«YO SOY EL BUEN PASTOR Y DOY MI VIDA POR LAS OVEJAS»
Jn. 10.
11-18
En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su
vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve
venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y
es que a un asalariado no le importan las ovejas.
Yo soy el Buen Pastor, que
conozco a las mías, y las mías me conocen,
igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por
las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a
esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo
Pastor.
Por esto me ama el Padre, porque yo entrego
mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para
entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi
Padre».
Otras
Lecturas: Hechos 4,8-12; Salmo 117;
1Juan 3,1-2
LECTIO:
Aquel pueblo que durante tanto tiempo
sabía de andanzas nómadas y peregrinas, tenía en su tradición creyente la
afirmación de que Dios es “como un pastor”. …Israel fue haciendo una meditación
religiosa sobre su relación con Dios desde la vivencia del pastor y las ovejas.
(Y) ante esta situación de abandono del rebaño y de aprovechamiento de unos
malos pastores, el
Señor anunciará por medio de su profeta que enviará un verdadero pastor, que será Él mismo.
Y vendrá descrito con unas
actitudes marcadas por la ternura y la misericordia, que serán las que
Jesús hace de sí mismo como Pastor.
Un pastor nunca abandonaba a sus ovejas,
ni éstas eran extrañas para él. En tramos difíciles y oscuros, las ovejas se
sentían serenadas cuando la voz del pastor y los pequeños golpes de su cayado
sobre sus lomos, les permitían entrever que no estaban solas, sino acompañadas
por su pastor, aunque la niebla o la noche no dejasen ver su figura.
Así es Dios: un pastor que nos conoce, nos
conduce y ama hasta dar su vida. Conocer
la voz de este Pastor es dar la vida por aquello que se escucha y por aquel que
lo pronuncia.
El es el Pastor de nuestra felicidad, el que nos conduce por los caminos de
justicia en los que esa felicidad es posible.
…Seguir a Jesús, saberse ovejas de su
redil, es vivir en paz y en luz, serenamente y sin temores extraños... aunque
la vida sea dura, aunque amenacen nubarrones o nos envuelva la oscuridad.
MEDITATIO:
«El buen Pastor da su vida por las ovejas»
Estas palabras se realizaron plenamente cuando Cristo, obedeciendo libremente a
la voluntad del Padre, se inmoló en la Cruz. Entonces se vuelve
completamente claro qué significa que Él es «el buen Pastor»: da la vida,
ofreció su vida en sacrificio por todos nosotros: por ti, por mí ¡por todos! ¡Y
por ello es el buen Pastor! (Papa Francisco).
Jesús se presenta como el verdadero y
único Pastor del pueblo: el pastor malo piensa en sí mismo y explota a las
ovejas; el buen pastor piensa en las ovejas y se dona a sí mismo. … Cristo Pastor es un guía
atento que participa en la vida de su rebaño, no busca otro interés, no
tiene otra ambición que la de guiar, alimentar y proteger a sus ovejas. Y todo
esto al precio más alto, el del sacrificio de su propia vida. (Papa Francisco).
“Es
una gracia para el pueblo de Dios tener buenos pastores, pastores como Jesús, que no se avergüenzan de tocar la carne herida, que saben que sobre esto seremos juzgados: estuve hambriento, estuve
en la cárcel, estuve enfermo… Los criterios del protocolo final son los
criterios de esta cercanía total, para tocar, compartir la situación del pueblo
de Dios. (Papa Francisco).
ORATIO:
Jesús, haz que nada nos
resulte más dulce, nada más deseable, que caminar contigo y morar en ti. Ahora,
en las estaciones de la trashumancia, en las inclementes estaciones de los
acontecimientos humanos; después, durante los siglos eternos, en los soleados
pastos del cielo.
El Señor
es mi pastor, nada me falta.
En
verdes prados me apacienta, me conduce
hacia fuentes de descanso y repara mis fuerzas.
hacia fuentes de descanso y repara mis fuerzas.
CONTEMPLATIO:
« Por esto me ama el Padre, porque yo
entrego mi vida…»
Jesús ha realizado la obra encomendada por
el Padre: la salvación. Él vive resucitado en la Iglesia, animando la vida del
Espíritu. Nos trasmite el Amor del Padre, que él mismo recibió. A nosotros nos
llega ese Amor en la celebración de los sacramentos, en la escucha de la
Palabra, en la oración.
"Conozco mis ovejas y las mías me
conocen a mí". Cristo nos ama porque nos conoce. Porque nos conoce, vino a
este mundo para salvarnos, porque nos conoce quiso quedarse en la eucaristía y
dejarnos su perdón en el sacramento de la penitencia. ¿Reconozco la voz de
Jesús en medio de tantas voces en el mundo que nos proponen la felicidad? ¿Cómo
distingo esta voz de Jesús en medio de todas las ofertas que recibo?
El domingo del Buen Pastor nos recuerda que el Padre, que en el Antiguo Testamento refleja su deseo de pastorear a su pueblo, de cuidar a las ovejas con mimo, ahora en Jesús, el Buen Pastor, se hace realidad concreta y real. Él es el Pastor Bueno, el Pastor hermoso que entrega su vida para que tengamos vida en abundancia, y no hay mayor belleza que “cuando uno se entrega por amor hasta el final”.
ResponderEliminarTres son las características del Buen Pastor que Jesús, no sólo predica con su palabra, sino con el ejemplo de su vida donada.
1. -El Buen pastor, Cristo Resucitado, nos ha salvado del pecado y de la muerte. También, junto con ser Pastor bueno es “el Cordero que quita el pecado del mundo”. Es curioso que Jesús, en su Persona divina y en su humanidad, armoniza estas dos realidades: es Pastor y Cordero. Pan de vida y “carne inmolada” por amor, Pastor y pasto, como recordamos en la fiesta del Corpus Cristi. “Oveja perdida ven sobre mis hombros, que hoy no solo tu pastor soy, sino tu pasto también”.
2. -Dar la vida por las ovejas es la nota de identidad del Buen Pastor y de todos los que participan del pastoreo del Corazón de Cristo. Este ser pastor que tiene el talante de no descansar y acompañar a las ovejas, las acompaña caminando a su lado y las estrecha contra su corazón. Con otras va delante para desbrozarles el camino y que no se pierdan, y con otras se queda atrás, el último, para que experimenten que la Misericordia del Señor las acompaña siempre, de “noche y de día”.
3. -Por último, el Buen Pastor siempre se caracteriza por ser un corazón “en salida”, que busca las ovejas perdidas y que entrega su vida para que “tengan vida y la tengan en abundancia”.
Es muy hermoso comprobar que somos cuidados por el Buen Pastor, que nos hace experimentar, una y otra vez, lo del Salmo 22: “Aunque camine por cañadas oscuras nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan”.
+Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres