No era más que un bebé cuando Cristo vivió la experiencia del huido, del refugiado, del sin papeles y sin techo. Vivió unos años en el destierro y regresó a su tierra siendo ya un mocito. La paz con que Cristo vivió su adolescencia y juventud duró lo que su anonimato. Finalmente fue perseguido, torturado y asesinado. Tras él, diez de sus apóstoles corrieron la misma suerte, por testimonio de su nombre. Los cristianos que conocemos hoy son el resultado de la tradición apostólica, del testimonio escrito y hablado durante dos mil años de generaciones cristianas. La realidad es que hoy en día, el colectivo social más perseguido sobre la Tierra es el de los cristianos. Ser cristiano hoy te da el más alto índice de probabilidades de sufrir persecución, discriminación o falta de libertad. Se estima que son 350 millones de cristianos en el mundo los que sufren algún tipo de vejación por serlo. Son más de cuarenta los países en los que la libertad religiosa es limitada o inexistente. No es solo contra los cristianos, pero sí son los cristianos los que más sufren por su fe.
En pleno siglo XXI, dos mil años después, el símbolo de la cruz que nos representa sigue siendo motivo de escándalo, de mofa, de burla, de persecución, humillación, tortura o incluso asesinato. En países como Arabia Saudí, Sudán, Yemen, China, India, Pakistán, Somalia, Zimbabwe, Corea del Norte, Eritrea, Indonesia, Irán..., la persecución de Cristo no ha terminado. Nuestros hermanos cristianos no pueden vivir su fe en libertad. La persecución iniciada hace dos mil años, continúa.
Los católicos perseguidos necesitan tu ayuda
Ayuda a la Iglesia Necesitada http://www.ayudaalaiglesianecesitada.org/
(2º Doningo de Pascua de la Divina Misericordia)
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