TIEMPO LITÚRGICO

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domingo, 7 de septiembre de 2025

CENTENARIO DE LA ADORACIÓN NOCTURNA FEMENINA ESPAÑOLA



   La Adoración Nocturna Española nace en Madrid con la primera vigilia, el 4 de Noviembre de 1877, de la mano de Don Luís de Trelles y Noguerol, hoy en proceso de canonización, y Don Juan de Montalvo y O’Farril. Próximamente, en el año 2027, D.m., se celebrará el 150 aniversario de la fundación. Damos gracias a Dios.

   Como también las damos por el primer centenario oficial de la fundación de la Adoración Nocturna Femenina Española.

   El día 25 de Julio de 1925 nació en Valencia la Adoración Nocturna Femenina, siendo su fundadora Doña Anita Adrién Mur y su primer Director Espiritual el Rvdo. Don Manuel Irurita Almandoz. Se extendió por 37 secciones y el celo de Doña Anita la hizo llegar a otras diócesis de España.

   

   La fundadora de ANFE nació en Valencia el 5 de Febrero de 1880 en el seno de una familia cristiana. Tuvo dos hermanas religiosas y ella, postulante dominica, no pudo serlo por padecer diabetes. Todos los días asistía a Misa y al Jubileo. Las tardes las dedicada a obras de apostolado y caridad.

  De un libro de Actas está tomado este párrafo: “El fuego divino que ardía en su alma quería que se propagase a otras almas”, y su claro entendimiento, en sus ratos de intimidad con Jesús, pensó, ideó y planeó el medio de que Jesús Sacramentado recibiese adoración no sólo durante el día sino en las horas del descanso, del silencio de la noche. “Velar con Jesús ¡qué dicha más grande! Estar a los pies del Tabernáculo, en las horas de las tinieblas, cuando el enemigo de Dios y de las almas no descansa, sino que maquina sus planes diabólicos”.

  La inspiración divina la lleva a fundar una Adoración Nocturna Femenina, para lo que tuvo que luchar contra viento y marea. Por ser mujer hubo negativas por parte de las autoridades eclesiásticas que no encontraban prudente que la mujer saliera de casa entrada la noche. Ella no desmayó, rezando e insistiendo, hasta que Dios puso en su camino a Don Manuel Irurita, canónigo de la Catedral, y el 12 de Mayo de 1925 se erigió la Asociación Archicofradía de la Adoración Nocturna de Señoras Esclavas del Corazón Eucarístico de Jesús y de María Dolorosa, de Valencia, siendo su Director Espiritual el P. Irurita, hasta que fue elevado al Episcopado.

   Ella, con el grupo que formó, celebraron la primera vigilia el 27 de Junio de 1925. Pero Anita, que tenía espíritu misionero, deseaba que la asociación fuera conocida por otras mujeres. El Sr. Arzobispo lo ratificó y celebró una vigilia solemne en la Catedral el 25 de Julio del mismo año. Durante la homilía dijo a las adoradoras: “Sed eucarísticamente piadosas y piadosamente eucarísticas”.

  Fundó turnos los primeros viernes y sábados de mes. Ensayaba los cantos para la vigilia. A las jóvenes les dejaba el primer turno para que los padres permitiesen su asistencia. Implantó personalmente 37 secciones en Valencia. Comenzó a escribir cartas a otras diócesis desde el 3 de Febrero de 1932, fundando secciones: en Orense (19 de Marzo de 1927), Pamplona y Murcia (7 de Diciembre de 1933), Salamanca (31 de Diciembre de 1937). Posteriormente en Guipúzcoa, Vizcaya, Villanueva de la Serena y Don Benito (Badajoz). También en Cervera y Lérida. Tuvo la alegría de asistir personalmente a algunas de ellas. Poco a poco llegó la Adoración Nocturna a Ibiza, Mallorca, Mahón y Seo de Urgel. También a Barcelona y Balaguer. En Aragón habló con el Sr. Arzobispo para lo mismo.

 Dado que ya estaba extendida la asociación por bastantes diócesis, en 1933 solicitó del Obispo Auxiliar, Doctoral de Valencia y Director del Seminario, Don Javier Lauzurica, que fuese el Director Nacional de la Adoración.

  En carta a su amiga Teresa Taberner le explica cómo organizar y fundar secciones. Primero solicitar al Prelado de la diócesis su autorización; segundo, lista de adoradoras activas y honorarias; tercero, comunicar al Consejo Directivo de Valencia la fecha de inauguración. Y contar con la bandera.

  Anita sabía bien que la Eucaristía no puede existir sin los sacerdotes y, con rifas y loterías, ayudaba a los seminaristas necesitados. Durante la guerra civil los milicianos preguntaban ¿dónde está esa Anita que paga la carrera a los curas? El acoso fue tal que tuvo que trasladarse a veinticinco casas diferentes. En una ocasión huyó disfrazada de pordiosera. En otra no pudo salir de la casa donde se escondía: registraron todas las habitaciones menos donde ella estaba. Durante esos años, para poder comulgar, se valía de adoradoras que le llevaban al Señor.

  Tras la guerra, el 24 de Junio de 1939, se reanuda la Adoración y tuvo que fusionar turnos de las primeras adoradoras, reconstruir los centros, entre ellos su propio domicilio con la sede, donde destinó un espacioso salón para la Capilla. Ella y sus íntimas colaboradoras donaron sus joyas y monedas para una Custodia.

  Más de trescientas adoradoras de Valencia, más otras de diversas diócesis, asistieron en peregrinación al Pilar, en 1940, con motivo del XIX centenario de la venida de la Santísima Virgen en carne mortal a Zaragoza en acción de gracias por el fin de la guerra.

   El 3 de Agosto de 1941, a los 61 años, el Señor la llamó a su lado. Falleció santamente en su casa, recibiendo los sacramentos. A su entierro asistieron el Sr. Arzobispo, muchos sacerdotes y las adoradoras de la diócesis. Sus restos descansan en el cementerio de Valencia.

 Hasta aquí su historia, que llega hasta nuestros días, estando presente la Asociación en casi todas las diócesis españolas, a pesar de todos los avatares que está sufriendo nuestra santa Madre, la Iglesia. Y nos ha parecido oportuno aprovechar esta efemérides para dar a conocer un poco a la mujer, de la que Dios se valió, para acercar a tantas mujeres a la adoración eucarística, en una época en que no se podía salir sola de casa y, menos, de noche.

“Oración de Acción de Gracias por el Centenario”

   Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo: inmersas en esta historia de Salvación, queremos dar gracias por nuestros 100 años como ANFE, donde, en cada vigilia, hemos sentido nuestra misión en la Iglesia.

   Hemos querido responder -con nuestras débiles fuerzas- a este gran derroche de ternura que es nuestra historia compartida: ¡Dios con nosotros y nosotros con Él!

   Representantes de un mundo que ora y trabaja, queremos prolongar -en horas de la noche- que la historia sigue siendo tiempo de salvación que, nuestras noches de la vida, “tendrán siempre un amanecer” una luz, una misma Presencia de Pascua.

   Ante el Sacramento del Amor y la Unidad ponemos voz y rostro a tantas noches de tantas historias que conforman nuestros signos de los tiempos y, como nuestra Madre Santa María, señalar que el camino sólo es uno: “Haced lo que Él os diga”, y sólo en Ti poner nuestra esperanza.

  Ayúdanos a ser fieles a la misión recibida, bendice nuestros esfuerzos, multiplica nuestros trabajos, santifícanos con tu presencia para que, en todo momento, sepamos cantarte y alabarte, Amor de los amores, y proclamar con nuestra vida: ¡Dios está aquí!

María Teresa Díaz Gallego -Vicepresidenta Consejo Diocesano de Sevilla. 

Boletín Diocesano ANE-ANFE Sevilla Julio-Agosto 2025 

sábado, 6 de septiembre de 2025

 

SETPBRE DIOS DE MI CORAZÓN

Alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar

LA ADORACIÓN NOCTURNA MOMENTO PARA CULTIVAR LA INTIMIDAD CON DIOS

 

   En muchas de nuestras parroquias, iglesias y ermitas hay imágenes del Sagrado Corazón de Jesús. A veces, también en nuestras casas se han transmitido, quizá de generación en generación. Si nos fijamos en la calle o en nuestras plazas, muchas estatuas de piedra o en las fachadas se ven imágenes de Jesús señalándonos su corazón. Las hay más grandes y más pequeñas, las hay más bellas, las hay más feuchas…

   El Papa Francisco, en “Dilexit Nos”, nos anima a que no nos detengamos tanto en la calidad artística sino en el profundo significado espiritual que transmiten y de paso nos dice algo precioso sobre la Eucaristía: “Alguna de esas imágenes podrá parecernos poco atractiva y no movernos demasiado al amor y a la oración. Eso es secundario, ya que la imagen no es más que una figura motivadora, y, como dirían los orientales, no hay que quedarse en el dedo que indica la luna. Mientras la Eucaristía es presencia real que se adora, en este caso se trata sólo de una imagen que, aunque esté bendecida, nos invita a ir más allá de ella, nos orienta a elevar nuestro propio corazón al de Cristo vivo y unirlo a él. La imagen venerada convoca, señala, transporta, para que dediquemos un tiempo al encuentro con Cristo y a su adoración, como nos parezca mejor imaginarlo. De este modo, mirando la imagen nos situamos frente a Cristo, y ante él «el amor se detiene, contempla el misterio, lo disfruta en silencio» (Dilexit Nos 57)

   Las imágenes del Sagrado Corazón nos invitan a ir más allá, a representarnos interiormente a Jesús y elevar nuestro corazón al suyo. Pero en la Eucaristía pasa algo distinto. Allí no hay un “signo”, una “imagen”, ahí está la presencia real del corazón de Jesús. Aunque no la vemos con los ojos, la fe nos ayuda a saber que Jesús está allí. Siguiendo la comparación del Papa, la Eucaristía es la “luna”, no el “dedo” que la indica. No tenemos que superar o sobrepasar la Eucaristía, sino quedarnos allí con ella. Adorarla y celebrarla para dejarnos transformar por el Corazón de Cristo no sólo “evocado” sino verdaderamente “presente”.

   Estar una noche adorando la Eucaristía es también estar junto al Dios de mi corazón. Aquel que más yo amo, aquello que es más importante para mí. No a través de imágenes o recuerdos, no “virtualmente” u “online”. Cuando queremos a alguien de veras, cuando le llevamos en el Corazón queremos estar con Él, presencialmente, personalmente. Las imágenes, los recuerdos son bonitos, pero sirven para quien está lejos o separado. Para estar con Jesús no hay mejor manera que adorarle en el Sacramento del Altar.  D. Luis de Trelles, fundador de la Adoración Nocturna se dirigía así con un cariño precioso a su Dios: “ Dios de mi corazón y mi Señor Jesucristo; aunque estéis disfrazado y encubierto en los velos sacramentales, yo pecador, os descubro con la luz de la fe que me inspiráis, en el Santísimo Sacramento del Altar… quisiera amaros con aquella pureza de intención con que os adoran los Ángeles, pero percibo mi pobreza espiritual y mi incapacidad de ofreceros nada digno de Vos. Ya que nada mejor puedo hacer, os ofrezco mis humildes votos y tibios deseos, reunidos a los que manan del divino Corazón de Jesús en la santa Eucaristía; y os presento los sentimientos y latidos de ese horno de caridad por mis pecados y los del mundo, y para sufragio de las benditas almas del purgatorio: esperando que admitáis esta ofrenda, pobre en cuanto mía y grande por lo que de ella es vuestro, para otorgarme la gracia de no pecar más y luego la dicha de veros eternamente en la gloria. (LS 3, 1872, p.316)

   Hoy no hay preguntas de reflexión. Hoy repítele la oración al Dios de tu corazón, y pídele a Luis de Trelles hacerlo con su mismo fervor. Luego busca una imagen del Corazón de Jesús, mira la Eucaristía y dile. “Aquí te veo, pero no estás, allí estás aunque no te vea”.