TIEMPO LITÚRGICO

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sábado, 8 de julio de 2017

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 9 DE JULIO DE 2017, 14º DEL TIEM`PO ORDINARIO (Comentario de +Demetrio Fernández-Obispo de Cordoba)

«VENID A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁIS CANSADOS, Y YO OS ALIVIARÉ»

Mt. 11. 25-30
            En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños.
Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera”.

Otras Lecturas: Zacarías 9,9-10; Salmo 144; Romanos 8,9.11-13

LECTIO:
            "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla”. Dios ha desvelado su secreto, pero los sabios sabihondos y los hinchados entendidos..., ni saben, ni en­tienden. Sólo a todos los que en el mundo han sido sencillos, sólo a ellos les ha querido revelar Dios sus adentros, porque "así le ha parecido mejor"…
       En el mundo actual cuantas veces escuchamos las expresiones “que cansado, agobiado estoy” y se busca el descanso donde no se encuentra realmente. Solo en Él se encuentra el auténtico descanso: "venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré... y encontraréis vuestro descanso", y éstos, no suelen coincidir con aquellos a los que el Padre "esconde" su secreto.
       Sólo los sencillos en su corazón y en su vida, podían enten­der las palabras de Jesús. Porque sólo ellos se sabían desbordados por tanto cansancio y tanto agobio. Sin sentir vergüenza de su limitación, sin tener que maquillarla y disfrazarla: eran pobres, sin po­der, sin saber, sin tener. Los que sabían y podían y tenían, ellos se pagaban a sí mis­mos...
       Nosotros, dos mil años después, somos herederos y continuadores del secreto de Dios, ese que quita cansancios, seca lágrimas, desliga agobios, rompe cadenas, abre esperanzas, y todo lo llena de un buen olor de Buena Nueva. Estos son sus gestos y su lenguaje. Quiera el Señor que los sencillos de hoy, los pobres de nuestra tierra, puedan tener acceso al corazón de Dios manso y humilde, espejado y regalado en el corazón de los cristianos, para que como Jesús y con Jesús, también ellos den gracias al Padre.

MEDITATIO:
     «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» Esta invitación de Jesús se extiende hasta nuestros días, para llegar a muchos hermanos y hermanas oprimidos por precarias condiciones de vida, por situaciones existenciales difíciles y a veces privados de válidos puntos de referencia. En los países más pobres, pero también en las periferias de los países más ricos, se encuentran muchas personas cansadas y agobiadas bajo el peso insoportable del abandono y la indiferencia. (Papa Francisco)
     No es fácil para los cristianos vivir según los principios y las virtudes inspiradas por Jesús. «No es fácil  pero es posible basta con  contemplar a Jesús sufriente y la humanidad sufriente» y vivir «una vida escondida en Dios con Jesús». (Papa Francisco)
«Sólo contemplando la humanidad sufriente de Jesús podemos hacernos mansos,  humildes, tiernos como Él. No hay otro camino». (Papa Francisco)
     Para ser buenos cristianos, es necesario contemplar siempre la humanidad de Jesús y la humanidad sufriente. «¿Para dar testimonio? Contempla a Jesús. ¿Para perdonar? Contempla a Jesús sufriente. ¿Para no odiar al prójimo? Contempla a Jesús sufriente. ¿Para no murmurar contra el prójimo? Contempla a Jesús sufriente. No hay otro camino». (Papa Francisco)
 
ORATIO:
“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”
     ¿Quién no está lleno de trabajos y cargado de miserias? ¿Te quejas de ello como de un mal sin remedio? ¿Por qué? Porque no acudes a Cristo. ¿Cómo padecer tanto teniendo tan a mano el remedio?
“…aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”
     Con dulzura se educa, con dulzura se enseña, con dulzura se inculca la virtud, se consigue la enmienda, se gobierna bien, se hace todo lo bueno.
     Si preferimos la acritud, la sequedad, la impaciencia la brusquedad… ¿no será porqué nos resulta más cómodo, más fácil…, porqué buscamos nuestra propia satisfacción más que el bien del prójimo?

CONTEMPLATIO:
«Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y las has dado a conocer a los sencillos...»

