TIEMPO LITÚRGICO

TIEMPO LITÚRGICO

jueves, 26 de abril de 2012



PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN


De la segunda Carta de San Pablo a Timoteo: «Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David. Es palabra digna de crédito: Si morimos con él, también viviremos con él; si perseveramos, también reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo» (2 Tim 2,8.11-13).
Orar con la Iglesia

Oremos a Dios Padre, autor de la vida, que resucitó a su Hijo Jesucristo de entre los muertos.
-Por la Iglesia: para que, renovándose sin cesar, pueda anunciar al mundo la vida nueva en Cristo resucitado.
-Por los bautizados: para que, despojados del hombre viejo y revestidos del hombre nuevo a imagen de Cristo, aviven la gracia recibida en el bautismo.
-Por cuantos sufren: para que el Señor Jesús encienda en ellos la esperanza de la liberación de todo mal.
-Por todos los cristianos: para que muramos con Cristo y, resucitados, vivamos con él, a quien permanezcamos siempre fieles.

Oración

 Protege, Padre, a tu Iglesia con amor paternal, para que, renovada en los sacramentos pascuales, llegue a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

domingo, 22 de abril de 2012

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 22 DE ABRIL, 3º DE PASCUA

UN MENSAJE PARA TODAS LAS NACIONES

Lucas 24.35-48   Entonces ellos contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús al partir el pan.
   Todavía estaban hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo: –Paz a vosotros.
Ellos, sobresaltados y muy asustados, pensaron que estaban viendo un espíritu.
   Pero Jesús les dijo: –¿Por qué estáis tan asustados y por qué tenéis esas dudas en vuestro corazón?
   Ved mis manos y mis pies: ¡soy yo mismo! Tocadme y mirad: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
   Al decirles esto, les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó: –¿Tenéis aquí algo de comer?
   Le dieron un trozo de pescado asado, y él lo tomó y lo comió en su presencia.
   Luego les dijo: –A esto me refería cuando, estando aún con vosotros, os anuncié que todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos, tenía que cumplirse.
   Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: –Está escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día; y que en su nombre, y comenzando desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados. Vosotros sois testigos de estas cosas.
Otras lecturas: Hechos 3.13-15, 17-19; Salmo 4; 1 Juan 2.1-5
LECTIO:
   Esta lectura retoma la historia que había dejado interrumpida antes, y lo hace situando el relato inmediatamente después de que volvieran a Jerusalén los dos discípulos que se encontraron con Jesús camino de Emaús. Mientras los dos discípulos van desgranando su historia, Jesús se aparece delante de ellos.
   Sobresaltados, ni saben qué pensar. ¿Es de verdad Jesús o se trata de un fantasma?
   Jesús es paciente con ellos. Primero les dice que le miren las manos y los pies, suponemos que para que vean sus heridas. Luego les pide que le toquen para que se convenzan de que es real, no un espíritu.
   Se llenan de gozo y de asombro. Da la impresión de que quieren creer, pero que todo aquello les resulta demasiado hermoso para ser verdad. Todavía abrigan sus dudas. Así que Jesús come un trozo de pescado delante de ellos.
   Entonces Jesús hace lo que todos querríamos que hiciera con nosotros: les conduce por la Escritura y, versículo a versículo, les ayuda a reconocer los pasajes donde se habla de él y de su vida.
   Para Jesús, su resurrección no era más que una parte de la permanente relación de Dios con su pueblo. Era también una línea divisoria en la historia humana. Demuestra a quienes habrían de creer que pueden fiarse para siempre de lo que dice sobre la vida y la fe (Hebreos 7.25). La resurrección de Jesús es la culminación de la historia divina de la salvación.
MEDITATIO:
¿Cómo intenta Jesús ayudar a sus discípulos para que crean que en verdad ha resucitado de entre los muertos? Jesús es muy práctico en su manera de mostrarles que es real.
¿Qué te ayuda a ti a creer en Jesús? ¿Qué consolida tu fe en que está vivo, en medio de nosotros? Pregúntales a tus amigos cristianos qué piensan al respecto.
Jesús describe a los discípulos como ‘testigos de estas cosas’ (versículo 48). Ellos eran testigos oculares. En la actualidad, ¿de qué manera se nos puede considerar a nosotros ‘testigos’?
ORATIO:
   Casi resulta demasiado maravilloso para que sea verdad el que la muerte de Jesús en la cruz y su resurrección nos otorgan el perdón y la vida eterna. ¡Pero es cierto!
   Dedica algún tiempo a alabar a Dios por el portento del plan salvífico de Dios. Pídele que disipe cualquier duda que tengas.
   El Salmo 4 habla de alegría (verso 7), pero la alegría se nos escapa de las  manos a medida que crecen las dificultades. ¿Puedes acordarte de algún periodo de alegría o paz espirituales en medio de las zozobras de la vida?           Pídele a Dios que te lo haga recordar a ti y a otros que en estos momentos necesiten esperanza.
CONTEMPLATIO:
   En Hechos 3.13-19 oímos cómo Pedro les explica a los judíos con toda exactitud lo que había sucedido y por qué había muerto Jesús. Les insta a que se arrepientan y crean. Juan repite este mismo mensaje en 1 Juan 2.1-5. Sólo por medio de Cristo se nos pueden perdonar los pecados. Jesús aparece como mediador nuestro y como el que carga con nuestros pecados. ¿No es maravilloso saber que Jesús intercede por nosotros ante el Padre?

