TIEMPO LITÚRGICO

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martes, 27 de septiembre de 2011

PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Dijo Jesús a los discípulos: «El que quiera venir en pos de mí que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿Pues de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?»
Jesús pidió al Padre en Getsemaní que pasara de él el cáliz de la pasión; puso, sin embargo, su voluntad en la voluntad del Padre. «Y la voluntad del Padre fue que su Hijo bendito y glorioso, que él nos dio y que nació por nosotros, se ofreciera a sí mismo por su propia sangre como sacrificio y hostia en el ara de la cruz; no por sí mismo, por quien fueron hechas todas las cosas, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo, para que sigamos sus huellas»

Dirijamos nuestra oración al Padre, que manifiesta su poder sobre todo en la misericordia y el perdón, y pidámosle que acoja nuestro corazón contrito y humillado.
-Por la Iglesia: para que sea signo e instrumento de reconciliación y lugar de acogida abierta a todos los hombres.
-Por los sacerdotes, ministros de la Iglesia: para que realicen con entrega generosa el ministerio sacramental del perdón y de la misericordia.
-Por los que sufren las consecuencias del pecado: el egoísmo, el odio, la opresión, el desprecio, la marginación: para que vean atendidas sus demandas de justicia y de paz.
-Por los que participamos en la celebración de la Eucaristía: para que luego seamos testigos de la palabra del Señor y de su amor.
Oración
Ten misericordia de nosotros, Dios Padre nuestro, perdona nuestros pecados y asístenos con tu gracia para que no volvamos a pecar. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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