     También hoy el pueblo sencillo capta mejor que nadie el Evangelio. No tienen problemas para sintonizar con Jesús. A ellos se les revela el Padre mejor que a los “entendidos” en religión. Cuando oyen hablar de Jesús, confían en él de manera casi espontánea.
“Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis descanso”. Hemos de aprender de Jesús a vivir como él. Jesús…hace nuestra vida más clara y más sencilla, más humilde y más sana... Nos invita a seguirlo por el mismo camino que él ha recorrido. Por eso puede entender nuestras dificultades y nuestros esfuerzos, puede perdonar nuestras torpezas y errores, animándonos siempre a levantarnos.
     Hemos de centrar nuestros esfuerzos en promover un contacto más vital con Jesús en tantos hombres y mujeres necesitados de aliento, descanso y paz… Su modo de entender y de vivir la religión (es)lo que conduce a no pocos, casi inevitablemente, a no conocer la experiencia de confiar en Jesús… Jesús podría ser para ellos la gran noticia.

…  No éste o aquél, sino todos los que tenéis preocupaciones, sentís tristeza o estáis en pecado. Venid no porque yo os quiera pedir cuentas, sino para perdonaros vuestros pecados. Venid no porque yo necesite vuestra gloria, sino porque anhelo vuestra salvación. Porque yo -dice— os aliviaré. No dijo solamente: «os salvaré», sino lo que es mucho más: «os pondré en seguridad absoluta». No os espantéis —parece decimos el Señor- al oír hablar de yugo, pues es suave; no tengáis miedo de que os hable de carga, pues es ligera. [] Porque ¿qué es lo que tu temes? —parece decirte el Señor? ¿Quedar rebajado por la humildad? Mírame a mí, considera los ejemplos que yo os he dado y entonces verás con evidencia la grandeza de esta virtud (Juan Crisóstomo)

1 comentario:

  1. Este texto de Mateo lo llamo siempre y lo he bautizado como el texto del descanso del Corazón. Sin embargo, son pocos los que aciertan a encontrar la sabiduría del Evangelio que nos lanza Jesús.
    Todos nuestros agotamientos brotan del corazón herido por el egoísmo, por el inútil esfuerzo de querernos salir, siempre, con la nuestra. Ante ello Jesús nos habla de un corazón manso y humilde y nos dice que el descanso auténtico hunde sus raíces en la humildad, en no tener un corazón ambicioso, en como dice el Salmo 130 “acallo mis deseos, como un niño en brazos de su madre”.
    Cuántos cuando vuelven de las vacaciones vuelven agotados, cansados, agobiados. Me decían mis amigos: Siempre nos venimos del veraneo unos días antes para descansar del agotamiento del descanso del verano. ¿Qué ocurre? ¿Es una exageración?
    Uno no puede hacer nada, pero no descansa porque lo que nos agota es no encontrar la paz, el sosiego, el gozo. Alguien me decía que sus mejores días de descanso eran en el retiro que hacía de semana en el Centro de Espiritualidad ¿Qué ocurría en esos días? Que descansaba porque adquiría un corazón manso y humilde capaz de descansar en la paz.
    Jesús nos promete un descanso, pero no bebiendo del agua superficial que no suele ser buena y que tiene muchas impurezas. El nos promete descansar profundizando en un agua que salta hasta la vida eterna, en las profundidades del corazón donde la paz se hace inmensa como la alegría de ser amado, como no tener amor propio, egoísmo y vivir en el abandono del verdadero amor.
    No descansa nunca el que se aferra a su dinero, a la seguridad del último cheque, al poder de quien cree que tiene todo asegurado. Descansa quien ha conocido el Amor de Dios y es capaz de compartir y abrirse a su infinita misericordia. Descansa quien ama desde su pobreza y quiero conectar con las aguas profundas de la mansedumbre y humildad del Corazón.
    Se agota como el que sueña con aguas superficiales que enseguida se secan porque hunde la paz, el sosiego y el descanso, en el propio yo tan vulnerable a todo.
    Jesús nos propone como modelo de descanso su Corazón manso y humilde, tan sencillo y tan bueno que es nuestro auténtico descanso siempre, siempre.

    +Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres

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