"De los escritos del Siervo de Dios
   D. Luis de Trelles y Noguerol”
     No hay para nosotros una cosa más dulce, más tierna, más expresiva y más amiga que la lámpara sacramental que resplandece en la callada noche en frente del Sagrario. La lucecita acompaña a su Dios, que yace allí sólo y olvidado, y custodia desde allí las almas que el Señor redimió…
     Es la lámpara compuesta de vaso y luz; alma y cuerpo, como si dijéramos, espíritu y materia. Toda luz viene del Verbo, porque el Verbo es la luz verdadera que alumbra a todo hombre que viene a este mundo.
     …testigo que avisa al pasajero de Su presencia real en el Tabernáculo.
     El hombre de mundo duerme tranquilo en su lecho, mientras el Señor amantísimo queda sólo en medio de la oscuridad, y continua, sin embargo, ofreciendo a su Eterno Padre su sacrificio perenne…
¡Si hubiese un adorador nocturno! ¡Si hubiese una persona, una sola que guardase la presencia de Jesús!
     Queridos lectores: procurad que se haga, que se establezca en todas partes la nocturna adoración...
     El adorador, si se apagase la luz del Tabernáculo, la encendería y la proveería de aceite; y, cerca de la luz, habría otra luz mejor que la natural: la luz de la fe del adorador, que acompañaría a nuestro Dios durante la vigilia.

   Acompañar al Señor, tomar parte en sus cuidados, adorarle cuando está sólo, aplicar su Pasión a las necesidades de la Iglesia, pedir la tranquilidad pública y el alivio de los males privados, y la conversión de los pecadores, y la perseverancia de los justos, y la confirmación de los débiles, y la mejora de los tibios, y la frecuencia de los Sacramentos, y la libertad de las almas del Purgatorio, y la salvación de los enemigos, y la paciencia de los que sufren, y la humillación de los soberbios, y la conversión del mundo, es la gran tarea de los adoradores nocturnos de Jesús Sacramentado, y la mejor ocupación de los fieles cristianos…
“La Lámpara del Santuario” Tomo VII– Pág. 1 – Año 1876



domingo, 15 de abril de 2012


DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA
     Durante los años treinta, cuando comenzaba a gestarse la segunda guerra mundial, nuestro Señor Jesucristo entregó a la humanidad, a través de Santa María Faustina Kowalska, una serie de mensajes. Estos mensajes, cargados de esperanza y premura, nos indican que debemos dirigir nuestra mirada hacia Él, reconociendo y valorando el sacrificio que hizo por nosotros.
     Lamentablemente en estos días pareciera que los hombres, en un sentido genérico, han olvidado el objetivo final de la vida, el ser dignos de alcanzar la Gracia de Dios. Esta perdida de rumbo genera un vacío imposible de llenar. Algunos intentan revertir lo anterior por medio de posesiones materiales. Otros, consideran que esta necesidad de "algo" puede ser cubierta disfrutando de la vida al máximo, justificando conductas que los alejan aún más del propósito antes mencionado. Será tarea de cada uno el identificar cual es su objetivo.
     Los mensajes mencionados se refieren a la Misericordia infinita que siente Nuestro Señor Jesucristo, por cada uno de nosotros. Él reconoce nuestra miseria, se compadece de nuestras vidas llenas de cansancio, tristeza, errores y vacíos. Él nos tiende una mano ofreciéndonos su ayuda y el perdón de nuestras faltas.
     Estos relatos en sí nos demuestran la Misericordia del Señor, ya que es Él quién nos busca, nos tiende una mano, nos alienta y nos ofrece su perdón. No podemos desperdiciar esta maravillosa invitación.
     Todos tenemos la certeza que algún día moriremos, que nuestra vida terrenal llegará a su fin. Esta verdad nos causa incertidumbre o inclusive miedo. Aunque pretendamos alargar nuestras vidas, de todos modos cuando Dios así lo disponga, moriremos. En vista de esta realidad imposible de cambiar, nuestro Señor Jesucristo nos dice que siempre debemos estar preparados. Precisamente la devoción a la Divina Misericordia, así como lo menciona Jesús, es nuestra última oportunidad para prepararnos antes de la justa justicia de nuestro Padre.

