«VENID A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁIS CANSADOS, Y YO OS ALIVIARÉ»
Mt. 11. 25-30
En aquel
momento tomó la palabra Jesús y dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y
de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se
las has revelado a los pequeños.
Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado
por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre
sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os
aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y
encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero
y mi carga ligera”.
Otras
Lecturas: Zacarías 9,9-10; Salmo 144; Romanos 8,9.11-13
LECTIO:
"Te doy gracias,
Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y
entendidos y las has revelado a la gente sencilla”. Dios ha desvelado su
secreto, pero los sabios sabihondos y los hinchados entendidos..., ni saben, ni
entienden. Sólo a todos los que en
el mundo han sido sencillos, sólo a ellos les ha querido revelar Dios sus
adentros, porque "así le ha parecido mejor"…
En el mundo actual cuantas veces escuchamos las expresiones
“que cansado, agobiado estoy” y se busca el descanso donde no se encuentra
realmente. Solo en Él se encuentra el auténtico descanso: "venid a mí
todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré... y encontraréis
vuestro descanso", y éstos, no suelen coincidir con aquellos a los que el
Padre "esconde" su secreto.
Sólo los sencillos en su corazón y en su vida, podían entender
las palabras de Jesús. Porque sólo ellos se sabían desbordados por tanto
cansancio y tanto agobio. Sin sentir vergüenza de su limitación, sin tener que
maquillarla y disfrazarla: eran pobres, sin poder, sin saber, sin tener. Los
que sabían y podían y tenían, ellos se pagaban a sí mismos...
Nosotros, dos mil años después, somos herederos y
continuadores del secreto de Dios, ese que quita cansancios, seca lágrimas,
desliga agobios, rompe cadenas, abre esperanzas, y todo lo llena de un buen
olor de Buena Nueva. Estos son sus gestos y su lenguaje. Quiera el Señor que los
sencillos de hoy, los pobres de nuestra tierra, puedan tener acceso al corazón
de Dios manso y humilde, espejado y regalado en el corazón de los cristianos,
para que como Jesús y con Jesús, también ellos den gracias al Padre.
MEDITATIO:
«Venid a mí todos los que estáis cansados
y agobiados, y yo os aliviaré» Esta invitación de Jesús se extiende hasta
nuestros días, para llegar a muchos hermanos y hermanas oprimidos por precarias
condiciones de vida, por situaciones existenciales difíciles y a veces privados
de válidos puntos de referencia. En los países más pobres, pero también en las
periferias de los países más ricos, se encuentran muchas personas cansadas y
agobiadas bajo el peso insoportable del abandono y la indiferencia. (Papa Francisco)
No es fácil para los cristianos vivir
según los principios y las virtudes inspiradas por Jesús. «No es fácil pero es posible basta con contemplar a Jesús sufriente y la humanidad
sufriente» y vivir «una vida escondida en Dios con Jesús». (Papa Francisco)
«Sólo contemplando la
humanidad sufriente de Jesús podemos hacernos mansos, humildes, tiernos como Él. No hay otro
camino». (Papa Francisco)
Para ser buenos cristianos, es necesario
contemplar siempre la humanidad de Jesús y la humanidad sufriente. «¿Para dar
testimonio? Contempla a Jesús. ¿Para perdonar? Contempla a Jesús sufriente.
¿Para no odiar al prójimo? Contempla a Jesús sufriente. ¿Para no murmurar
contra el prójimo? Contempla a Jesús sufriente. No hay otro camino». (Papa Francisco)
ORATIO:
“Venid
a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”
¿Quién no está lleno de trabajos y cargado
de miserias? ¿Te quejas de ello como
de un mal sin remedio? ¿Por qué? Porque no acudes a Cristo. ¿Cómo padecer tanto
teniendo tan a mano el remedio?
“…aprended
de mí que soy manso y humilde de corazón”
Con dulzura se educa, con dulzura se
enseña, con dulzura se inculca la virtud, se consigue la enmienda, se gobierna
bien, se hace todo lo bueno.
Si preferimos la acritud, la sequedad, la
impaciencia la brusquedad… ¿no será porqué nos resulta más cómodo, más fácil…,
porqué buscamos nuestra propia satisfacción más que el bien del prójimo?
CONTEMPLATIO:
«Te doy gracias, Padre, porque has escondido
estas cosas a los sabios y las has dado a conocer a los sencillos...»
También hoy el pueblo sencillo capta mejor
que nadie el Evangelio. No tienen problemas para sintonizar con Jesús. A ellos
se les revela el Padre mejor que a los “entendidos” en religión. Cuando oyen
hablar de Jesús, confían en él de manera casi espontánea.
“Aprended de mí que soy
manso y humilde de corazón y encontraréis descanso”. Hemos de aprender de Jesús
a vivir como él. Jesús…hace nuestra vida más clara y más sencilla, más humilde
y más sana... Nos invita a seguirlo por el mismo camino que él ha recorrido.
Por eso puede entender nuestras dificultades y nuestros esfuerzos, puede
perdonar nuestras torpezas y errores, animándonos siempre a levantarnos.
Hemos de centrar nuestros esfuerzos en
promover un contacto más vital con Jesús en tantos hombres y mujeres
necesitados de aliento, descanso y paz… Su modo de entender y de vivir la
religión (es)lo que conduce a no pocos, casi inevitablemente, a no conocer la
experiencia de confiar en Jesús… Jesús podría ser para ellos la gran noticia.
■… No éste o
aquél, sino todos los que tenéis preocupaciones, sentís tristeza o estáis en
pecado. Venid no porque yo os quiera pedir cuentas, sino para perdonaros
vuestros pecados. Venid no porque yo necesite vuestra gloria, sino porque
anhelo vuestra salvación. Porque yo -dice— os aliviaré. No dijo solamente: «os salvaré», sino lo que
es mucho más: «os pondré en seguridad absoluta». No os espantéis —parece decimos
el Señor- al oír hablar de yugo, pues es suave; no tengáis miedo de que os
hable de carga, pues es ligera. […] Porque
¿qué es lo que tu temes? —parece decirte el Señor? ¿Quedar rebajado por la
humildad? Mírame a mí, considera los ejemplos que yo os he dado y entonces
verás con evidencia la grandeza de esta virtud (Juan Crisóstomo)
Este texto de Mateo lo llamo siempre y lo he bautizado como el texto del descanso del Corazón. Sin embargo, son pocos los que aciertan a encontrar la sabiduría del Evangelio que nos lanza Jesús.
ResponderEliminarTodos nuestros agotamientos brotan del corazón herido por el egoísmo, por el inútil esfuerzo de querernos salir, siempre, con la nuestra. Ante ello Jesús nos habla de un corazón manso y humilde y nos dice que el descanso auténtico hunde sus raíces en la humildad, en no tener un corazón ambicioso, en como dice el Salmo 130 “acallo mis deseos, como un niño en brazos de su madre”.
Cuántos cuando vuelven de las vacaciones vuelven agotados, cansados, agobiados. Me decían mis amigos: Siempre nos venimos del veraneo unos días antes para descansar del agotamiento del descanso del verano. ¿Qué ocurre? ¿Es una exageración?
Uno no puede hacer nada, pero no descansa porque lo que nos agota es no encontrar la paz, el sosiego, el gozo. Alguien me decía que sus mejores días de descanso eran en el retiro que hacía de semana en el Centro de Espiritualidad ¿Qué ocurría en esos días? Que descansaba porque adquiría un corazón manso y humilde capaz de descansar en la paz.
Jesús nos promete un descanso, pero no bebiendo del agua superficial que no suele ser buena y que tiene muchas impurezas. El nos promete descansar profundizando en un agua que salta hasta la vida eterna, en las profundidades del corazón donde la paz se hace inmensa como la alegría de ser amado, como no tener amor propio, egoísmo y vivir en el abandono del verdadero amor.
No descansa nunca el que se aferra a su dinero, a la seguridad del último cheque, al poder de quien cree que tiene todo asegurado. Descansa quien ha conocido el Amor de Dios y es capaz de compartir y abrirse a su infinita misericordia. Descansa quien ama desde su pobreza y quiero conectar con las aguas profundas de la mansedumbre y humildad del Corazón.
Se agota como el que sueña con aguas superficiales que enseguida se secan porque hunde la paz, el sosiego y el descanso, en el propio yo tan vulnerable a todo.
Jesús nos propone como modelo de descanso su Corazón manso y humilde, tan sencillo y tan bueno que es nuestro auténtico descanso siempre, siempre.
+Francisco Cerro Chaves - Obispo de Coria-Cáceres