«DAD AL CÉSAR LO DEL CÉSAR Y A DIOS LO QUE ES DE DIOS»
Mt. 22.15-21
En aquel tiempo, se
retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una
pregunta. Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le
dijeron:
«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de
Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en
apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o
no?».
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis?
Enseñadme la moneda del impuesto». Le presentaron un denario. Él les preguntó:
«¿De quién son esta imagen y esta inscripción?». Le respondieron: «Del César».
Entonces les replicó: «Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es
de Dios».
Otras
Lecturas: Isaías 45,1.4-6; Salmo 95; 1Tesalonicenses 1,1-5b
LECTIO:
Las cuerdas contra las que quieren empujar
a Jesús serán las que en definitiva le llevarán a la muerte, humanamente
hablando. Los fariseos le acusarán de blasfemo ante el Pueblo escogido ("razón" religiosa) y
de insurrecto o revolucionario ante el emperador romano y su representante en
Jerusalén ("razón"
política).
El lazo que tienden a Jesús no es más que
una primera entrega muy habilidosa de esa voluntad de los fariseos de colocar a
Jesús en una batalla que Él nunca tuvo ni en la que jamás estuvo: Dios y el
César. Así de envenenado era el transfondo de esa pregunta tan aparentemente
inocente e inicua.
La
intención de Jesús y su pretensión salvífica no consistía ni en derrocar al
César ni tampoco en perpetuarlo. Jesús
se movía en otro plano y otros planes: los del Padre, los de su Reino de Dios.
Lo que Él no dejará de proclamar es precisamente su misión, el por qué ha
venido a nuestra historia, todo lo cual no era otra cosa que su predicación del
Reino.
El discurso cristiano sobre el
"César" y Dios es una "moneda de cambio", en la que sin
identificar al "César" y todo lo que significa de gestión política,
económica, cultural, social, etc., con el plan de Dios, puedan caminar lo más
próximos posible.
MEDITATIO:
«Dar al César lo que es del César y
a Dios lo que es de Dios». Es una respuesta inmediata que el Señor da a
todos aquellos que tienen problemas de conciencia, sobre todo cuando están en
juego su conveniencia, sus riquezas, su prestigio, su poder y su fama. Y esto
ha sucedido siempre. (Papa
Francisco)
Jesús pone el acento en la
segunda parte de la frase: «y dar a Dios lo que es de Dios». Lo cual quiere
decir reconocer y creer firmemente –frente a cualquier tipo de poder – que sólo
Dios es el Señor del hombre, y no hay ningún otro. (Papa
Francisco)
«Dar a Dios lo que es
de Dios» significa estar dispuesto a hacer su voluntad y dedicarle nuestra vida
y colaborar con su Reino de misericordia, de amor y de paz. (Papa
Francisco)
En eso reside nuestra
verdadera fuerza, la levadura que fermenta y la sal que da sabor a todo
esfuerzo humano contra el pesimismo generalizado que nos ofrece el mundo. En
eso reside nuestra esperanza, porque la esperanza en Dios no es una huida de la
realidad, no es una coartada: es ponerse manos a la obra para devolver a Dios
lo que le pertenece. (Papa Francisco)
ORATIO:
Señor, tú eres el Rey de la historia y
todo lo que haces es para bien de los que te aman: incluso en las pruebas más
difíciles.
Señor,
enséñanos a mirar al cielo,
a gustar
las cosas de arriba, a guardar tus palabras,
a sentir
tu presencia viva, a reunirnos con los hermanos,
a
anunciar tu mensaje, a escuchar a tu Espíritu,
a sembrar tu Reino, a recorrer tus caminos,
a esperar tu venida, a ser discípulos.
a sembrar tu Reino, a recorrer tus caminos,
a esperar tu venida, a ser discípulos.
Gracias porque con tu ayuda podremos vivir
todo esto, dándole al Cesar lo que es del César y a ti, nuestro Dios, cuanto es
tuyo: nuestras vidas.
CONTEMPLATIO:
“Mostradme
la moneda del tributo” ¿De quién es esta imagen y la inscripción?
La misión propia que Cristo confió a su
Iglesia no es de orden político, económico o social. El fin que le asignó es de
orden religioso. Pero precisamente de esta misión religiosa derivan funciones,
luces y energías que pueden servir para establecer y consolidar la comunidad
humana según la ley [...].
El concilio exhorta a los cristianos,
ciudadanos de la ciudad temporal y de la ciudad eterna, o cumplir con fidelidad
sus deberes temporales, guiados siempre por el Espíritu evangélico. Se
equivocan los cristianos que, pretextando que no tenemos aquí ciudad
permanente, pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar las tareas
temporales, sin darse cuenta de que la propia fe es un motivo que les obliga al
más perfecto cumplimiento de todas ellas según la vocación personal de cada uno
[…]
«Pues
dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios»
El divorcio entre la fe y la vida diaria
de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores de nuestra
época. Ya en el Antiguo Testamento los profetas reprendían con vehemencia
semejante escándalo. […]
El cristiano que falta a sus obligaciones
temporales falta a sus deberes con el prójimo; falta, sobre todo, o sus
obligaciones para con Dios y pone en peligro su eterna salvación.(Concilio
Vaticano II, constitución pastoral Gaudium et spes sobre la Iglesia en el mundo
actual).
■… De ahí que
también Pablo diga: «Dad, pues, a cada uno lo que le corresponda: al que tributo,
tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto, y al que honor;
honor» (Rom
13,7). Por lo demás, cuando se os dice; «Dad al César
lo que es del César», entended que habla el Señor solo de aquellas cosas que no
pugnan con la religión, pues, en caso contrario, ya no sería tributo pagado al
César sino al diablo (Juan Crisóstomo).
Al Señor siempre le buscaban el cogerlo, el ridiculizarlo o dejarlo planchado en su doctrina. Pero siempre a los fariseos les salió el tiro por la culata.
ResponderEliminarSólo por este texto podía haber pasado una persona a la historia pues presenta el Señor una sabiduría inmensa y profunda y capaz de salir airoso del atolladero en que lo quieren meter los fariseos.
El gran error de los fariseos siempre ha sido de enredo, de minucias, de estrechar el corazón. No daban nunca anchura al espíritu. Se quedan en rigorismos, en las leyes, en dejar a la persona fuera de juego. Es la lógica de la “autorreferencialidad” de la que tanto habla el Papa Francisco y que tiene en los fariseos los más perfectos aliados. Modelos ¿de qué? Se pasan la vida “pegando en la cresta a todos” sin dejarles ninguna solución.
Pagamos o no pagamos ¿Quién puede más Dios o el César, el mundo o la religión, el cumplimiento de la ley o la caridad? Hacer problema de lo que no existe. Lo enredan todo. Es también un tipo de la actitud del diablo que nunca busca claridad y transparencia sino enredo.
Hay que darle a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. El cristiano debe ser el mejor ciudadano del mundo. No se debe escapar ni escaquear de sus impuestos, de sus obligaciones, de sus deberes con todo lo que es social y que nos obliga a todos. Debemos ser solidarios y, a la vez, constructores entre todos de una sociedad justa.
El Señor lo tuvo siempre claro por eso no se escabulle ante el fariseísmo hipócrita de todos los tiempos. Estar con Dios es estar con el ser humano. Cuanto más cerca estamos de Dios más bien hacemos a la sociedad y al mundo. Aquellos que dicen no creer, deberían estar encantados con los principios cristianos pues cuanto más los cumplamos más se benefician ellos y toda la sociedad.
+Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres