GUÍA EN
35 PUNTOS PARA SER SANTOS (I)
El Papa señala algunos de los problemas
del "mundo actual" que dificultan que los fieles sean santos: la distracción del zapping y las muchísimas ofertas, la modorra, acedia y adormecimiento en la rutina de la vida eclesial... y una dificultad clásica,
de toda la vida: el demonio y sus asechanzas, a las que dedica
varias páginas, y que debe ser combatido con el don del discernimiento, un don
del Espíritu Santo que hoy debe pedirse más que nunca y que requiere aprender a
escuchar a Dios.
El Papa pide además
lanzarse a la acción, agotarse, desgastarse en el apostolado, sin buscar
perfeccionismos paralizantes. Proponer orar constantemente, con oraciones breves, que no
distraigan del actuar. Pide "vivir la contemplación
en medio de la acción". No hay que convertir la Iglesia en una ONG, pero tampoco huir
del compromiso social que transforma el mundo. Esa actividad santifica,
insiste.
1.- Objetivo: llamar a la santidad "por el
amor".
"No es de esperar aquí un tratado sobre la
santidad", dice el Papa. "Mi humilde objetivo es hacer resonar una
vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto
actual". Añade: "Porque a cada uno de nosotros el Señor nos eligió
«para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor»".
2.- Ser santos como Abraham, Sara, Moisés... y tu abuela.
2.- Ser santos como Abraham, Sara, Moisés... y tu abuela.
Los santos de la Biblia nos sirven de modelos, una "nube de testigos" que nos alientan. Pero los
hay más cercanos. "Entre ellos puede estar nuestra propia madre, una
abuela u otras personas cercanas (cf. 2 Tm 1,5). Quizá
su vida no fue siempre perfecta, pero aun en medio de imperfecciones y caídas
siguieron adelante y agradaron al Señor".
3.- Nadie se salva solo: vamos en comunidad.
"El
Señor, en la historia de la salvación, ha salvado a un pueblo. No existe
identidad plena sin pertenencia a un pueblo. Por eso nadie se salva solo, como
individuo aislado, sino que Dios nos atrae tomando en cuenta la compleja trama
de relaciones interpersonales que se establecen en la comunidad humana".
En el párrafo 141 pone ejemplos de santos
que han trabajado juntos: los 7 fundadores de los verbitas, las 7 beatas
religiosas iniciales de la Visitación en Madrid, los mártires de Corea de San
Andrés Kim, los de Japón con San Pablo Miki... También hay matrimonios santos,
los mártires trapenses de Argelia...
4.- La paciencia y
constancia del pueblo, "clase media de la santidad".
Francisco siempre ha hablado mucho de los santos cotidianos,
gente muy paciente y constante del pueblo. La paciencia y la constancia y el
avanzar poco a poco son sus grandes herramientas. "En esta constancia para
seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es
muchas veces la santidad «de la puerta de al lado», de aquellos que viven cerca
de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra
expresión, «la clase media de la santidad»", declara. Se refiere al libro
que el novelista francés católico Joseph Malegue no pudo acabar al morir en
1940:“Piedras Negras: las
Clases Medias de la Salvación”.
5.- Lo decisivo no sale en periódicos ni libros.
5.- Lo decisivo no sale en periódicos ni libros.
Cita a
Edith Stein, Santa Teresa Benedicta, filósofa que entró al Carmelo, para
señalar que "la corriente vivificante de la vida mística permanece
invisible. Seguramente, los acontecimientos decisivos de la historia del mundo
fueron esencialmente influenciados por almas sobre las cuales nada dicen los
libros de historia. Y cuáles sean las almas a las que hemos de agradecer los
acontecimientos decisivos de nuestra vida personal, es algo que solo sabremos
el día en que todo lo oculto será revelado». Así que la santidad pequeña,
cotidiana, oculta, es clave.
6.- Dios pide que todos sean
santos... cada uno por su camino.
Es un
"llamado que te dirige también a ti", recuerda el Papa. «Sed santos,
porque yo soy santo» (Levítico 11,45; 1 Pedro 1,16). El Concilio Vaticano II lo destacó con fuerza: «Todos los
fieles, cristianos, de cualquier condición y estado, fortalecidos con tantos y
tan poderosos medios de salvación, son llamados por el Señor, cada uno por su
camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo
Padre».
Aquí Francisco destaca lo de "cada uno por su camino".
"No
se trata de desalentarse cuando uno contempla modelos de santidad que le parecen
inalcanzables. Hay testimonios
que son útiles para estimularnos y motivarnos, pero no para que tratemos de
copiarlos, porque eso hasta
podría alejarnos del camino único y diferente que el Señor tiene para nosotros.
Lo que interesa es que cada creyente discierna su propio camino y saque a la
luz lo mejor de sí, aquello tan personal que Dios ha puesto en él, y no que se
desgaste intentando imitar algo que no ha sido pensado para él. Todos estamos
llamados a ser testigos, pero «existen muchas formas existenciales de
testimonio». De hecho, cuando el gran
místico san Juan de la Cruz escribía su Cántico Espiritual, prefería evitar
reglas fijas para todos y explicaba que sus versos estaban escritos para que
cada uno los aproveche «según su modo»".
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