…“TE SEGUIRÉ DONDE VAYAS”
Lc. 9. 51-62
Cuando se
completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión
de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él. Puestos en camino,
entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo
recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos
suyos, le dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que
acabe con ellos?». Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra
aldea.
Mientras iban de camino, le dijo uno: «Te
seguiré adondequiera que vayas». Jesús le respondió: «Las zorras tienen
madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene
donde reclinar la cabeza».
A otro le dijo: «Sígueme». Él respondió:
«Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre». Le contestó: «Deja que los
muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero
déjame primero despedirme de los de mi casa». Jesús le contestó: «Nadie que
pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».
Otras Lecturas: 1Reyes 19, 16b.19-21; Salmo 15;
Gálatas 5,1.13-18
LECTIO:
El evangelio de este domingo tiene dos escenas bien diferenciadas
pero ambas se desarrollan en un mismo escenario: el camino desde Galilea a
Jerusalén.
Primera
escena: en un pueblo de Samaría no quisieron acoger a los enviados de Jesús.
Los discípulos quieren eliminar el
problema por las buenas: eliminando con fuego a esos samaritanos tan mal educados.
Jesús les regaña. Les quiere enseñar que esa no es la actitud de un discípulo. Un
cristiano ha de actuar movido por la ley
que Jesús nos ha enseñado: la del perdón ante el que te ofende.
La segunda
escena de este evangelio son tres textos de seguimiento. En dos casos una
persona anónima quiere seguir a Jesús. En otro caso es Jesús quien llama a otra
persona. En dos de estas llamadas, los
llamados ponen pegas a Jesús.
En el caso de la contestación que Jesús
da a la primera persona que le manifiesta su deseo de seguirle vemos lo
exigente que es seguir a Jesús. No se trata de no querer a los nuestros, se trata de no ponerle excusas a Jesús. Si apostamos por Él apostamos con
todas nuestras fuerzas.
Perdonar
siempre y seguir a Jesús con todas nuestras fuerzas, sin regatear ni tiempo, ni ilusión, ni
nada. Dando lo mejor de nosotros mismos.
MEDITATIO:
…“te
seguiré donde vayas”
Jesús a las personas que encuentra y que
le piden seguirlo, dice claramente cuáles son las condiciones: no tener una
morada fija; saberse despegar de los afectos humanos; no ceder a la nostalgia
del pasado. (Papa Francisco)
Jesús también les dice a sus discípulos…
que no impongan nada: si no encontraran disponibilidad a recibirlo, continúen,
vayan adelante. Pero Jesús no impone jamás, Jesús es humilde, Jesús invita. Si
tú quieres ven. Y la humildad de Jesús es así. Él nos invita siempre. (Papa Francisco)
…“te
seguiré donde vayas”
Jesús nos quiere libres como Él. No quiere
cristianos egoístas que sigan el propio ‘yo’, ni cristianos débiles, cristianos
que no tienen voluntad… que buscan siempre conectarse con la voluntad de otro,
y no son libres. ¿Dónde se consigue esta libertad? En el diálogo con Dios en la
propia conciencia. Si un cristiano no sabe hablar con Dios, no sabe escuchar a
Dios en su propia conciencia no es libre. (Papa Francisco)
La Virgen escuchaba y meditaba en lo más
íntimo de sí misma la Palabra de Dios y aquello que sucedía a Jesús. Siguió a
su Hijo con íntima convicción, con firme esperanza. Que María nos ayude a
convertirnos cada vez más en hombres y mujeres de consciencia… capaces de
escuchar la voz de Dios y de seguirla con decisión. (Papa Francisco)
ORATIO:
Señor, ayúdanos a
seguirte fielmente, procurando siempre dar lo mejor que tenemos, lo mejor que
somos, sin medida, sin condiciones. Perdónanos nuestras debilidades.
Manda fuego del cielo, Señor, manda fuego que queme
todo lo que me separa de ti.
Que queme mis rechazos, mis cobardías y mis miedos,
que queme lo que me aleja de los otros y de ti.
CONTEMPLATIO:
“Te seguiré adonde vayas”.
El gran obstáculo que nos impide hoy a
muchos cristianos seguir de verdad a Jesús es el bienestar en el que vivimos
instalados. Nos da miedo tomarle en serio porque sabemos que nos exigiría vivir
de manera más generosa y solidaria. Somos esclavos de nuestro pequeño
bienestar.
Colaborar en el proyecto de Jesús exige
dedicación total, mirar hacia adelante sin distraernos, caminar hacia el futuro
sin encerrarnos en el pasado. El Papa Francisco nos ha advertido de algo que
está pasando hoy: “Tenemos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos,
sacándonos de nuestros horizontes, con frecuencia limitados, cerrados y
egoístas, para abrirnos a los suyos”.
■… No ayuda el
que uno se ponga en camino y después, en vez de caminar, se vuelva atrás. Si alguien se ha puesto en camino –es decir, se ha hecho cristiano
católico realmente- y mira hacia atrás dirigiendo todavía su amor al mundo, no
hace más que volver al lugar de donde había partido (Agustín de Hipona).