TIEMPO LITÚRGICO
lunes, 26 de septiembre de 2022
sábado, 10 de septiembre de 2022
¿Qué rezaba Jesús durante su vida? (Continuación)
Rezar una poesía a Dios a la vez que se le recita una oración, es lo que han venido haciendo judíos y cristianos a lo largo de la historia gracias a los Salmos. El mismo Jesús los recitó durante su vida...
-¿Cómo se clasifican?
Resulta muy complejo separar
los Salmos por categorías, ya que es muy grande la variedad de
géneros o posibles clasificaciones. Una de las formas más comunes para
distinguir entre unos y otros es si la composición tiene un origen personal o
comunitario. Sin embargo, hay casos en los que el Salmo corresponde a la
plegaria de un rey o de un sacerdote, por lo que se trataría de una oración
colectiva. Otro tipo de clasificación sería las diferentes formas que utilizan
de dirigirse a Dios, ya sea con la fórmula de Yahveh o con la de Elohim.
Sin embargo, existen algunas
características comunes que bien podrían agrupar a
los Salmos:
Los himnos: cantos
de alabanza, de glorificación desinteresada, que no contienen peticiones o
ruegos. Comienzan por una invitación a la alabanza y en el
desarrollo se ofrecen los motivos por los que Dios ha de ser glorificado. Algunos
tratan de la Creación y otros, por ejemplo, de la historia del pueblo de
Israel. La redacción es casi siempre impersonal, lo que facilita su uso litúrgico.
Las súplicas: prima el ruego personal sobre el colectivo. En
general todos son una respuesta religiosa a las desgracias y
la persecución de los enemigos. Normalmente desembocan en
un reconocimiento de que por las propias fuerzas el orante no puede salir de
tal situación y que le resulta imprescindible la acción de Dios. Algunos
ejemplos son "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?",
Miserere y De profundis.
Salmos de acción de
gracias: en este apartado los hay tanto de oración
colectiva como de plegaria personal. La introducción es muy
semejante a la de los himnos, a la que sigue una narración
de los motivos para dar gracias y se añade una oración de
súplica. Concluyen con la acción de gracias propiamente dicha y actos de confianza
en el poder de Dios.
Salmos reales: algunos
hablan sobre el rey de Israel y otros muestran la realeza divina.
Inicialmente fueron usados para la consagración de reyes o para ceremonias
reales, con la caída de la monarquía son reutilizados en sentido
mesiánico. Algunos de los más representativos son el Salmo 2, el
45, el 47 o el 93.
Cánticos de Sion: se trata de Salmos que cantan las glorias de Sion. Recuerdan
los diversos momentos de la presencia de Dios con su pueblo,
desde el diálogo con Moisés pasando por el Arca de la Alianza y hasta llegar al
Templo de Jerusalén.
Salmos didácticos y Salmos de sabiduría: se trata de composiciones
destinadas a la enseñanza y se caracterizan por elementos
formales que ayudan a hacerlos más didácticos y memorizables: como seguir un
orden alfabético en la primera letra de algunos versos. Suelen
tratar de la Ley Judía.
Algunos estudiosos defienden que podría
haber otras categorías añadidas a estas últimas, como las de
Salmos mesiánicos, de profecía, de maldición, o Salmos mixtos, es decir, que
tienen formas o contenidos propios de los diversos géneros mencionados
anteriormente.
Cabe destacar que en el siglo IX era el
único libro litúrgico que podía pertenecer a un laico. Una peculiaridad que
solo se vio alterada con la llegada en el siglo XIV de los Libros de Horas. Los
salterios se utilizaron en diferentes momentos de la historia de la Iglesia
para hacer recitaciones diarias, aparte de la misa, y los monjes y sacerdotes
solían aprendérselo de memoria.
Los Salmos son, posiblemente, unas de las piezas literarias que más tiempo han acompañado a la cultura Occidental. Ejemplo de esa presencia e importancia es cómo la literatura y la música los han hechos suyos en muchos momentos y de muy diferentes formas. El Salmo Miserere, por ejemplo, alcanzará una gran relevancia cultural gracias a versiones de compositores como Giovanni Pierluigi da Palestrina o Gregorio Allegri. También es de destacar que muchos de los coros en La Creación, el oratorio de Joseph Haydn, y varios de los de El Mesías, de Haendel, están basados en Salmos. Ya en una época mucho más reciente, en el siglo XX, Ígor Stravinski escribió una Sinfonía de los Salmos (1930) para coro y orquesta, y Leonard Bernstein compuso en 1965 los Chichester Psalms.
El rezo de los Salmos ha sido algo muy
importante para cristianos y judíos de todas las generaciones. Desde la época
de los primeros cristianos, la lectura en pequeñas comunidades de estas
composiciones ayudó a la consolidación de la fe a medida que se expandía la
cristiandad.
Para la Iglesia los Salmos tienen tanta importancia que forman parte fundamental del Oficio Divino o Liturgia de las Horas. Un conjunto de oraciones, del que forman parte los Laudes (alabanza al amanecer) o las Vísperas (al anochecer), que la Iglesia ha querido que sea rezado en diferentes horas del día para consagrar por entera la vida a Dios. Católicos de todo el mundo, ya sean religiosos o seglares, siguen rompiendo en la actualidad los quehaceres diarios para alabar a Dios con el rezo de los Salmos.