     La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el 5 de mayo del 2000 un decreto en el que se establece, por indicación de Juan Pablo II, la fiesta de la Divina Misericordia, que tendrá lugar el segundo domingo de Pascua. La denominación oficial de este día litúrgico será “segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia.
     Ya el Papa lo había anunciado durante la canonización de Sor Faustina Kowalska, el 30 de abril de 2000: “En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al género humano en los años venideros”. El Papa le dedicó una de sus encíclicas a la Divina Misericordia (“DIVES IN MISERICORDIA”).
     
DECRETO
Se concede la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) al fiel que, en el domingo segundo de Pascua, llamado de la Misericordia divina, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participe en actos de piedad realizados en honor de la Misericordia divina, o al menos, rece en presencia del santísimo sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, "Jesús misericordioso, confío en ti").
     Además, los navegantes, que cumplen su deber en la inmensa extensión del mar; los innumerables hermanos a quienes los desastres de la guerra, las vicisitudes políticas, la inclemencia de los lugares y otras causas parecidas han alejado de su patria; los enfermos y quienes les asisten, y todos los que por justa causa no pueden abandonar su casa o desempeñan una actividad impostergable en beneficio de la comunidad, podrán conseguir la indulgencia plenaria en el domingo de la Misericordia divina si con total rechazo de cualquier pecado, como se ha dicho antes, y con la intención de cumplir, en cuanto sea posible, las tres condiciones habituales, rezan, frente a una piadosa imagen de nuestro Señor Jesús misericordioso, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, "Jesús misericordioso, confío en ti").
Si ni siquiera eso se pudiera hacer, en ese mismo día podrán obtener la indulgencia plenaria los que se unan con la intención a los que realizan del modo ordinario la obra prescrita para la indulgencia y ofrecen a Dios misericordioso una oración y a la vez los sufrimientos de su enfermedad y las molestias de su vida, teniendo también ellos el propósito de cumplir, en cuanto les sea posible, las tres condiciones prescritas.
Se concede la indulgencia parcial al fiel que, al menos con corazón contrito, eleve al Señor Jesús misericordioso una de las invocaciones piadosas legítimamente aprobadas.

     Los sacerdotes que desempeñan el ministerio pastoral, sobre todo los párrocos, informen oportunamente a sus fieles acerca de esta saludable disposición de la Iglesia, préstense con espíritu pronto y generoso a escuchar sus confesiones, y en el domingo de la Misericordia divina, después de la celebración de la santa misa o de las vísperas, o durante un acto de piedad en honor de la Misericordia divina, dirijan, con la dignidad propia del rito, el rezo de las oraciones antes indicadas; por último, dado que son "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia" (Mt 5, 7), al impartir la catequesis impulsen a los fieles a hacer con la mayor frecuencia posible obras de caridad o de misericordia, siguiendo el ejemplo y el mandato de Jesucristo, como se indica en la segunda concesión general del "Enchiridion Indulgentiarum".
     Este decreto tiene vigor perpetuo.
Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría apostólica, el 29 de junio de 2002, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles.

sábado, 14 de abril de 2012

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 15 DE ABRIL, 2º DE PASCUA Y DE LA DIVINA MISERICORDIA

CRISTO RESUCITADO

Juan 20.19-31 Al llegar la noche de aquel mismo día, primero de la semana, los discípulos estaban reunidos y tenían las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús entró y, poniéndose en medio de los discípulos, los saludó diciendo:
¡Paz a vosotros! Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver al Señor.
Luego Jesús dijo de nuevo:
–¡Paz a vosotros! Como el Padre me envió a mí, también yo os envío a vosotros.
Dicho esto, sopló sobre ellos y añadió:
–Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedarán perdonados; y a quienes no se los perdonéis, les quedarán sin perdonar. Tomás, uno de los doce discípulos, al que llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Después le dijeron los otros discípulos:
–Hemos visto al Señor.
Tomás les contestó:
–Si no veo en sus manos las heridas de los clavos, y si no meto mi dedo en ellas y mi mano en su costado, no lo creeré. Ocho días después se hallaban los discípulos reunidos de nuevo en una casa, y esta vez también estaba Tomás. Tenían las puertas cerradas, pero Jesús entró, y poniéndose en medio de ellos los saludó diciendo:
–¡Paz a vosotros!
Luego dijo a Tomás:
–Mete aquí tu dedo y mira mis manos, y trae tu mano y métela en mi costado. ¡No seas incrédulo, sino cree! Tomás exclamó entonces:
–¡Mi Señor y mi Dios!
Jesús le dijo:
–¿Crees porque me has visto? ¡Dichosos los que creen sin haber visto!
Jesús hizo otras muchas señales milagrosas delante de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en él.

Otras lecturas: Hechos 4.32-35; Salmo 117; 1 Juan 5.1-6

LECTIO:
   Juan nos ofrece una descripción del aspecto del Cristo resucitado ante sus discípulos.
Muchos relatos semejantes circularon entre los cristianos que vivían en Jerusalén en los primeros días tras su muerte, en torno al año 30 d.C. Los autores de los Evangelios usaron más tarde estos mismos relatos en su enseñanza.
   Juan nos traslada a la reunión que los discípulos tienen un domingo por la noche. De repente, Jesús aparece en medio de ellos. Los discípulos se llenan de alegría. Jesús los envía a difundir el Evangelio y les dice que van a recibir el Espíritu Santo.
   Por desgracia, Tomás, uno de los ‘doce’, no estaba allí para poder compartir la misma experiencia. Cuando los otros le dicen que han visto vivo al Señor Jesús, no los cree. Por el contrario, declara con toda brusquedad que sólo creerá si puede ver las heridas de los clavos en las manos de Jesús y meter la mano en su costado.
   La comunidad vuelve a reunirse al domingo siguiente. Esta vez, Tomás está con ellos. El Señor se aparece y los saluda. Sorprendentemente, Jesús invita a Tomás a que compruebe sus heridas metiendo los dedos en los agujeros de las manos y su propia mano en el costado. ¿Llegó a hacerlo Tomás? No lo sabemos. Parece que le bastó con ver a Jesús. Así que también él declara que es su Señor y su Dios. Tomás pronunció una confesión de fe porque vio a Cristo resucitado. Jesús admite a quienes más tarde se acercarán y creerán en él a pesar de no verle físicamente.
MEDITATIO:
¿Cuál es la diferencia entre la comunidad eclesial recién fundada descrita arriba y aquella a la que perteneces tú?
¿Está presente en tu comunidad cristiana Jesús resucitado?
¿Qué significa para ti que Jesús esté vivo después de su muerte en la cruz? ¿Puedes unirte a Tomás y decir ‘Señor mío y Dios mío’?
Según la versión de Juan, las primeras palabras que dirige Jesús a los discípulos cuando se les aparece son ‘¡Paz a vosotros!’. Considera lo que esto significa. Puede que éstas también sean las palabras que tú necesitas oírle decir.
ORATIO:
   Utiliza el Salmo 117 y escoge algunos versos como acción de gracias a tu Padre del cielo por la resurrección de Jesús y por la esperanza eterna que nos ofrece. Da las gracias también por la presencia de Jesús en el seno de nuestras comunidades.
CONTEMPLATIO:
   Los dos textos del Nuevo Testamento de este día conducen nuestra contemplación a una profundidad mayor. Hechos 4.32-35 explica cómo dan testimonio los apóstoles respecto a la resurrección de Jesucristo. En 1 Juan 5.1-6, Juan, ya anciano, reflexiona sobre las consecuencias que tiene aceptar la resurrección de Jesús. Tiene que conducirnos a amar a nuestro prójimo y estar dispuestos a compartirlo todo con los necesitados.

PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

Pensamiento bíblico
Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad. Sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre; como un niño saciado así está mi alma dentro de mí. Espere Israel en el Señor ahora y por siempre (Salmo 130).



Orar con la Iglesia
Glorifiquemos a Cristo, vencedor del pecado y de la muerte, del odio y de egoísmo, y que nos manda amarnos como Él nos ha amado.
-Oh Cristo, que en tu resurrección destruiste el poder del pecado y de la muerte, haz que nosotros venzamos los pecados de la vida diaria.
-Tú que alejaste de nosotros la muerte y nos has dado nueva vida, concédenos caminar alegres y gozosos por la senda de tu vida nueva.
-Tú que hiciste pasar a la humanidad de muerte a vida, haz que trasmitamos a cuantos se relacionen con nosotros la paz y felicidad que nos has dado.
-Tú que alegraste a tu Madre y a tus discípulos con tus apariciones, llénanos de tanto gozo, que redunde en bien de los demás.
Oración
Te pedimos, Señor Jesucristo, que tu Espíritu haga florecer en nuestras vidas las Bienaventuranzas. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
* * *

martes, 10 de abril de 2012

PARA TENER EL ESPÍRITU DE ORACIÓN Y DEVOCIÓN

De la predicación de San Pablo a los judíos: «Los habitantes de Jerusalén y sus autoridades no reconocieron a Jesús ni entendieron las palabras de los profetas que se leen los sábados, pero las cumplieron al condenarlo. Y aunque no encontraron nada que mereciera la muerte, le pidieron a Pilato que lo mandara ejecutar. Y cuando cumplieron todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del madero y lo enterraron. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos. Durante muchos días, se apareció a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, y ellos son ahora sus testigos ante el pueblo» (Hch 13,27-31).




