TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

viernes, 27 de octubre de 2017

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 29 DE OCTUBRE DE 2017, 30º DEL TIEMPO ORDINARIO (Comentario de +Francisco Cerro Chaves-Obispo de Coria-Cáceres)



«¿CUÁL ES EL MANDAMIENTO PRINCIPAL DE LA LEY?»


Mt. 22. 34-40

     En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley?». Él le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”. Este mandamiento es el principal y primero.
     El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».

Otras Lecturas: Éxodo 22,20-26; Salmo 17; 1Tesalonicenses 1, 5c-10

LECTIO:
     En una religión de ritos, de ceremonias, de leyes y normas, como era la judía, el Señor nos coloca de lleno en aquello que es fundamental, central y vital en su seguimiento, aquello que debe identificar y caracterizar a los que lo siguen y así buscan hacer vida su proyecto de amor.
     Él sintetiza toda la Escritura en el mandamiento del amor a Dios y el amor al prójimo, dos actitudes que engloban todo el hecho de fe, donde el amor a Dios se expresa en el amor al prójimo y el amor al prójimo es manifestación y expresión del hecho de creer y amar a Dios.
     El mandamiento del amor es camino de realización, de plenitud. Pues ahí nos hace ver el camino para encontrar el sentido pleno de nuestra existencia. Por eso, este mandamiento siendo estilo de vida, es medio de plenitud.
     Profundicemos este pasaje que nos debe cuestionar y a su vez nos debe ayudar a mirarnos a través de esto, para ver hasta qué punto nuestra vida es expresión y manifestación de este mandamiento.

MEDITATIO:
     Primero Jesús nos habla de un horizonte hacia lo alto. “Amarás al Señor tu Dios…” Es verdad que hay muchas responsabilidades, necesidades y problemas en nuestra vida. A veces demasiados, y a veces como si nos estiraran en todas las direcciones… Sin embargo, en medio de ese aparente desorden, existe un punto firme, central, que pone en la proporción todo lo demás: «…con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.» (Papa Francisco)
     En segundo lugar, tenemos el horizonte alrededor de nosotros, con todos aquellos hombres y mujeres que encontramos a nuestro lado. Cristo nos invita a amarlo también en nuestros hermanos y hermanas, buscando el bien de ellos como si fuera nuestro propio bien. ¿Amamos más nuestro interés, o la necesidad del otro? «Amarás a tu prójimo como a ti mismo…» (Papa Francisco)
     El que ama de verdad siente la alegría del otro como propia, se entristece por la tristeza de su hermano. Al igual que Jesús, que construyó el Reino de los cielos amando a su Padre sobre todas las cosas y amándonos hasta el extremo, dándose totalmente a nuestra salvación. (Papa Francisco)
     Ser cristianos no significa principalmente pertenecer a una cierta cultura o adherir a una cierta doctrina, sino más bien vincular la propia vida, en cada uno de sus aspectos, a la persona de Jesús y, a través de Él, al Padre. (Papa Francisco)

ORATIO:
     Señor, te bendecimos porque nos muestras el sendero de la vida con el mandamiento del amor cuya práctica nos acerca cada vez más a ti y nos conforma mejor con Jesucristo, tu amadísimo Hijo.

Señor, danos tu mismo corazón
para amar como Tú lo has hecho,
amando sin condición, amando totalmente,
amando desinteresadamente.

     Te pedimos que nos concedas la gracia de tu Espíritu para que podamos servirte fielmente amando a nuestros hermanos.

CONTEMPLATIO:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón…”
     A la luz de las palabras de Jesús, el amor es la medida de la fe, y la fe es el alma del amor. Ya no podemos separar la vida religiosa, la vida de piedad del servicio a los hermanos, a aquellos hermanos concretos que encontramos. No podemos ya dividir la oración, el encuentro con Dios en los Sacramentos, de la escucha del otro, de la proximidad a su vida, especialmente a sus heridas. Recordad esto: el amor es la medida de la fe. ¿Cuánto amas tú? Y cada uno se da la respuesta. ¿Cómo es tu fe? Mi fe es como yo amo. Y la fe es el alma del amor. (Papa Francisco)
“… y a tu prójimo como a ti mismo”.
     Cuando algo está a mi alcance, ¿doy todo para ayudar a los otros?, ¿me esfuerzo por actualizar en mi vida el amor de Dios con los que me rodean?, ¿soy presencia de Dios para los que tengo a mi lado?
     Mi amor hacia el otro, ¿es sincero y auténtico, hasta sacrificar lo propio para ayudarle, sabiendo que dando se recibe y que el dar es un acto de confianza en el Señor, porque Él da al que es generoso? En una palabra, ¿de qué manera vivo el mandamiento del amor al prójimo?

  La más cierta Señal que - a mi parecer - hay de si guardamos estas dos cosas es guardando bien la del amor del prójimo; porque si amamos a Dios no se puede saber (aunque hay indicios grandes para entender que lo amamos), mas el amor del prójimo, sí. Y estad ciertas que mientras más en este os viereis aprovechadas, más lo estáis en el amor de Dios; porque es tan grande el que Su Majestad nos tiene que en pago del que tenemos al prójimo hará que crezca el que tenemos a Su Majestad por mil maneras; en esto yo no puedo dudar (Teresa de Jesús).



8 MENTIRAS RECURRENTES QUE ESTÁN AL ACECHO DE LOS CATÓLICOS EN EL MUNDO ACTUAL.




     Teniendo en cuenta la complejidad de la teología católica acerca de la naturaleza de Dios, la siguiente lista, apoyada en las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia, contiene respuestas.

1. Jesús nunca asegura ser Dios en la Biblia.

    Cristo se refiere a sí mismo como Dios aproximadamente 50 veces en las Sagradas Escrituras.
     Asimismo, los Evangelios muestran las reacciones de quienes se oponían a Jesús tras afirmar ser Dios o igual a Dios (por ejemplo en Marcos 14: 61-62).
     Si Jesús nunca afirmó a Dios ¿por qué algunas personas se molestaron tanto con Él hace 2000 años hasta el punto de crucificarlo? Cristo fue condenado a muerte porque lo consideraban blasfemo al referirse a sí mismo como Dios.
 
2. Todos adoramos al mismo Dios.

     Solo existe un Dios único y verdadero porque Él mismo lo afirmó (Dt 4:39, Isaías 43:11, 45: 5), sin embargo, no todo el mundo lo reconoce. Debe también señalarse que ninguna deidad pagana ha hecho una afirmación así.
     A pesar de que suena políticamente correcto que todas las personas adoran al mismo Dios, es teológica, histórica y antropológicamente incorrecto. Fuera de la tradición judeocristiana, las deidades son impotentes, celosas, caprichosas, comedidas, hedonistas, egoístas, tremendamente emocionales y tiene una débil preocupación por los asuntos humanos.
     El Dios judeocristiano es el amor mismo. Ninguna otra religión describe su deidad de esta manera.

3. Todas las religiones son iguales.

     Esta creencia está conectada el punto anterior, y por lo tanto, es incorrecta. Algunas religiones son violentamente la antítesis de todas las demás expresiones religiosas. Algunos requieren el sacrificio humano, conductas inmorales a la que se consideran virtudes o proponen “textos sagrados” que son ilógicos y contradictorios. Es imposible sugerir que todas las religiones son iguales.
     Cristo nos dice que Él es el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14: 6). El Dios judeocristiano se presentó a su pueblo y les enseña porque los ama (Hechos 4:12). Ninguna otra religión hace tales afirmaciones. La salvación solo viene de Cristo y no de Mahoma, Buda o Joseph Smith. El culto le pertenece por derecho solo a Yahvé, que es el gran YO SOY (Ap 4:11).
     Existen diferencias irreductibles entre el cristianismo y el judaísmo como la encarnación, la pasión y resurrección. Podemos extender esta lista de incompatibilidades al considerar las religiones paganas. Sin embargo, muchas demandas éticas a través de las religiones pueden ser iguales o al menos compatibles. Esta no es una extraña coincidencia, por el contrario, si el único Dios está llamando a toda la humanidad, entonces Su marca será dejada sobre varias respuestas a la llamada.

4. La Eucaristía es un mero símbolo.

     Esta es una perniciosa herejía y es bastante frecuente. ¿Por qué el pan y el vino son ofrecidos en el altar por un sacerdote como Cuerpo y Sangre de Cristo? Porque Jesús lo dice (Lucas 16).
     De hecho, lo reveló a las personas que lo acompañaban en la sinagoga de Cafarnaúm y un buen número hizo una rabieta. Jesús preguntó a sus discípulos si también querían dejarlo por hacer tal afirmación, y Pedro respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna" (Juan 6:68).
     Aparte de lo que Jesús dijo, debe considerarse cómo los primeros cristianos trataban a la Eucaristía. Para Pablo, es una celebración con la que se anuncia y actualiza la muerte del Señor hasta su regreso (1 Cor 11:26).
     "El que, por lo tanto, coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del cuerpo y la sangre del Señor. Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así el pan y beba de la copa. Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11: 27-29).
     La Didajé o enseñanza de los doce apóstoles refleja este sentimiento: "No permitan que coman o beban de su Eucaristía, a excepción de los bautizados en el nombre del Señor, porque el Señor ha hablado de esto: 'No den lo que es santo a los perros'" (Didajé 9: 5).

5. Cristo es insuficiente.

     No existen nuevas revelaciones y el canon bíblico está cerrado. Hay demasiadas personas que quieren "aumentar" las enseñanzas de Cristo sosteniendo que, como las Sagradas Escrituras fueron "escritas hace mucho tiempo", estas deberían ser "actualizadas".
Psíquicos y charlatanes de todo tipo difunden sus supuestas "habilidades proféticas" que al parecer, van en contra de lo que sabemos de Dios. Nada más lejos de la verdad.
     Si estas personas están en lo correcto, ¿por qué el Espíritu Santo le da a cada uno diferentes mensajes? Cristo y su Iglesia no necesitan nada de simples humanos. El mensaje de Cristo es válido y auténtico ayer, hoy y siempre como afirma la cita de Hebreos 13,8.

6. Puede haber nuevas revelaciones del plan de salvación.

     No hay y nunca podrán existir nuevas revelaciones que se añadan a la economía de la salvación. Algunas revelaciones privadas están aprobadas por la piedad popular (por ejemplo, Sagrado Corazón, Lourdes, la Divina Misericordia) y otras no.
     La clave es si van de acuerdo a las revelaciones originales de Cristo en las Sagradas Escrituras. La gente se coloca en una situación precaria cuando se atreven a juzgar no sólo la Biblia, sino a Dios mismo y Su Iglesia, negando así la Tradición y el Magisterio.

7. Todos somos hijos de Dios y, por lo tanto, Él debe amar todo lo que somos.

     Sí. Dios nos hizo a todos. Dios nos ama a todos. Todos somos Sus hijos. Sin embargo, Él nos llama hacia Sí mismo en un espíritu de amor y arrepentimiento, pero no todo el mundo está listo y dispuesto a hacer ese tipo de compromiso.
     No se puede decir que somos Sus hijos y al mismo tiempo negarnos a reconocer nuestra relación con nuestro Padre Celestial. (1 Juan 3:10, Rm 8,15, Efesios 2: 1-16).
     Dios es misericordioso, pero no todos nosotros queremos ser perdonados, o incluso, pensamos que no hemos hecho nada que deba ser perdonado (1 Juan 1: 8).

8. Dios usa a los hombres como "ratones de laboratorio".

     Dios es omnisciente y sabe lo que vamos a hacer. Ama nuestra existencia y no nos trata como si fuéramos “ratones de laboratorio”.
Dios es amor (1 Juan 4: 8, 16) y por lo tanto nunca podría torturarnos para ver "lo que haríamos”. La tentación se encuentra dentro de nosotros mismos y es decisión nuestra seguir la ley de Dios o rechazarla. (Dt 30:19).

Diego López Marina, de la agencia ACI,