TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

sábado, 30 de abril de 2011

S.S. JUAN PABLO II SERÁ BEATIFICADO EN ROMA EL 1 DE MAYO.

Juan Pablo II marchó a la casa del Padre el sábado día 2 de abril del año 2005, año proclamado por él como "Año dedicado a la Eucaristía. Murió a las 21,37 horas de la noche, después de haber participado en su habitación de la Misa que litúrgicamente ya correspondía al segundo domingo de Pascua en que se celebra la fiesta de la Divina Misericordia, que él mismo instituyó el día 30 de abril del 2000.
¡SANTO YA! gritaban las miles de personas congregadas en torno del féretro de Juan Pablo II durante su funeral. Ya el prefecto de la Congregación para la causa de los Santos mencionó “vox populi, vox Dei”; cuando el pueblo considera santa a una persona quiere decir que es realmente santa. Transcribimos el texto que S.S. Juan Pablo II tenía preparado para la solemnidad de la Fiesta de la Divina Misericordia y que el Arzobispo Leonardo Sandri, sustituto de la Secretaría de Estado, leyó al término de la celebración eucarística en sufragio del Papa:

"¡Queridos hermanos y hermanas!
Resuena también hoy el gozoso Aleluya de Pascua. La página del Evangelio de Juan, hoy subraya que ya Resucitado, la noche de ese día se apareció a los apóstoles y «les mostró las manos y el costado» (Juan 20, 20), es decir, los signos de la dolorosa pasión impresos de manera indeleble en su cuerpo, también después de la resurrección. Aquellas llagas gloriosas, que ocho días después hizo tocar al incrédulo Tomás, revelan la misericordia de Dios que «tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único» (Juan 3, 16).
Este misterio de amor está en el corazón de la liturgia de hoy, domingo «in Albis», dedicado al culto de la Divina Misericordia.
A la humanidad, que en ocasiones parece como perdida y dominada por el poder del mal, del egoísmo y del miedo, el Señor resucitado le ofrece como don su amor que perdona, reconcilia y vuelve a abrir el espíritu a la esperanza. El amor convierte los corazones y da la paz. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de comprender y acoger la Divina Misericordia! Señor, que con la muerte y la resurrección revelas el amor del Padre, nosotros creemos en ti y con confianza te repetimos hoy:

“JESÚS, CONFÍO EN TI, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO".

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