Orar con la Iglesia
Oremos a Cristo, autor y señor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos, y que por su poder nos resucitará a nosotros.
-Cristo, luz que brilla en las tinieblas, rey de la vida y salvador de los que han muerto, concédenos vivir siempre en tu alabanza.
-Señor Jesús, que anduviste por los caminos de la pasión y de la cruz, concédenos que, unidos a ti en el dolor y en la muerte, resucitemos también contigo.
-Hijo del Padre, tú que has hecho de nosotros un pueblo de reyes y sacerdotes, enséñanos a ofrecer con alegría nuestro sacrificio de alabanza.
-Rey de la gloria, esperamos anhelantes el día de tu manifestación gloriosa, para poder contemplar tu rostro y ser semejantes a ti.
Oración
 Señor Jesucristo, que, vencedor de la muerte, nos has abierto las puertas de la vida, concédenos ser renovados por tu Espíritu, para vivir en el reino de la luz y de la vida. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

INSTRUCCIÓN ”REDEMPTIONIS SACRAMENTUM”

3. LAS OTRAS PARTES DE LA MISA

Es un derecho de la comunidad de fieles que, sobre todo en la celebración dominical, haya una música sacra adecuada e idónea, según costumbre, y siempre el altar, los paramentos y los paños sagrados, según las normas, resplandezcan por su dignidad, nobleza y limpieza.
Igualmente, todos los fieles tienen derecho a que la celebración de la Eucaristía sea preparada diligentemente en todas sus partes, para que en ella sea proclamada y explicada con dignidad y eficacia la palabra de Dios; la facultad de seleccionar los textos litúrgicos y los ritos debe ser ejercida con cuidado, según las normas, y las letras de los cantos de la celebración Litúrgica custodien y alimenten debidamente la fe de los fieles.
Cese la práctica reprobable de que sacerdotes, o diáconos, o bien fieles laicos, cambian y varían a su propio arbitrio, aquí o allí, los textos de la sagrada Liturgia que ellos pronuncian. Cuando hacen esto, convierten en inestable la celebración de la sagrada Liturgia y no raramente adulteran el sentido auténtico de la Liturgia.
En la celebración de la Misa, la liturgia de la palabra y la liturgia eucarística están íntimamente unidas entre sí y forman ambas un sólo y el mismo acto de culto. Por lo tanto, no es lícito separar una de otra, ni celebrarlas en lugares y tiempos diversos.  Tampoco está permitido realizar cada parte de la sagrada Misa en momentos diversos, aunque sea el mismo día.
Para elegir las lecturas bíblicas, que se deben proclamar en la celebración de la Misa, se deben seguir las normas que se encuentran en los libros litúrgicos, a fin de que verdaderamente «la mesa de la Palabra de Dios se prepare con más abundancia para los fieles y se abran a ellos los tesoros bíblicos». No está permitido omitir o sustituir, arbitrariamente, las lecturas bíblicas prescritas ni, sobre todo, cambiar «las lecturas y el salmo responsorial, que contienen la Palabra de Dios, con otros textos no bíblicos».
La lectura evangélica, que «constituye el momento culminante de la liturgia de la palabra», en las celebraciones de la sagrada Liturgia se reserva al ministro ordenado, conforme a la tradición de la Iglesia. Por eso no está permitido a un laico, aunque sea religioso, proclamar la lectura evangélica en la celebración de la santa Misa; ni tampoco en otros casos, en los cuales no sea explícitamente permitido por las normas. La homilía, que se hace en el curso de la celebración de la santa Misa y es parte de la misma Liturgia, «la hará, normalmente, el mismo sacerdote celebrante, o él se la encomendará a un sacerdote concelebrante, o a veces, según las circunstancias, también al diácono, pero nunca a un laico. En casos particulares y por justa causa, también puede hacer la homilía un obispo o un presbítero que está presente en la celebración, aunque sin poder concelebrar». Se recuerda que debe tenerse por abrogada, según lo prescrito en el canon 767 § 1, cualquier norma precedente que admitiera a los fieles no ordenados para poder hacer la homilía en la celebración eucarística. Se reprueba esta concesión, sin que se pueda admitir ninguna fuerza de la costumbre.
La prohibición de admitir a los laicos para predicar, dentro de la celebración de la Misa, también es válida para los alumnos de seminarios, los estudiantes de teología, para los que han recibido la tarea de «asistentes pastorales» y para cualquier otro tipo de grupo, hermandad, comunidad o asociación, de laicos.
Sobre todo, se debe cuidar que la homilía se fundamente estrictamente en los misterios de la salvación, exponiendo a lo largo del año litúrgico, desde los textos de las lecturas bíblicas y los textos litúrgicos, los misterios de la fe y las normas de la vida cristiana, y ofreciendo un comentario de los textos del Ordinario y del Propio de la Misa, o de los otros ritos de la Iglesia. Es claro que todas las interpretaciones de la sagrada Escritura deben conducir a Cristo, como eje central de la economía de la salvación, pero esto se debe realizar examinándola desde el contexto preciso de la celebración litúrgica. Al hacer la homilía, procúrese iluminar desde Cristo los acontecimientos de la vida. Hágase esto, sin embargo, de tal modo que no se vacíe el sentido auténtico y genuino de la palabra de Dios, por ejemplo, tratando sólo de política o de temas profanos, o tomando como fuente ideas que provienen de movimientos pseudo-religiosos de nuestra época.
El Obispo diocesano vigile con atención la homilía, difundiendo, entre los ministros sagrados, incluso normas, orientaciones y ayudas, y promoviendo a este fin reuniones y otras iniciativas; de esta manera tendrán ocasión frecuente de reflexionar con mayor atención sobre el carácter de la homilía y encontrarán también una ayuda para su preparación.
En la santa Misa y en otras celebraciones de la sagrada Liturgia no se admita un «Credo» o Profesión de fe que no se encuentre en los libros litúrgicos debidamente aprobados.
Las ofrendas que suelen presentar los fieles en la santa Misa, para la Liturgia eucarística, no se reducen necesariamente al pan y al vino para celebrar la Eucaristía, sino que también pueden comprender otros dones, que son ofrecidos por los fieles en forma de dinero o bien de otra manera útil para la caridad hacia los pobres. Sin embargo, los dones exteriores deben ser siempre expresión visible del verdadero don que el Señor espera de nosotros: un corazón contrito y el amor a Dios y al prójimo, por el cual nos configuramos con el sacrificio de Cristo, que se entregó a sí mismo por nosotros. Pues en la Eucaristía resplandece, sobre todo, el misterio de la caridad que Jesucristo reveló en la Última Cena, lavando los pies de los discípulos. Con todo, para proteger la dignidad de la sagrada Liturgia, conviene que las ofrendas exteriores sean presentadas de forma apta. Por lo tanto, el dinero, así como otras ofrendas para los pobres, se pondrán en un lugar oportuno, pero fuera de la mesa eucarística. Salvo el dinero y, cuando sea el caso, una pequeña parte de los otros dones ofrecidos, por razón del signo, es preferible que estas ofrendas sean presentadas fuera de la celebración de la Misa.
Consérvese la costumbre del Rito romano, de dar la paz un poco antes de distribuir la sagrada Comunión, como está establecido en el Ordinario de la Misa. Además, conforme a la tradición del Rito romano, esta práctica no tiene un sentido de reconciliación ni de perdón de los pecados, sino que más bien significa la paz, la comunión y la caridad, antes de recibir la santísima Eucaristía. En cambio, el sentido de reconciliación entre los hermanos se manifiesta claramente en el acto penitencial que se realiza al inicio de la Misa, sobre todo en la primera de sus formas.
Conviene «que cada uno dé la paz, sobriamente, sólo a los más cercanos a él». «El sacerdote puede dar la paz a los ministros, permaneciendo siempre dentro del presbiterio, para no alterar la celebración. Hágase del mismo modo si, por una causa razonable, desea dar la paz a algunos fieles». «En cuanto al signo para darse la paz, establezca el modo la Conferencia de Obispos», con el reconocimiento de la Sede Apostólica, «según la idiosincrasia y las costumbres de los pueblos».
En la celebración de la santa Misa, la fracción del pan eucarístico la realiza solamente el sacerdote celebrante, ayudado, si es el caso, por el diácono o por un concelebrante, pero no por un laico; se comienza después de dar la paz, mientras se dice el «Cordero de Dios». El gesto de la fracción del pan, «realizada por Cristo en la Última Cena, que en el tiempo apostólico dio nombre a toda la acción eucarística, significa que los fieles, siendo muchos, forman un solo cuerpo por la comunión de un solo pan de vida, que es Cristo muerto y resucitado para la salvación del mundo (1 Cor 10, 17)». Por esto, se debe realizar el rito con gran respeto. Sin embargo, debe ser breve. El abuso, extendido en algunos lugares, de prolongar sin necesidad este rito, incluso con la ayuda de laicos, contrariamente a las normas, o de atribuirle una importancia exagerada, debe ser corregido con gran urgencia. Si se diera la necesidad de que instrucciones o testimonios sobre la vida cristiana sean expuestos por un laico a los fieles congregados en la iglesia, siempre es preferible que esto se haga fuera de la celebración de la Misa. Por causa grave, sin embargo, está permitido dar este tipo de instrucciones o testimonios, después de que el sacerdote pronuncie la oración después de la Comunión. Pero esto no puede hacerse una costumbre. Además, estas instrucciones y testimonios de ninguna manera pueden tener un sentido que pueda ser confundido con la homilía, ni se permite que por ello se suprima totalmente la homilía.



sábado, 7 de abril de 2012

LECTIO DIVINA PARA EL DOMINGO 8 DE ABRIL, PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

Juan 20.1-9  El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio quitada la piedra que tapaba la entrada. Corrió entonces a donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, aquel a quien Jesús quería mucho, y les dijo:
–¡Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto!
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Los dos iban corriendo juntos, pero el otro corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó a mirar y vio allí las vendas, pero no entró. Detrás de él llegó Simón Pedro, que entró en el sepulcro. Él también vio allí las vendas, y vio además que la tela que había servido para envolver la cabeza de Jesús no estaba junto a las vendas, sino enrollada y puesta aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, y vio lo que había pasado y creyó. Y es que todavía no habían entendido lo que dice la Escritura, que él tenía que resucitar.

Otras lecturas: Hechos de los Apóstoles 10.34, 37-43; Salmo 117; Colosenses 3.1-4

LECTIO:
   Esta narración capta inmediatamente la atención: ha desaparecido el cuerpo de Jesús. Es María Magdalena quien hace el descubrimiento. Puedes leer su encuentro con Jesús en los versículos que siguen a la lectura de hoy.
El pasaje centra principalmente su atención en dos discípulos: Pedro, y otro, al que la tradición identifica con el apóstol Juan.
   El narrador nos cuenta que Juan cree tan pronto como ve las vendas por el suelo y la tela que cubría la cabeza de Jesús en el sepulcro. ¿Qué hace que Juan crea que Jesús está vivo? Algunos autores opinan que la manera particular en que estaba doblada la tela, ‘al estilo de Jesús,’ fue algo que reconoció Juan. Quien hubiera hecho aquello no estaba muerto, sino vivo. Sin duda, tenía que ser Jesús. Este fue el primer encuentro de Juan con el Cristo resucitado.
   ¿Compartió Juan esta convicción con Pedro? No sabemos. Todo lo que se nos dice es que los discípulos todavía no entendían las Escrituras que decían que él tenía que resucitar de entre los muertos. Pero esta situación cambiaría bien pronto.
María Magdalena, Pedro, Juan y los demás discípulos se encuentran cara a cara con Cristo en los versículos que siguen en el relato de Juan para este día.
   Los relatos de estos discípulos, testigos presenciales, son fundamentales para la fe de los cristianos. Sabían que Jesús había muerto en la cruz, sabían con exactitud dónde estaba enterrado, y cada uno de ellos se encontró con Cristo resucitado.
   Estos encuentros con Jesús resucitado confirmaron su fe en la verdad de las Escrituras: porque sabían que lo que se había dicho y profetizado era la palabra verdadera de Dios.
MEDITATIO:
Imagina los pensamientos y las emociones que debió de sentir María Magdalena cuando descubrió la tumba vacía.
Considera todo lo que significa que Jesús resucitara de entre los muertos. ¿Por qué es esencial para la fe cristiana?
¿Cómo le explicarías a un amigo el significado de los acontecimientos de Pascua?
ORATIO:
   A lo largo de la semana que hoy comienza, ora con versos del Salmo 118. Verso 24: ‘Este es el día en que el Señor ha actuado: ¡estemos hoy contentos y felices! Verso 22: ‘La piedra que los constructores despreciaron se ha convertido en la piedra principal’. Verso 1: ‘Dad gracias al Señor, porque él es bueno, porque su amor es eterno’. Espera que el Señor te diga algo más a ti y aprovecha la oportunidad para darle gracias con tus propias palabras.
CONTEMPLATIO:
   La primera lectura de este día, Hechos de los Apóstoles 10.34, 37-43, continúa con el tema de ser testigos. Con toda audacia, Pedro proclama ahora que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. Predica el Evangelio para que al pueblo se le perdonen los pecados mediante la fe en Jesús. En Colosenses 3.1-4 leemos cómo en Cristo hemos experimentado nuestra propia ‘resurrección’ a una nueva vida espiritual. Por lo tanto, debemos vivir a la luz de los valores eternos y no movidos por los efímeros afanes temporales.

lunes, 2 de abril de 2012

ADORACIÓN NOCTURNA ESPAÑOLA
IGLESIA DE SAN JOSÉ
Cádiz  Extramuros

AVISO PARA ADORADORAS/ES DEL TURNO NÚM. 5 DE MARÍA AUXILIADORA Y SAN JOSÉ
Querido hermano/a en Xtº Eucaristía:

     Con cierta precipitación me pongo en contacto contigo al objeto de hacerte partícipe, cuanto antes, de dos Vigilias extraordinarias que durante este mes de Abril vamos a celebrar y queremos que estés junto a nosotros.

