TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 11 de agosto de 2012

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 12 DE AGOSTO, 19º DEL TIEMPO ORDINARIO

Venid a Jesús

Juan 6.41-51   En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: « ¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo? ». Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, sí no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios" Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ese ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

Otras Lecturas: 1 Reyes 19.4-8; Salmo 34.2-9; Efesios 4.30–5.2

LECTIO:
     Este capítulo del Evangelio de Juan se centra en Jesús como pan de vida. Los que han escuchado a Jesús comienzan a reaccionar frente a sus palabras y a lo que estas sugieren.
     Según Juan, la muchedumbre reacciona en primer lugar frente al hecho de que Jesús pretenda tener origen divino. Dice que es el pan de vida enviado por el Padre. El pueblo rechaza esta pretensión como absurda porque conocen a su padre y a su madre y saben dónde vive. Jesús no hace caso a sus objeciones. Insiste en que necesitan gracia del Padre para conocerle y entenderle. Nadie puede ir a Jesús a menos que el Padre ‘lo traiga a él’. Dios Padre es la verdadera fuente de nuestra fe en Jesús. A nosotros nos toca responder con fe al maravilloso don de la salvación de parte de Dios y someter nuestras vidas a su voluntad. Por eso, la fe en Jesús no es sólo lo que pensamos y creemos; nuestra vida entera está implicada en el desarrollo de nuestra relación con Dios. Esto incluye nuestro compromiso de amor hacia todos, dentro y fuera de nuestra comunidad cristiana. Jesús mantiene el tema del ‘pan de vida’, pero después se refiere a la eucaristía. ‘El pan que yo daré es mi propio cuerpo. Lo daré por la vida del mundo’. En la eucaristía Jesús también sostiene y da mayor profundidad a nuestra vida espiritual y a nuestra relación con él.
     Fue Dios quien dio comienzo a todo. Su plan para Jesús, la Palabra, era que fuese nuestro pan de vida. El pasaje nos mete en lo hondo del misterio de nuestra relación con Jesús y con nuestro Padre del cielo.

MEDITATIO:
¿Puedes identificar el momento en que tomaste la decisión personal de creer en Jesús y amarle? ¿Mantienes también una relación con Dios Padre y con el Espíritu Santo?
¿Cómo ves a Jesús? ¿Qué es lo que más te atrae de él? ¿Qué encuentras difícil de aceptar en él y en sus palabras aquí y ahora?

ORATIO:
     Considera tu respuesta a la lectura de hoy. ¿Puedes hacer tuya la siguiente oración? ‘Aquí estoy, Señor Jesús, te sigo porque el Padre me dio esta oportunidad y su gracia’.
     El Salmo 34 habla de encuentros con el Señor. El verso 9 lo resume perfectamente: ‘Probad, y ved que el Señor es bueno. ¡Feliz el hombre que en él confía!’ Dale gracias a Dios por todas las maneras en que te ha mostrado su bondad. Ora también para que tus familiares y amigos descubran por sí mismos su bondad.

CONTEMPLATIO:
     En 1 Reyes 19.4-8 leemos cómo Elías quería rendirse y morir, pero Dios le proporcionó ‘pan del cielo’ para reanimarle. Lee el resto del relato y considera qué podemos aprender de su tremendo encuentro con Dios.
     Una vez más saboreamos los tesoros de Efesios (4.30–5.2). Lee estas joyas prácticas que nos orientan para agradar a Dios, y pídele a Él la gracia para vivir en conformidad con ellas.

 


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