En estos días de Semana Santa, ayúdanos Señor a acompañarte. A estar contigo, para aprender de ti y vivir como Tú, siendo capaces de hacer de nuestra vida una ofrenda como fue la tuya en el silencio de la fidelidad y la entrega.

Eres tú, Señor, que entras
a lomos de un asnillo, humildemente…
Para celebrar tu pasión, muerte y resurrección

CONTEMPLATIO:
     Siempre me ha llamado la atención el titulo litúrgico de este domingo. Por un lado, aclamaciones, vivas, aplausos a Jesús que viene como rey a salvarnos. Y por otra, comienzo de la pasión, que conduce a la muerte, para celebrar con gozo desbordante la resurrección el próximo domingo, día de la Pascua anual, día del Señor por excelencia. Pues, entremos de lleno en este domingo de ramos.
     Este año no tenemos ni borriquita, ni palmas, ni ramos, ni bulla de niños en torno a Jesús. Pero es ocasión propicia para proclamar a Jesucristo como rey de nuestros corazones. ¿Quién manda en tu corazón, en tu vida? En este domingo renovamos el deseo de que sea Cristo quien manda, y queremos ponernos a sus órdenes en todo. Ahora bien, si Jesucristo es tu rey, entra de lleno esta semana en el misterio de la redención que él ha llevado a cabo para toda la humanidad. Escucha con atención la pasión que hoy se proclama en el evangelio, y medítala pausadamente en algún momento de tu oración personal... (+ Demetrio Fernández - Obispo de Córdoba)


Y viene, no como quien busca su gloria por medio de la fastuosidad y de la pompa. No porfiará —dice—, no gritará, no voceará por las calles, sino que será manso y humilde, y se presentará sin espectacularidad alguna. Ea, pues, corramos a una con quien se apresura a su pasión, e imitemos a quienes salieron a su encuentro. Y no para extender por el suelo, a su paso, ramos de olivo, vestiduras o palmas, sino para prosternarnos nosotros mismos, con la disposición más humillada de que seamos capaces y con el más limpio propósito, de manera que acojamos al Verbo que viene, y así logremos captar a aquel Dios que nunca puede ser totalmente captado por nosotros. (S. Andrés de Creta)

1 comentario:

  1. Meditar la pasión de Cristo es siempre una llamada a la profunda conversión del Corazón. Tiene una fuerza única. Es capaz siempre de descubrir realidades nuevas y abrirnos a su Amor más fuerte que el pecado y la muerte.
    La pasión de Mateo, el evangelio eclesial de la comunidad, del pueblo de Dios que camina, de la familia de Dios que somos los bautizados, tiene una vida que hay que pedir al Señor para descubrirla.
    Es un Jesús que viene a los suyos y los suyos no le reciben. Destaca que no es acogido por el pueblo. Que es despreciado y desecho de los hombre como describe el impresionante canto del siervo de Yahvé.
    Podíamos fijarnos en la relación que tiene Jesús con la gente del pueblo, con las instituciones, con los apóstoles, con Pedro.
    A Jesús se le contempla pobre en su pobreza. Es la identificación con la Pasión de la Iglesia, de la comunidad, de la familia de los hijos de Dios. El Jesús de Mateo en su Pasión, es un Jesús humilde que cuida de todos y experimenta que todos le abandonaron y le seguían de lejos.
    Es la Pasión del catequista, del que transmite la fe.
    Es de los que están convencidos de que la llamada al seguimiento de Jesús es personal, de uno en uno, pero la misión es comunitaria, es a toda la Iglesia, no puede quedar nadie al margen.
    La pasión de Mateo refleja a un Jesús evangelizador, que llama a toda la comunidad a vivir juntos la aventura de creer y amar hasta el extremo. Es Jesús que cuida que no se pierda ni uno solo de los que el Padre le ha dado.
    El Jesús que grita con el salmo, Dios mío, Dios mío, porque me has abandonado, nos habla también de las horas bajas y sufrimiento de la comunidad, que por no ser fiel y coherente con el evangelio, muchas veces, más que revelar el Corazón de Cristo, lo ha desvelado.
    Cuando no nos identificamos con los proyectos de su Amor, tenemos el peligro de ser un escándalo para la humanidad.
    Hay que tomarse en serio la Pasión de Cristo que es un amor incondicional.


    + Francisco Cerro Chaves - Arzobispo de Toledo. Primado de España

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