PEQUEÑA REVISIÓN
(extensiva a muchas
de nuestras Secciones)
Paseando por Bilbao me encontré
casualmente con Francisco Javier, antiguo miembro del Consejo Diocesano y con
crudo realismo, me comentó con pena como veía a Nuestra Adoración Nocturna, en
otro tiempo floreciente. Esto me trajo a la memoria el texto del
profeta Isaías (Isaías 42):
"Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi
elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la
justicia a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La
caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la
justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en
el país".
Este texto me hace meditar en la situación actual de nuestra Adoración Nocturna. Revisando la relación de Turnos podríamos decir que a pesar de haber rebajado las condiciones para cumplir con la Vigilia mensual casi solamente un Turno cumple con los requisitos de una verdadera vigilia, otros Turnos ya son mechas apagadas que no llegan a la vigilia mensual preceptiva… Otros hacen vigilias nocturnas de tres o cuatro horas manteniendo los Turnos con dignidad… Y volvemos a preguntarnos ¿Qué podemos hacer para reforzar las cañas cascadas o los pabilos vacilantes?
-
La Adoración Nocturna debería ser nuestra primera y principal actividad
apostólica.
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Máxima fidelidad a la convocatoria mensual.
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Máxima difusión y apostolado de la Adoración Nocturna.
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Máxima oración.
-
Reforzar los Turnos débiles.
-
Reabrir algún Turno cerrado recientemente.
J.M.F. BOLETÍN DIOCESANO DE BILBAO SEPBRE./OCTUBRE
2022
(TEXTO COMPLETO)
lunes, 5 de septiembre de 2022
¿Qué rezaba Jesús durante su vida?
Rezar una poesía a Dios a la
vez que se le recita una oración, es lo
que han venido haciendo judíos y cristianos a lo largo de la historia gracias a
los Salmos. El
mismo Jesús los recitó durante su
vida. Pero, ¿quién compuso estos bellos textos, cuál es su origen y qué
utilidad tienen hoy en día?
Los Salmos, del latín "psalmus",
que significa "cántico acompañado de arpa", son
un conjunto de textos breves de alabanza a Dios y en forma de poesía que son
parte de los llamados Libros Sapienciales del Antiguo
Testamento. Aunque el origen de la literatura salmódica se remonta a culturas
como la sumeria, asiria, o egipcia, los Salmos de la Biblia que hoy conocemos nacen,
probablemente, de una serie de cantos litúrgicos empleados en Jerusalén en
el período del Segundo Templo.
Con el paso de los siglos estas
composiciones se fueron enriqueciendo con oraciones personales, lamentaciones
colectivas, Salmos de acción de gracias, escatológicos, loas a la realeza o,
incluso, salmos didácticos.
Desde hace siglos estos rezos poéticos o
poesías rezadas forman parte de la oración diaria de millones de cristianos:
religiosos, sacerdotes, diáconos y laicos... Y, sobre todo, estuvieron
presentes en la oración personal del propio Cristo. Así lo recoge la Biblia, cuando
Jesús utiliza, precisamente, un Salmo para expresar el sentido de su misión al
venir al mundo: "Aquí estoy, he venido como está
escrito en la ley: para hacer tu voluntad" (Sal 39, 8-9). Y a la hora
nona, estando crucificado, Jesús rezó las primeras palabras del salmo 22:
"Dios mío, ¿por qué me has abandonado?".
-¿Quién los compuso?
El autor más destacado en la composición de este tipo de piezas es el rey David, al que se le suele representar acompañado con un arpa característica del rezo de los Salmos. La tradición que une a David con la música es tan fuerte que incluso el profeta Amós, 300 años después, habla de él como un "inventor de instrumentos musicales" (Amós 6:5). Se cree que el monarca, ascendente del propio San José, compuso 73 de los 150 Salmos que tiene la Biblia.
Entre el resto de autores de
los Salmos se encuentran levitas anónimos
(miembros de la tribu de Leví, encargados de los servicios en el Templo de
Jerusalén) a los que se les atribuye 50 composiciones, pero, también, se cree
que el propio Moisés llegó a componer el Salmo número 90.
-¿Dónde se encuentran en la Biblia?
Los Salmos están recogidos en el Libro de los Salmos, perteneciente a los Libros Sapienciales, y dividido a su vez en cinco colecciones:
Libro Primero, Salmos del 1-41.-Libro
Segundo, Salmos del 42-72.-Libro Tercero, Salmos del 73-89.-Libro Cuarto,
Salmos del 90-106.-Libro Quinto, Salmos del 107-150.
La numeración de los Salmos es diferente en
el texto hebreo que en la Biblia griega, por ello primero se transcribe el
número en hebreo y entre paréntesis se coloca el número griego.
-¿Qué títulos tienen?
La mayoría de los Salmos contienen un título en el que se ofrecen datos sobre los instrumentos musicales empleados, o incluso del uso de melodías. Hay también en los títulos algunas indicaciones sobre el momento en que se debían usar estas composiciones, ya fuera en peregrinaciones, para la celebración de la dedicación del Templo o para el sábado, entre otros.
Finalmente, algunos Salmos incluyen en los títulos una explicación del momento en el que se habrían compuesto: la huida de David ante Saúl, el arrepentimiento tras la muerte de Urías, la guerra con Absalón…