      Esta Semana Santa de 2012, el Consejo Parroquial, nos ha encargado la participación/preparación del segundo  turno de ORACIÓN ANTE EL SANTÍSIMO  que tendrá lugar D.m. el próximo Jueves Santo (5 de Abril) en la Iglesia de San José y en horario de 22,00h a 24, 00 horas.  Os transcribo también todo el horario de la Vigilia  por si alguno está interesado en participar en algún otro, así como unas mínimas normas para el correcto funcionamiento de la misma y de respeto hacia los demás.


       Hora Santa                                21,00 – 22,00                      P. José Díaz (Vicario parroquial)
       2º Turno                                    22,00 – 24,00                      Francisco de la Torre
       3º Turno                                    24,00 – 03,00                      Mª del Carmen Estévez y Chantal
       4º Turno                                    03,00 – 07,00                      Carlos Vizcaíno
       5º Turno                                    07,00 – 10,00                      Bruno
·                La persona que esté interesada en orar en algunos de los Turnos, se lo indicará al responsable, para que éste sepa con las personas que cuenta para su Turno.
·                El Templo cerrará su puerta principal a las 22,00h.
·                10 minutos antes del comienzo de cada turno nos concentraremos en los jardines parroquiales (puerta sacristía).
·                Pedimos puntualidad, para comenzar el turno con todos los participantes, ya que la puerta de la Sacristía se cerrará cinco minutos después del comienzo de cada Turno.
·                El Templo volverá a abrir su puerta principal a las 10,30 de la mañana.

Recuerda que Jesús Sacramentado te espera

     El próximo día 28 de Abril el Consejo de Zona de la Adoración Nocturna nos convoca a la 1ª Vigilia Mariana, que se celebrará en la Basílica de Ntrª Señora del Rocío de la localidad de Almonte (Huelva).
     Con estas entusiastas palabras nuestro delegado de Zona  nos invita a la misma:
  Se pondrá por nuestra parte la mayor de nuestras ilusiones y esfuerzos, esperando que no solo sea la primera, sino el principio de una peregrinación anual para visitar a nuestra Santa Madre y adorar a Su Santo Hijo Eucaristía, empresa que con la colaboración de todos vosotros se podrá lograr, pues como sabemos, el empuje del Señor ya lo tenemos”.
     Sirva ésta como convocatoria, al objeto de poder establecer anticipadamente con cuantos adoradores/as de nuestro Turno podemos contar para la reserva de plazas en el autobús que se pretende contratar para el desplazamiento, siendo los gastos del mismo sufragados por cada participante.
    En una primera valoración podemos considerar que el precio por persona (ida y vuelta) oscilará entre los 15€/20€, quedando incluido en el mismo los gastos de colaboración/sufragio de los generados en su preparación (carteles y folletos, manuales para la Vigilia, adorno floral, Coral, y otros imprevistos) y que hasta el momento recae todo el coste en la Sección de Huelva y más concretamente sobre su Presidente.
    Sin más paso a señalarte el horario que con carácter general se ha establecido:

VIGILIA  MARIANA CONJUNTA de los CONSEJOS DIOCESANOS de ANDALUCÍA  a JESÚS SACRAMENTADO implorando por  la PAZ en el Mundo. (Organiza la Zona de Andalucía Occidental de la Adoración Nocturna Española y La Hermandad Matriz de Almonte).
Días 28 y 29 de abril de 2012.
PROGRAMA DE ACTOS:
Día 28 de abril:
17,00.-  Salida desde Cádiz (recogida de otros Turnos y Secciones)
     A tal efecto y para evitar traslados innecesarios se han establecido las siguientes paradas: teniendo presente que el horario de salida será el día señalado  a las 17,00h desde la Plaza de la Hispanidad (antigua estación de autobuses) – Sindicatos – San Felipe – Residencia.
20,30.- Procesión de Banderas desde……………………………..hacia el Santuario y ofrenda floral a la Virgen, Nuestra Señora del Rocío. Rezo de Vísperas.
21,45.-  Tiempo libre, ágape en locales del lugar a cuenta de cada uno.
22,45.-  Rezo del Santo Rosario, con Velas, en torno al Santuario.
23,30.- Celebración  concelebrada de la Eucaristía, presidida por…  La Colecta se podría destinar a las necesidades de  Cáritas Diocesana.
00,30.-  Inicio de la Vigilia, Turnos de una hora (entre horas se habilitará un espacio para descansar, podrán llevarse sacos de dormir).
Día 29 de abril:
06,30.- Procesión Eucarística con S.D.M. para Bendición de las Marismas.
08,00.- Rezo de Laudes; Oración final; Saludos a Nuestra Señora.
09,30.- Desayuno, Recogida y Despedida.