El sacramento de la Reconciliación
…nos permite acercarnos con confianza al Padre para
tener la certeza de su perdón. Él es
verdaderamente rico en misericordia y la extiende con abundancia sobre quienes
acuden a Él con corazón sincero. Lo ha recordado el papa Francisco, presidiendo una Liturgia Penitencial en la Basílica de
San Pedro, unido a muchos cristianos que en todas las partes
del mundo, “han acogido la invitación a vivir este momento como signo de la
bondad del Señor”. El Papa ha recordado a los fieles que Dios perdona
todo, Dios perdona siempre. Nunca se asusta de nuestros pecados.
Durante
su discurso, el Papa ha señalado que Dios no cesa nunca de mostrar la riqueza
de su misericordia a lo largo de los siglos. “Ser tocados con ternura de su
mano y plasmados por su gracia nos permite, por tanto, acercarnos al sacerdote
sin temor por nuestras culpas, pero con la certeza de ser acogidos por él en el
nombre de Dios, y comprendidos a pesar de nuestras miserias”. Saliendo del confesionario -ha asegurado- sentiremos
su fuerza que dona de nuevo la vida y restituye el entusiasmo de la fe.
Haciendo referencia al pasaje del
Evangelio (Lc 7,
36-50), de la mujer pecadora en la casa del fariseo,
el Papa ha hecho referencia a dos palabras concretas: amor y juicio.
“Está el amor de la mujer pecadora que
se humilla delante del Señor, pero antes aún está el amor misericordioso de
Jesús por ella, que la empuja a
acercarse”. Cada gesto de esta mujer -ha explicado el Santo Padre- habla de
amor y expresa su deseo de tener una certeza inquebrantable en su vida: la de
haber sido perdonada. Y es Jesús quien da esta certeza a la mujer: “acogiéndola
le demuestra el amor de Dios por ella”. De este modo, el Pontífice ha señalado
que el amor y el perdón son
simultáneos. Para
ella, “no habrá ningún juicio sino el que viene de Dios, y este es el juicio
de la misericordia”. “El protagonista de este
encuentro es ciertamente el amor que va más allá de la justicia”, ha indicado
el Papa.
Por otro lado está el ejemplo de Simón el
fariseo, que “no consigue encontrar el camino del amor”. “En sus pensamientos
invoca solo la justicia y haciendo eso se equivoca”, ha advertido. Así,
Francisco ha explicado que “la llamada de Jesús empuja a cada uno de nosotros a
no pararnos nunca en la superficie de las cosas, sobre todo cuando estamos
delante de una persona”. Estamos llamados -ha añadido- a mirar más allá,
a centrarnos en el corazón para ver de cuánta
generosidad es capaz. El Santo Padre ha afirmado que “nadie puede ser excluido
de la misericordia de Dios, todos conocen el camino
para acceder a ella y la Iglesia es la casa que acoge a todos y no rechaza a
nadie”. Sus puertas permanecen abiertas, “para que
los que son tocados por la gracia puedan encontrar la certeza del perdón”.
Asimismo, ha afirmado que cuanto más grande es el pecado, mayor debe ser el amor
que la Iglesia expresa hacia aquellos que se convierten.
El Papa ha explicado al finalizar su
discurso que ha pensado a menudo cómo la Iglesia pueda hacer más evidente su
misión de ser testimonio de la misericordia. Por eso, ha anunciado un Jubileo
extraordinario que tendrá su centro en la
misericordia de Dios, “un Año Santo de la Misericordia”. Estoy seguro -ha observado el Santo Padre- que toda
la Iglesia podrá encontrar en este Jubileo la alegría para redescubrir y hacer
fecunda la misericordia de Dios, con la cual todos estamos llamados a dar consolación a cada hombre y
cada mujer de nuestro tiempo…
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